CULIACÁN DE LOS RETENES y los Topes, Sinaloa. Ab initio: digamos que por amor al arte, porque alguien lo tiene qué decir, porque es la vocación, o lo que se antoje, seguiremos escribiendo esta columna sin esperar que sirva de algo para cambiar el ominoso escenario tragicómico en que se ha convertido nuestro entorno, estado y país. Sigamos, pues.
 EN RELATIVO descargo del renunciado Manlio Fabio Beltrones, se dice que “nadie hubiera podido ganar una elección que el gobierno de Peña Nieto había perdido desde antes del 5 de junio”.
El propio Beltrones, todavía actor imprescindible de la desteñida política mexicana, lo dijo citando a Colosio: “lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten”.
La cuestión es ver quién ganó realmente las gubernaturas que estuvieron en juego el pasado cinco de junio. No fue, por cierto, el pueblo de México y la idea de que en realidad se trató de un reacomodo del bipartidismo, muy conveniente a los dueños del dinero en este país, es de suyo robusta.
¿Cómo estuvo eso?
El PRI, es decir la presidencia de la República, ganó donde quería ganar y lo mismo pudo hacer donde perdió. Las maniobras y las trácalas, como es un hecho irrefutable en Sinaloa, igual podrían haber operado en otras partes. Lo hicieron, pues, donde quisieron y se acomodaba a sus objetivos de mediano y largo plazo.
 La “victoria” del PAN en siete estados, sólo y revuelto, ni ellos se la creían. Pasó por otros ámbitos, incluso fuera de la estructura y dinámicas de un partido que, pese a esos triunfos, estaba, y está (por sí mismo) muy lejos de representar una fuerza ciudadana real y efectiva.
Desde luego, el mismo rejuego de conveniencias entre los dueños del dinero podría dar lugar a otra “cruzada” como la que acabamos de presenciar.
En un país como el nuestro donde la lógica política se reduce a la simple especulación, incluso la caída de Beltrones (y su relevo al arbitrio de Los Pinos) es parte del reacomodo que a los jerarcas, dueños de vidas y haciendas, conviene.
Vienen otros brincos, pero ninguno que abone la credibilidad y se ponga a favor de una ciudadanía cada vez más alejada de su noción básica.
En el mismo costal
¿Y qué con que el tal repunte del PAN lo lleve otra vez a la presidencia? –Necesario volver la vista al foxiato y al calderonato. ¿Cuándo y cómo, por ventura, esos relevos trajeron bonanza al país y fueron benéficos para las mayorías?
Llegó el PAN y lo mismo podría regresar, pero no por méritos propios, sino porque así convendría a los dueños del país que, como siempre se ha visto, son los que realmente tienen las riendas.
PRI y PAN, además del resto (la duda de que serían todos, absolutamente todos, es más que fundada) no son más que piezas del tablero en este juego perverso en que han convertido el destino nacional.
¿Y qué con el declive del PRI en donde perdió? -Declive o ascenso de los partidos en México no son indicadores de su fuerza real. Ellos no son el problema (ni la solución, ya se sabe). Los que determinan son los dueños del país, en cuyo costal se acomodan PRI, PAN, PRD y los que se acumulen.
Menos de 20 de cada cien
Los partidos coaligados que postularon a Quirino Ordaz Coppel a la gubernatura de Sinaloa, obtuvieron sólo el 20.72% de los votos en relación a la lista nominal, sumados los tres: PRI, PVEM y Nueva Alianza (NA).
La lista nominal es inferior al padrón electoral y todavía más a la población real mayor de 18 años, considerando el incremento anual y el hecho irrefutable de que en Sinaloa muchas personas simplemente no se censan, porque no quieren o por lo que sea.
Si la comparación se hace con el padrón electoral (2, 070.348) que es mayor que la lista nominal (2,064.508) el porcentaje obtenido por Ordaz se reduce al 20.66 por ciento.
En el censo del 2010, la población de Sinaloa mayor de 18 años ya era alrededor de los dos millones y para 2016 la proyección arroja una cantidad superior al padrón electoral y a la lista nominal.
Si se toma como base esa proyección, sustentada en los datos oficiales del INEGI y el Conapo, la proporción de sufragios en favor del candidato Ordaz en los pasados comicios se reduce a un 19.8 por ciento, es decir, ni siquiera una quinta parte de la población de la entidad.
En una sociedad verdaderamente democrática, ese solo hecho sería motivo suficiente para invalidar la elección.
El cuestionado IEES
Al Instituto Electoral de Sinaloa se le reclama, justamente, lo que no hizo durante la jornada electoral del pasado cinco de junio.
No hizo el tal IEES nada sustantivo para enfrentar el marcado abstencionismo que se dio y que era del todo previsible, lo que finalmente favoreció al PRI.
No denunció la imposición del miedo en la calle y ninguna acción encaminó para evitar el acarreo y la compra de votos el día de la elección.
Hay videos donde se evidencia el irregular conteo de boletas y la inclusión de muchas que evidentemente no fueron depositadas en las urnas, planchadas, sin la menor arruga.
El PREP inició tarde y con fallas, mientras el INE y el IEES hacían mutis.
La titular del organismo local, Karla Peraza, para justificar su pasividad, se remite al hecho de que consejeros y representantes de partidos, no exigieron la necesaria intervención (cuando ni siquiera había transporte urbano el día de la elección).
Como fuera, la obligación de exigir condiciones adecuadas para la votación no se quita y el tal IEES es responsable de no haber actuado en consecuencia. Los partidos, desde luego, actuaron como cómplices.
Donde manda capitán…
Y ahora, en el caso de Sinaloa, ¿cómo explicar que se haya votado, una vez más, por el fracaso, la decepción en un cambio que nunca se produjo, el no cumplimiento de las promesas electoreras y, sobre todo, por quienes mantienen al estado en una crisis general sin remedio a la vista?
En Sinaloa todo estaba claro desde un principio: te vas de candidato, le dijeron a Quirino, porque ya pusimos en marcha el operativo que nunca nos ha fallado. La presidencia va a aceptar perder en algunas partes, pero no en Sinaloa. Es demasiado importante por lo que ya sabes.
Por eso, y no por otra cosa, el candidato Ordaz siempre se presentó como ganador desde antes de las elecciones. Estaba seguro, la maquinaria en marcha, los medios y encuestadoras dando el tono. Así tenía que ser, no le quedaba duda.
Los tránsfugas priistas de la elección malovista (¿hay de otros en ese partido?) se disciplinaron. La orden fue tajante.
(
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).
En el tintero
-Es un hecho irrebatible que la clase política mexicana ha llegado a niveles de degradación sin precedentes. El preludio de lo que espera al país dentro de dos años, pero ya con muestras claras de un proceso viciado de origen rumbo al relevo presidencial.
-Crece la incertidumbre en el escenario electoral estadounidense y el “bufón peligroso”, Trump, se torna cada vez más preocupante. Lo increíble es que muchísimos trabajadores de aquel país apoyen a uno de los beneficiarios evidentes de su explotación. Cosas veredes.
-Nuestra novela, “Venir de tan lejos”, ya está en circulación y también El Mensaje, de relatos y aforismos, y Por el Foro de Trajano.
-En agosto, este escribiente cumple 47 años de andar los andares periodísticos.
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