ES TAN LARGA LA AMBICIÓN -la compulsión por el poder- y tan corta la vida política, que las imposturas caen por su propio peso. Hace unos cuantos lustros, jóvenes sedicentes socialistas mexicanos viajaban a La Habana y para el regreso cargaban su equipaje mental con sólo un lema: “¡Patria o muerte, venceremos!”, y la convicción de Fidel Castro: “La historia me absolverá”.
ENTRE ESOS JOVENES, viajeros frecuentes a la Isla, se apuntaban el tabasqueño Graco Ramírez Garrido Abreu. Gobernador de Morelos ahora, no le es dado esperar que la Historia lo juzgue: La sociedad morelense clama enardecida: ¡Fuera Graco!, es el veredicto multitudinario. El clamor ensordecedor fue la constante en la marcha del 8 de enero en Cuernavaca, apenas unos días después del asesinato de la joven y malograda alcaldesa perredista de Temixco, Gisela Raquel Mota Ocampo.
La escena tiene el signo de la descomposición del PRD en Morelos. El gobernador exhibe etiqueta amarilla; la alcaldesa asesinada fue electa con el mismo color. La figura central de la movilización, es el senador Fidel Demédicis, por el mismo partido.
Cuando se exigía el desafuero
Pero en la movilización aparece y habla en nombre de la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos, el empresario Gerardo Becerra, quien recuerda que en la misma plaza central estuvo al lado del tabasqueño Ramírez en 1996 cuando se exigía el desafuero del entonces gobernador priista Jorga Carrillo Olea, que se logró sólo para dar paso a gobiernos panistas. La rueda de la fortuna rueda que rueda: Veinte años después, Graco es el blanco de la furia: “Morelos es más grande que la caterva de pillos que gobierna desde 2012”, exclama Gerardo Becerra. Todo parece girar en torno al becerro de oro: Según observadores, por encima de la tragedia que enlutó a la familia Mota Ocampo, está la pugna por la gestión de mil 80 millones de pesos anuales destinados al tema de la seguridad pública, siempre y cuando se acepte por los gobiernos municipales el mando policial único.
“Se llama así”, gritó el alcalde Enrique Alonso, “porque es el único que secuestra, roba y golpea a los morelenses”.
Candidatura presidencial
En la pugna presupuestal, obviamente, está el hecho de que, desde su toma de posesión como gobernador, Graco Ramírez ha hecho evidente su proyecto de alzarse con la candidatura presidencial por el PRD para 2018.
Esa ambición futurista del tabasqueño desvía la causa del crimen de Gisela Raquel Mota Ocampo y desnaturaliza el imperativo de seguridad pública exigido por una asustada e indignada sociedad morelense.
En efecto, la coartada del gobierno del estado es que la resistencia de los alcaldes remisos al mando único responde a su colusión con el crimen organizado, al que le ponen identidad: El cártel de “Los rojos” y su presunta jefatura a cargo de Santiago El carrete Mazari, de quien sería mano derecha su hermano Rubén Mazari, detenido desde febrero de 2015. A dicho cártel se le imputa el asesinato de la alcaldesa de Temixco.
El poeta y presidente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, fundado en Cuernavaca, Javier Sicilia, sostiene que el mando policial único no sirve de nada “porque en todos los niveles hay políticos y funcionarios que operan para el crimen organizado”.
Es la impunidad la que reúne a todos los partidos e instituciones del Estado que no están atacando a quienes apoyan al crimen organizado desde dentro del Estado, sostiene Javier Sicilia.
El ex jefe de Seguridad de Tijuana y responsable ahora como comisionado de Seguridad de Morelos, Jesús Alberto Capella, en foro nacional organizado por el Colegio de México, sostuvo que el crimen organizado está arraigado en el estado desde hace diez años, una medición temporal que implica responsabilidad de gobiernos estatales del PAN.
Policias vs futbolistas
Casualmente, durante esa reciente década Graco Ramírez se ha desempeñado como senador de la República y gobernador, y reacciona hasta ahora cuando pierde las elecciones intermedias en las que el municipio capital le fue arrebatado por el futbolista Cuauhtémoc Blanco, que en una primera instancia rechazó el decreto del mando único.
El propio Capella pretende acreditar el mando único bajo el supuesto que ha logrado la disminución del secuestro en un 80 por ciento.
Pero hace abstracción de la incidencia de otros crímenes de alto impacto como la desaparición forzada y el descubrimiento del funcionamiento de cementerios clandestinos donde se ha inhumado a personas desaparecidas por órdenes de la fiscalía estatal.
En la frecuencia del animador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia, un integrante de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos, José Martínez Cruz afirma que el asesinato de Mota Ocampo refleja el alto grado de descomposición que vive el estado y vulnera gravemente los derechos de la población al destruir el tejido social.
Para Martínez Cruz, una verdadera seguridad humana ciudadana, significaría priorizar “los derechos de la mayoría de la población frente a los intereses de una minoría privilegiada, en la que no sólo se impongan las decisiones tomadas desde el poder, sino que se consulte y se actúe conforme a decisiones tomadas por la mayoría mediante mecanismos de democracia participativa”.
No es con el fortalecimiento de las instituciones policiacas y militares como se garantizará la tranquilidad de la población, “sino con mayor participación ciudadana”. El mando único se trata de una lógica para militarizar a la policía y centraliza a ese cuerpo de seguridad, aislándolo de la ciudadanía, sin rendición de cuentas.
El gobernador, afirma Martínez Cruz, tiene una política autoritaria, que lejos de abonar a resolver el problema, lo agudiza, por eso manda por decreto en lugar de buscar la aprobación ciudadana.
Flaco favor a Graco Ramírez le hizo en visita casi de Reyes a Jiutepec el secretario federal de Desarrollo Social, José Antonio Meade, quien, en plena crisis política, ante los comités comunitarios de Prospera, se perdió en liviandades retóricas para ofrecer las maravillas de los 90 programas sociales de la Federación a niños, jóvenes y adultos que lo único que piden es poder sobrevivir al día siguiente al último ultraje a su paz e integridad personal.
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