Jóvenes en la agenda presidencial 2018
Feliciano Hernández
-TODOS LOS DÍAS LOS NOTICIARIOS ANUNCIANhechos delictivos y trágicos en los que los protagonistas son adolescentes y jóvenes ninis – así denominada la parte de la juventud que no estudia ni trabaja-. Desde que era rector de la UNAM, José Narro Robles sostuvo que la cifra alcanzaba 7.5 millones de la población total del país-. Campañas electorales van y vienen y este factor social es el más olvidado.
CHICAGO, IL.- Entre las promesas de los candidatos presidenciales, las relacionadas con las oportunidades que los gobiernos deben ofrecer a la juventud deben tener alta prioridad. Si los candidatos no entienden, esto debe ser suficiente para mandarlos al último lugar de la contienda presidencial 2018.
El gobierno mexicano apenas logró dar espacio a un tercio de los jóvenes en la edad universitaria
Lo único claro hasta ahora es que, entre los pendientes de la agenda de México, para los gobernantes de los últimos lustros los jóvenes no tuvieron mayor importancia como activos en los planes de desarrollo. Todo lo contrario, en particular los pertenecientes a los estratos medios y bajos, se convirtieron en un lastre.
Con toda impunidad, los funcionarios vienen repitiendo lo ya sabido: que en lo único que los jóvenes ganan espacios es en las malas actividades. La Encuesta de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, 2016-2017, advierte un notable aumento de adolescentes inmersos en el mercado más indeseable de toda sociedad. Entre el sector de 12 a 17 años de edad la cifra de consumidores aumentó 125 % en los últimos siete años, pero entre el género femenino ese aumento fue de casi el doble, 222%.
Para darle base a la presente crítica no sobra referirse a los números oficiales. En población abierta de 12 a 65 años, el aumento fue de 47%, según esa encuesta, difundida el 26 de junio del actual. En la presentación de la estadística el Comisionado Nacional contra las Adicciones, Manuel Mondragón y Kalb, mencionó que 8.4 millones de personas -en el rango de edad mencionado- probaron al menos una vez alguna droga prohibida, de los cuales 6.5% millones son hombres y 1.9% millones, mujeres – de la cifra referente al género masculino el aumento fue de 25% más que en la encuesta previa, realizada en 2011, y en el femenino el brinco fue de 105%, cuatro veces más que el de hombres.
No se trata de adictos, precisó el funcionario; la cifra incluye a los de consumo experimental, “pero es un dato interesante, porque puede quedar ahí o volverse una adicción”.
Al margen de todas las explicaciones, este fuerte aumento en el consumo de drogas es un asunto de política pública… que sólo puede vaticinar algo malo para México y éste crimen de los gobernantes tiene responsables de todos los partidos políticos representados en el Congreso porque, igual que los funcionarios, no han hecho nada trascendente para atacar el problema.
Las opciones de los ninis
En lo referente a las oportunidades de empleo y estudio, como ya se mencionó, se estima una cifra de alrededor de 7.5 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan en un empleo formal. Este es un dato viejo, de más de 10 años. Aunque últimamente no se lo menciona, cabe apuntar que nada importante que altere esa cifra ha ocurrido, por lo tanto, sigue siendo un referente.
En el acceso a educación superior, las estadísticas de México han cambiado muy poco desde hace décadas. Un dato reciente lo aporta la OCDE al señalar que de cada 10 jóvenes solo dos logran acceso al nivel universitario, caso muy contrario al de las naciones avanzadas, donde algunos países lograron revertir totalmente la ecuación al registrar hasta arriba del 70% de jóvenes que ingresan al equivalente de licenciatura, de acuerdo con el estudio que recientemente difundió el organismo, el Estado de la Educación Superior en 2017.
Pero la OCDE no dijo nada nuevo sobre México - que por supuesto aparece en el último lugar de los países evaluados-, sino que repite las cifras que se manejan desde hace décadas. En su mejor momento el gobierno mexicano apenas logró dar espacio a un tercio de los jóvenes en la edad universitaria, de los 19 a los 22 años, y a los rezagados.
También es pertinente mencionar que cuando Narro y otros estudiosos del tema desataron el debate, ante las protestas de jóvenes rechazados en las universidades públicas -cada año un promedio de 200 mil quedan fuera en su primer intento- , en los primeros años del gobierno fallido del incompetente burócrata que fue Felipe Calderón, sus apologistas “precisaron” –tratando de negar la denuncia que implicaba el revelador dato- que la cifra verdadera de los ninis, era de alrededor de 1.8 millones, que el resto de los que no estudian ni trabajan, era en realidad de jóvenes –particularmente mujeres- que habían asumido responsabilidades de adultos, como las tareas del hogar propias del matrimonio.
