Recuerdos de relojería de la Gran Guerra
EN ESTA SECCIÓN COMENTAMOS sobre el primer reloj de aviador que fue fabricado por Cartier para el millonario aeronauta brasileño Santos Dumont.
ÉL FUE EL PRIMER AERONAUTA-AVIADOR en usar un reloj en la muñeca… antes de eso los caballeros usaban relojes de bolsillo y sólo las mujeres solían portarlos en la muñeca, además los relojes eran considerados “joyas” y a pesar de que muchas personas ya los usaban, eran considerados marca de status.
Entonces, en 1914 estalló la Gran Guerra y las cosas cambiaron… los militares no podían estar sacando de los bolsillos sus relojes y menos los aviadores que necesitaban ambas manos libres. Entonces como la necesidad lleva al ingenio, los viejos relojes de bolsillo fueron adaptados para usarse en la muñeca, mediante fundas de cuero o con agregados a las cajas que permitieran añadir una correa.
Los ingleses hicieron algunos relojes que podían insertarse junto a los instrumentos de la cabina, pero el asunto no prosperó y sólo se hizo operativo para la Segunda Guerra Mundial con los relojes japoneses Seiko, pero claro esa es otra historia.
La mayoría de los pilotos siguió buscando el reloj en la muñeca (en aquella época les llamaron “pulseras”) y esta preferencia militar marcó el destino del reloj hasta nuestros días. Al paso del tiempo y con el avance de la guerra los relojes fueron especializándose y se crearon modelos más resistentes, al polvo, al lodo, al sudor y los golpes.
Terminada la guerra los hombres que regresaron de ella impusieron la costumbre del reloj de pulsera y demostraron en la práctica, que el reloj ya no era una “joya” sino una herramienta, un instrumento.
El reloj en la muñeca, gracias a los militares, había llegado para quedarse.
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