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Edición 348
Escrito por Abraham García Ibarra   
Jueves, 04 de Agosto de 2016 11:43

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La raíz de los males de México se llama Síndrome de Eróstrato


EN EL TORBELLINO de la instantaneidad digitalizada, que nos abruma con la cotidiana avalancha planetaria de bombas, sangre, muerte, luto e indignación, los mexicanos solemos perder de vista nuestro trágico entorno inmediato.


ELLO ES ASÍ, porque en nuestro propio territorio la reproducción de la barbarie no deja tregua ni reposo para recordar siquiera que el 1 de diciembre de 2012 se ofreció a los compatriotas un México en paz. “La casa de todos” arde. El México bronco ha vuelto a sentar sus reales, violentando la íntima tranquilidad de los hogares.

Habituados al reporte policiaco o militar que todos los días nos coloca frente a un nuevo crimen colectivo que nada le pide a las terribles masacres en huertos ajenos, dejamos de percibir lo que en el lenguaje sociológico se codifica como violencia institucional.

Un devastador martes negro

Verbigracia: Un día antes de que nuestro viajero frecuente emprendiera un alegre nuevo tour a América del Sur, en México se registró lo que, sin hipérbole, se puede tipificar como un martes negro.

En efecto, el 26 de julio el despacho internacional Fisch Ratings, que un día antes había disminuido la calificación de riesgo soberano de México (relacionado con la capacidad de manejo de deuda), aplicó el mismo certificado negativo a Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a corto plazo para emisiones de papeles de deuda en moneda nacional y a largo plazo en moneda extranjera.

ITI 4Los ya privatizados entes del sector energético han pasado del respiro del endeudamiento al suspiro de la insolvencia.

La producción de Pemex ha caído al nivel de dos millones 178 mil barriles diarios. La cotización de la mezcla mexicana de crudo perdió en la semana revisada casi cuatro dólares por barril, para situarse el 27 de julio en 37.17 dólares.

Entre 2010 y 2016, la importación de gasolina ha crecido a un ritmo de 3 por ciento anual. En el primer semestre de 2016, respecto del mismo periodo de 2015, el valor de las exportaciones de Pemex cayó en números relativos en 37.3 por ciento; en números absolutos, de 10, 294 millones de dólares a seis mil 450 millones de dólares.

Apenas a principios de mes, la CFE había revisado a la alza las tarifas por consumo de electricidad.

En otra perspectiva, el martes comentado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal/ ONU) dio a conocer su reporte en el que reduce la previsión de crecimiento de la economía mexicana en 2016 a 2.3 por ciento, desde 2.5 por ciento estimado con anterioridad.

Calculando el rebote del impacto que el Brexit provocará en la economía de los Estados Unidos, la Cepal advierte signos de desaceleración de la economía mexicana en el segundo semestre de 2016.

En esa frecuencia, por su parte analistas del corporativo financiero Invex, con base en el registro de mayo pasado del Índice Global de la Actividad Económica (Igae), coloca la variación en uno por ciento; dos puntos porcentuales debajo del correspondiente al mismo mes en 2015.

El Banco de México, de su lado, reportó la baja de las reservas de divisas extranjeras hasta 177 mil millones de dólares, siguiendo una tendencia de las dos semanas anteriores.

Ese cuadro asume su pavorosa dimensión plástica con los ajustes que al Presupuesto de Egresos de la Federación ha ejecutado entre el segundo semestre de 2015 y el primero de 2016 el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videragary Caso.

¡Recáspita! Los mexicanos viven en jauja

Datos capturados no precisamente al azar, los anteriores -que son una constante desde 2012 en que se perfilaron las grandes reformas transformadoras-, no por mera asociación de ideas los trasladamos a su consecuencia social.

De los dos primeros años de la gestión presidencial de Enrique Peña Nieto, el Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas de Desarrollo Social (Coneval) reportó que en ese corto lapso el número de pobres creció en dos millones de mexicanos. Empezó a hablarse entonces de la exacerbación de una crisis humanitaria.

A mediados de julio, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que el 30 de diciembre pasado fue puesto en manos del economista Julio Alfonso Santaella, provocó el asombro generalizado con el súbito anuncio de que el ingreso-hogar se incrementó en 33 por ciento en un periodo trimestral.