El entonces rector Narro respondió –atinadamente- que para los jóvenes México no debía dejar como opción el matrimonio ante la falta de oportunidades de empleo y de estudios superiores.
Casi 10 años después se puede agregar que no sólo el matrimonio quedó como opción, sino que el narcotráfico se convirtió para miles de jóvenes en el refugio obligado –equivocado, sin duda- ante la falta de oportunidades dignas en su desarrollo personal y como ciudadanos.
Los rechazados también son el futuro
Todos los años, en dos periodos, las principales notas de portada de los diarios mexicanos exhiben las protestas de los jóvenes rechazados de las universidades públicas por falta de cupo, porque las principales instituciones federales y estatales por falta de presupuesto no han logrado ampliar sus espacios para recibirlos.
Y todo se resume en que cada año los diputados restringen el presupuesto necesario para educación superior, y en el peor de los casos a la mera hora el Ejecutivo los recorta por sus manejos convenencieros, aunque siempre se excede en su gasto corriente o sub ejerce los recursos en ramos de infraestructura o seguridad pública. (No está de más subrayar que el panorama para los aspirantes de nivel superior empeora en los casos en que los altos directivos universitarios hacen mal ejercicio de los recursos recibidos).
En las oportunidades de empleo para los jóvenes también el gobierno sale con sus falsedades en la medición de los índices de empleo y desempleo que maneja desde hace varios años, con un tramposo dato de 4.5% de desocupados en población abierta. Como sea, esa cifra se duplica o multiplica al relativizarse por nivel educativo, por área profesional, por edad, y por género, llegando a extremos de que en ciertas “carreras”, hasta más de 50% de egresados están desempleados y se ocupan en actividades informales sin relación con sus estudios.
Valga la aclaración de que estos párrafos no van sólo con la intención de informar números ya divulgados ni buscan insistir sobre una noticia que ya no es noticia; son para sustentar la acusación inicial de este texto: el abandono criminal, punible, violatorio de los más elementales derechos de los jóvenes mexicanos por sus malos gobernantes y por el desdén de los legisladores ante el enorme problema, que sólo pueden sopesar los jóvenes y sus familias cuando legado el caso les dicen que no hay lugar para ellos en las instituciones de educación superior ni algún empleo digno y lo único que les dejan son las calles.
Algunos criminales congresistas y funcionarios han preferido adjudicarle abundantes recursos a la actividad política a través del Instituto Nacional Electoral para mantener una seudo democracia inútil y onerosa, y en todo caso darle más vida a un sistema excluyente que sólo sirve a intereses cupulares.
También los aludidos han perdido mucho tempo discutiendo mariguanadas antes que presentar propuestas para atender las carencias juveniles.
De las promesas políticas a la realidad
MUCHOS ESTUDIOS existen en torno a la mala situación de México y sus jóvenes. Los políticos y funcionarios no pueden argumentar falta de diagnósticos o ausencia de propuestas para incluirlos como potentes motores del desarrollo nacional. Lo que han dejado ver en todos estos años es falta de voluntad, carencia de ideas y propuestas propias o, en todo caso, incapacidad para allegarse las de otros.
En los últimos lustros México no ha conocido trascendentes iniciativas de los candidatos para incorporar a los jóvenes al desarrollo nacional ni para ocuparlos con visión progresista y de largo plazo: ni en el deporte, ni el arte, ni en investigación y ciencia y tecnología, tampoco en formación profesional, ni en empleo y recreación. Los malos resultados en las contiendas deportivas internacionales, como los Juegos Olímpicos, reflejan el poco apoyo que reciben los jóvenes mexicanos.
Todo lo contrario, lo de los gobiernos federal y estatal ha sido negar recursos a las universidades, otorgar dádivas a ciencia y tecnología, o quitarle recursos al arte y la recreación juveniles, al menos como sano refugio para los demandantes, ya no como proyección nacional del talento juvenil mexicano.
Salvo la vacilada de Calderón, aquella del “Primer Empleo”, cuyo único mérito fue que por la presión del momento se refirió concretamente al delicado asunto, no se han conocido otras iniciativas al respecto.
Fue una vacilada porque tanto su instrumentación como los estímulos que ofrecía a los empleadores para contratar a jóvenes hacían ver que se trataba solamente de cubrir un hoyo en su plataforma de campaña durante la contienda electoral. Al final, durante su ejecución ya como gobernante, los nulos resultados de esa iniciativa la convirtieron en sólo un argumento retorico perecedero.
