Chicago, Il. - Joaquín Guzmán Loera, (a) El Chapo, puso a prueba a los gobiernos y a sus más importantes agencias de espionaje y sistemas de seguridad así como a sus cuerpos policiales, mismos que cuentan con el equipo más avanzado en localización física y seguimiento geográfico de objetivos concretos.
No es descabellado pensar que a El Chapo ya lo tienen ubicado y sólo esperan el mejor momento para lograr su recaptura, aunque al cierre de esta edición contaba ya con tres meses desde su última fuga del 11 de Julio de 2015, a los 57 años.
Pero un escenario cobra fuerza: estamos ante la que puede ser la madre de todas las batallas que se haya librado contra un capo de la droga, considerado por algunos analistas como el más importante en la historia del narcotráfico, el cual logró estratégicas ramificaciones internacionales a través del llamado Cártel de Sinaloa.
Hay que partir de que fue la segunda vez que el Chapo logró escapar de una prisión de alta seguridad, y todos sabemos que no habrá una tercera.
También a El Chapo debe quedarle claro el reto: si lo agarran pasará el resto de sus años encerrado, bajo reflectores las 24 horas del día y la noche, entre muros de acero y aislado.
Una condena infernal
 Por lo tanto, Guzmán Loera invertirá todo lo que pueda para evitar que lo atrapen. Los gobiernos de México, de Estados Unidos, y otros que lo reclaman para juzgarlo, en consecuencia, en un escenario están preparados a todo, incluso a matarlo con tal de acabar con ese historial delictivo singular. (No lo hicieron en su última captura de febrero de 2014 y puede que estén arrepentidos).
También hay que considerar que la captura de tan sobresaliente criminal implica algo de morbo para sus persecutores, que ya se imaginan como protagonistas heroicos del memorable hecho.
Otra posibilidad nada menor es que alguno de los gobiernos logre atraer al criminal mediante la carnada de un pacto para lograr sus favores a cambio de protección.
Y esos favores tienen que ver con la eliminación de mafias rivales por la disputa global de territorios y mercados, puesto que las ganancias no fiscalizadas que arrojan las actividades delictivas asociadas al narcotráfico ya rebasan con mucho a los dividendos que pueden aportar las más importantes y tradicionales industrias legales y éticas.
Socios probables
Hoy el dilema para los gobiernos que prefieren una cohabitación es elegir socios –impresentables, pero al fin socios- de entre la amplia gama de mafias internacionales que ya tienen largo historial: la mafia rusa, los yakuza de Japón, las triadas chinas, la mafia italiana, camorra y otras.
La selección de socios, por supuesto, no debe ser nada fácil para los gobiernos y menos para los sistemas democráticos, pero de cualquier manera lo han hecho y lo seguirán haciendo, salvo que permanezcan como espacios “neutrales”, lo que puede resultar peor porque se convierten en territorios de nadie, donde los acuerdos gangsteriles se superponen a las leyes.
Así hemos visto que ciudades del mundo bajo cohabitación logran la paz y el esplendor, aunque en sus entrañas anide lo más despreciable de la humanidad.
Un ejemplo local de este argumento se vivió en México en la otrora industriosa y ejemplar ciudad de Monterrey, en particular en su exclusivo municipio de Garza García, que durante años permaneció como santuario de criminales que cohabitaron con la crema y nata de la sociedad respetable.
Cuentas secretas y otras mañas
A nivel internacional no sobra mencionar que Suiza ha tenido esa calidad de país “neutral” donde se resguardan personajes y fortunas del más cuestionable origen. (El 9 de febrero de 2015 medios de prensa internacionales divulgaron una comprometedora lista global de fortunas escondidas por el Banco HSBC en Suiza, con un total de cien mil clientes y con al menos dos mil cuentas millonarias en dólares depositadas por mexicanos; tan comprometedora fue esa lista que ya nadie toca el tema).
 Por eso el futuro inmediato de El Chapo y todo su expediente está sobre las mesas de quienes todavía sin atraparlo ya planean el destino de esa fortuna que desde hace varios años llegó al menos a mil millones de dólares, según aproximaciones de los analistas de la revista Forbes, especializada en calcular los millones de los más ricos del planeta.
Los gobiernos que hoy persiguen a El Chapo, si no lo han hecho, ¿ya tienen decidido a quién o a quiénes de los más peligrosos grupos criminales entregarán los territorios… y el poder?
*Analista y periodista mexicano, radicado en Chicago Il. USA.
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