Por supuesto, con ese portentoso resultado estadístico, el Inegi pretendió acreditar el éxito del combate a la pobreza y de su buque insignia, la Cruzada Nacional contra el Hambre.

ITI 6Santaella trató de explicar la hazaña redistributiva de la riqueza nacional, suplantando el ejercicio de la Sicología: Es que los mexicanos son dados “a no declarar su ingreso real”. Pero están muy bien.

Reaccionó de inmediato el Coneval que, por su parte, denunció el madruguete del Inegi cuando el Consejo pretendía hacer pública su propia evaluación a finales de mes, agenda que por aquella causa fue suspendida.

Con independencia de los trucos metodológicos estrenados por el Inegi, el secretario general del Coneval, Gonzalo Hernández Licuona declaró categórico, y aun irritado, que han pasado 25 años sin mejoría del ingreso de las familias. La realidad social no es un tema que se resuelva con encuestas, afirmó.

Un cuarto de siglo, es el periodo que computa Hernández Licuona. Quiere decir, acotamos por nuestra parte, que ese fenómeno regresivo y disolvente se inició casi paralelamente con la usurpación del poder presidencial en 1988.

De 1988 a 2016, el voto de castigo

Esa referencia nos remite a un ejercicio memorioso. Después del terremoto político de 1988 (Miguel de la Madrid dixit), la nomenclatura del PRI fue convocada a analizar la causa del descalabro electoral de aquel año.

En ese evento cupular, Manuel Camacho Solís (+) fue sumario en su conclusión: El PRI sufrió el voto de castigo como respuesta social a las políticas económicas aplicadas por el gobierno (que ya se embarcaba en la nave del neoliberalismo); aquellas que, después anunciarse que el sexenio de 1982-1988 se iniciaría bajo el espectro de una “economía de guerra”, se concretaron en la aplicación de “medidas dolorosas, pero necesarias”.

No por accidente, en las pasadas elecciones del 5 de junio en 14 entidades de la República, el voto de castigo al PRI se repitió, si bien antes del cambio en la dirigencia nacional se pretendió que tal voto de castigo se había asestado sólo a gobiernos estatales y municipales; no al de Peña Nieto, quien había apostado su imagen a una especie de referéndum a su administración.

A eso se le llama excelencia académica

Variaciones sobre el mismo tema: En nuestro seguimiento periodístico consignamos en su oportunidad un fenómeno político-administrativo, consistente en la suplencia de la vieja clase política por los tecnócratas, que marcó el salto de calidad de un modelo de desarrollo estabilizador, primero, al desarrollo compartido más tarde, al modelo neoliberal.

Hasta 1982 todavía se observó la hegemonía en la gestión del sector público federal de cuadros egresados de la Universidad Pública; un alto porcentaje formado en especialidades humanísticas.

ITI 7Una década después, la revisión de la nómina de mil 162 funcionarios federales nos arrojó el dato de que las fuentes de reclutamiento por la presidencia de Carlos Salinas de Gortari reorientaron la preferencia por egresados de instituciones de enseñanza superior privadas, con especialidades administrativistas mayormente. No es ocioso apuntar que al menos 25 de esos cuadros confesaron su nacimiento en el extranjero.

Para ilustrar la información anterior, destacamos que 69 de dichos cuadros los aportó el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), 57 la Universidad Iberoamericana (UIA) y 33 el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).

Se repartieron 31 puestos entre las universidades Anáhuac, La Salle, de las Américas y el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE). La Escuela Libre de Derecho se quedó con 18 y la Escuela Bancaria y Comercial con seis.

Se había tomado a título de fe la Reforma Administrativa en el sexenio de De la Madrid, y se asumía que al sector público sólo podían llegar “cuadros de excelencia académica”.

Obvio, tal excelencia acreditada en posgrados por universidades extranjeras: Harvard, Yale, Chicago (la de Milton Friedman, uno de los padres del neoliberalismo), Stanford y Massachusetts (USA); Oxford, Reino Unido, etcétera, a las que tan dotados cuadros el Estado mexicano les pagó sus onerosas becas.

La charlatanería no pasó desapercibida

Algo hubo de charlatanería y favoritismo en ese modelo de reclutamiento. En cierta ocasión, el ex procurador general de la República, Oscar Flores Sánchez nos permitió conversaciones en la que nos reveló que, estando en el despacho de la PGR, percibió una maliciosa curiosidad por la proliferación de doctorados y maestrías en los currículums de los funcionarios de primer nivel.