El neoliberalismo criminal
Lo más rescatable de estos lustros fue en el ámbito de la educación superior: se amplió la gama de instituciones educativas y los apoyos a ciertos programas como en lo relacionado con el intercambio estudiantil interuniversitario nacional e internacional, que sin duda contribuye a estimular a un sector de los jóvenes, y relacionado con eso, la movilidad internacional de investigadores y catedráticos, con la finalidad de mejorar la enseñanza superior.
Hay que acotar que todo esto se vio contrarrestado por los daños a la economía familiar que causaron las malas políticas neoliberales de recortes al gasto social, de contención salarial y de imparable desempleo por reconversión industrial y por la pérdida de mercados de las empresas nacionales, así como por los déficits presupuestales, que obligaron a muchos jóvenes a desertar por falta de apoyo familiar para sostener sus estudios.
Mucho dice el hecho de que casi un 60 por ciento de la población económicamente activa, PEA, se auto emplea en la informalidad, desde hace lustros (mientras se acrecientan las fortunas de políticos y empresarios).
No sobra acusar también que los expertos de las universidades y los estudiosos del tema independientes, en todos estos difíciles años brillaron por su ausencia. No se han visto propuestas originales, audaces, creativas, viables, para rescatar a miles o millones de jóvenes de la inutilidad y sobre todo de los ejércitos de reserva del narcotráfico.
Como resultado, esos 7.5 millones de jóvenes ninis son la gran deuda de México, con su presente y su futuro; ellos son los grandes acreedores de los corruptos priistas Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, y de los panistas Vicente Fox y Felipe Caderón. Nada mejoró al respecto en este gobierno de Enrique Peña Nieto. Ellos han sido los gobernantes que con mayor falta de sensibilidad social y aplicando su doctrina neoliberal con destacado fanatismo han hecho un gran daño a México al dejar a su suerte a millones de hombres y mujeres que desaprovecharon la parte central de sus vidas. Por eso y no por otra cosa hoy tenemos lo que tenemos: un México hundido en criminalidad juvenil.
Un estudio del Banco Mundial, La violencia juvenil en México, publicado en el año 2012, daba idea del creciente problema en la última década al revelar que el 38% de homicidios eran jóvenes de entre 18 y 24 años, pero también que más de la mitad de esos homicidios fueron cometidos por jóvenes. Y en sólo dos años, entre 2008 y 2010, la tasa roja triplicó y llegó a 25 homicidios por cada 100 mil habitantes, cifra muy alta comparada con la de países desarrollados. En ese periodo el uso de armas de fuego en los homicidios triplicó también. El estudio sostenía que esa creciente ola de violencia tenía como origen la disputa entre bandas del narcotráfico.
Aquel dato y todo lo que sabemos hoy sólo nos permite afirmar que la situación de los jóvenes mexicanos ha empeorado: jóvenes mexicanos matando o robando a jóvenes mexicanos.
Urgen propuestas
LA FALTA DE IDEAS, de programas gubernamentales para la atención de la juventud es patética. Es inaceptable pensar que nadie o muy pocos en México tengan ideas sobre lo expuesto. Eso es lo que está demostrado durante lustros, con pocas excepciones. Todo lo contrario. Y a eso apuntan estos párrafos.
Para empezar, los candidatos, los funcionarios y los congresistas, junto con los expertos de las universidades, los empresarios y líderes sindicales, y los activistas, deben convocar a toda la sociedad a presentar propuestas destinadas a atender todos los asuntos juveniles, desde diversas perspectivas, con visión incluyente, de largo alcance y progresista, considerando a los jóvenes no sólo como el mayor activo nacional y el mejor campo para invertir en el presente y futuro de México.
-Pueden empezar revisando lo que otros gobiernos han hecho sobre el tema.
-Organizar foros juveniles para conocer de viva voz las inquietudes de hombres y mujeres de todas las edades, que tengan algo que proponer.
-Urge restarles presupuesto a los partidos políticos y reasignarlo a los jóvenes.
- Debiera crearse un fondo para depositar todo lo decomisado a los funcionarios y políticos corruptos, que son miles de millones de pesos, y aplicarlo a programas juveniles.
- La perspectiva debe ser que, sin los jóvenes como factor humano estratégico, la nación se debilita en todos los ámbitos.
Es una traición a México de parte de los gobernantes – y debiera ser punible en nivel de gravedad- dejarles la iniciativa a los criminales como los mayores reclutadores de talento joven, y abandonar a su suerte al principal activo nacional que son los hombres y mujeres que tarde o temprano van a mantener al país. ¿Y cómo lo van a mantener?
*Periodista mexicano, radicado en Chicago, IL. Estados Unidos.
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