Oficiosamente, Flores Sánchez designó un fiscal especial para cotejar los títulos universitarios. Se encontró que en muchos de los expedientes sólo había constancias de inscripción en alguno de aquellos planteles; otros serían diplomas emitidos en cursos de verano, de asistencia a algunos talleres o a conferencias magistrales de algunos docentes.

Al tiempo, al menos dos altos mandos administrativos federales fueron puestos en ridículo por la usurpación de títulos. En lo sucesivo, otros se concretaron a hablar de “estudios de…”, sin pretender título, que debiera ser acompañado de la correspondiente tesis.

El destripado Vicente Fox (UIA)

La falsa solemnidad de la procedencia académica tuvo su expresión extrema en el caso de Vicente Fox Quesada, quien sólo cuando se le veía ya instalado en Los Pinos, la rectoría de la Universidad Iberoamericana -de la que había salido destripado tres décadas antes- le otorgó título de Licenciado en Administración de Empresas. Después, el Presidente blasonó de su paso por Harvard.

El propio Fox hizo pachanga en la formación de su equipo de gobierno: Expuso el reclutamiento de sus colaboradores a manos de agencias “cazadoras de talento”.

Un dato foxiano amerita rescate: El guanajuatense definió el suyo como “un gobierno de empresarios, por empresarios y para empresarios”. Quince años después, esa hipótesis no ha sido desvirtuada. Todo lo contrario; se ha confirmado.

Ha dicho recientemente el secretario general del Coneval que en 25 años el ingreso de las familias mexicanas no ha tenido mejoría.

La secta de los itamitas

Pero el presidente del Inegi dice que sí y abona su dicho con imaginarias creces. Es que Julio Alfonso Santaella, es un acabado producto del ITAM: Es, pues, Itamita.

Itamita también es Pedro Aspe Armella, para mayores señas primer presidente del Inegi y después secretario de Hacienda de Salinas de Gortari. Tuvo a su cargo el proceso de privatización del sistema de banca y crédito mexicano; esto es, de su extranjerización.

Entre el infelizaje se ha de recordar a Aspe Armella porque su boca expectoró la convicción de que la pobreza en México, “es un mito genial”.

Otro itamita probado es Francisco Gil Díaz, ex priista que aceptó ser secretario de Hacienda de Fox, posición desde la que afiló las herramientas para descapitalizar a Pemex y ahora medra con firmas para pescar contratos de lo que queda de la antes “empresa insignia” de México. Para redondear su hoja de vida, Gil Díaz es posgrado de la temida y temible Universidad de Chicago.

 

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No faltaba más: El secretario de Hacienda de Felipe Calderón y ahora gobernador del Banco de México, Agustín Cartens Cartens, hombre del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos, es itamita.

Relevó a don Agustín en el encargo Ernesto Javier Cordero Arroyo. La misma etiqueta: Itamita con título de actuario. Ocasión hubo en que declaró que, con seis mil pesos mensuales, el mexicano podía tener vivienda y automóvil, y enviar a sus hijos a escuelas privadas.

Itamita es el secretario de Hacienda de Enrique Peña Nieto, Luis Videgaray Caso quien, como su antecesor en el cargo Pedro Aspe Armella, pasó por las aulas del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Para cerrar con broche de cobre, el nuevo pastor del priismo, Enrique Ochoa Reza… es itamita.

Patrono del ITAM es el señor Bailleres, a quien en 2015 el Senado otorgó la medalla Belisario Domínguez, por sus invaluables servicios a la patria.

Destrucción de instituciones a tontas y locas

En otras oportunidades editoriales, hemos escrito que la tecnoburocracia mexicana es presa de lo que llamamos el Síndrome de Eróstrato, el legendario pastor de Éfeso, que le metió fuego al Templo de Artemisa.

Caso ahora analizado por la Siquiatría, Eróstrato perpetró su crimen sólo para hacerse de celebridad por la celebridad misma. Esto es, para salir del anonimato.

En nuestra lectura sostenemos que los tecnócratas neoliberales se lanzaron a la destrucción de las instituciones históricas de México, sin tener la certeza de que su sustitución generaría algún resultado socialmente provechoso para la comunidad nacional. Ahora hasta las variables fundamentales de la macroeconomía se caen de podridas. Es cuanto.

 



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