DE LA IMPOSTURA DEL 11 DE SEPTIEMBRE A DONALD TRUMP
Daesh hace realidadel Califato, sueño de la Hermandad Musulmana
Thierry Meyssan
Veremos como la organización terrorista denominada Emirato Islámico (Daesh) convierte en realidad el sueño de la Hermandad Musulmana: restablecer el Califato. Este primer Estado abiertamente terrorista logra funcionar durante 2 años, gracias a la ayuda de las potencias occidentales.
Daesh y el Califato
Inicialmente, los miembros del Frente al-Nusra –la franquicia de al-Qaeda en Siria– son sirios que se habían ido a luchar en Irak después de la caída de Bagdad, en 2003. Esos elementos regresan a Siria para participar en la operación planificada contra la República, operación que finalmente se pospone hasta julio de 2012. Durante dos años –hasta 2005– las autoridades sirias les permiten circular libremente creyendo que luchan en suelo iraquí contra el invasor estadounidense.
PERO CON LA LLEGADA del general David Petraeus a Irak, ya se ve claramente que la verdadera función de esos individuos es combatir a los chiitas iraquíes que tratan de luchar contra los ocupantes.
En abril de 2013, el grupo de origen de esos sujetos –conocido como “Emirato Islámico en Irak”– se reactiva bajo la denominación de “Emirato Islámico en Irak y el Levante” (EIIL). Pero los miembros del Frente al-Nusra, que ya han logrado confortables posiciones en Siria, se niegan a regresar a su “casa matriz”.
En mayo de 2013, una asociación sionista estadounidense, la Syrian Emergency Task Force, organiza el viaje del senador John McCain a los territorios sirios ocupados por los yihadistas. McCain se reúne allí con criminales como Mohamed Nour, portavoz de la katiba (brigada) “Tempestad del Norte” (vinculada a al-Qaeda), que había secuestrado y mantenía detenidos a 11 peregrinos chiitas libaneses de Azaz. Una fotografía divulgada por el servicio de prensa del senador estadounidense muestra a McCain en medio de una reunión con líderes del Ejército Sirio Libre, algunos de los cuales también portan el estandarte del Frente al-Nusra. Surge entonces la duda sobre la identidad de uno de esos individuos. Yo escribí más tarde que se trataba del futuro Califa de Daesh (el actual Emirato Islámico o Estado Islámico, también designado como ISIS), lo que el equipo de trabajo del senador McCain niega de plano (1). Como el mismo individuo había servido de intérprete a varios periodistas, queda espacio para la duda. El equipo de trabajo de McCain afirma que mi hipótesis es absurda porque Daesh ha amenazado de muerte al senador en varias ocasiones. Sin embargo, poco después, ¡sorpresa!, el propio John McCain declara a la televisión estadounidense que él conoce personalmente a los dirigentes de Daesh y que está “en contacto permanente con ellos”. Aunque el senador no abriga ilusiones sobre los islamistas, dice haber aprendido las lecciones de Vietnam y que los respalda contra el “régimen de Bachar”, por necesidad estratégica. Por lo tanto, antes del inicio de los acontecimientos en Siria, el propio McCain organizó el envío de armamentos para los islamistas desde el Líbano y escogió la ciudad libanesa de Ersal como futura base de retaguardia para las operaciones de esos elementos. Durante su recorrido por el territorio sirio que ocupan los yihadistas, McCain evalúa las condiciones del futuro funcionamiento de Daesh.
En diciembre de 2013, la policía y la justicia turca comprueban que el primer ministro Recep Tayyip Erdogan recibe en secreto desde hace años a Yasin al-Qadi, el banquero de al-Qaeda.
Fotografías demuestran que ese individuo viajó repetidamente a Turquía en aviones privados, que siempre había alguien esperándolo y que las cámaras de vigilancia del aeropuerto “se apagaban” antes de su llegada. Yasin al-Qadi era –probablemente sigue siéndolo– amigo personal del vicepresidente de Estados Unidos Dick Cheney. El nombre de al-Qadi fue borrado de la lista de personas buscadas por la ONU el 5 de octubre de 2012, y también desapareció de la lista del Departamento de Estado el 26 de noviembre de 2014, pero este individuo se reunía con Erdogan en Turquía cuando aún figuraba en ambas listas. Al-Qadi ha reconocido que fue responsable del financiamiento de la Legión Árabe de Ben Laden en Bosnia-Herzegovina –en 1991-1995– y haber financiado al presidente bosnio Alija Izetbegovic. Según el FBI, al-Qadi desempeñó además un papel central en el financiamiento de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Tanzania y en Kenya, en 1998. También según el FBI, al-Qadi era propietario de la firma informática Ptech –hoy llamada Go Agile–, sospechosa de desempeñar un papel en el terrorismo internacional.
Poco después, la policía turca realiza un registro en la sede del IHH y detiene allí a Halis B., sospechoso de ser el líder de al-Qaeda en Turquía, y a Ibrahim S., vicecomandante de esa organización terrorista para el Medio Oriente. Pero Erdogan logra destituir a los policías y libera a los sospechosos.
En enero de 2014, Estados Unidos emprende un gran programa de desarrollo de una organización yihadista cuyo nombre no se da a conocer. Se instalan en Turquía tres campos de entrenamiento: en Sanliurfa, Osmaniye y Karaman [2]. El Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL) comienza a recibir enormes cantidades de armamento, lo cual suscita la envidia del Frente al-Nusra. Ambos grupos yihadistas luchan encarnizadamente entre sí durante meses. Francia y Turquía, que no habían entendido lo que estaba preparándose, inicialmente envían municiones a al-Nusra (vinculado a al-Qaeda) para que logre apoderarse del botín del EIIL. Arabia Saudita proclama entonces su propio liderazgo sobre el EIIL y hace saber que ese grupo se halla en lo adelante bajo la dirección del príncipe Abdul Rahman al-Faisal –hermano del embajador del reino saudita en Estados Unidos y del ministro saudita de Relaciones Exteriores.
Las cosas van aclarándose poco a poco: la Casa Blanca convoca a los jefes de los servicios secretos de Arabia Saudita, Jordania, Qatar y Turquía, el 18 de febrero. En esa reunión, Susan Rice, la consejera del presidente Obama para la seguridad nacional, anuncia que el príncipe Bandar sigue enfrentando problemas de salud y que será reemplazado por el príncipe Mohamed ben Nayef (también saudita) en la supervisión de los yihadistas. Pero Nayef no goza de autoridad natural sobre esos elementos, lo cual estimula la ambición de los turcos. Susan Rice también comunica a sus interlocutores el nuevo organigrama del Ejército Sirio Libre y les hace saber que Washington va a confiarles una gran operación secreta destinada a modificar fronteras. A principios de mayo, Abdelhakim Belhadj –antiguo cuadro de al-Qaeda, gobernador militar de Trípoli en Libia y fundador del “Ejército Sirio Libre”– viaja a París para informar al gobierno francés sobre los planes de Estados Unidos para los yihadistas y así poner fin a la guerra de Francia contra el EIIL. Belhadj es recibido en la sede del ministerio francés de Relaciones Exteriores, entre otras instancias oficiales francesas. Desde el 27 mayo y hasta el 1º de junio, varios jefes yihadistas son llamados a consulta en Amman, la capital jordana.
Según el acta de la reunión realizada en Amman, combatientes sunnitas van a ser reagrupados bajo la bandera del EIIL. Recibirán medios de transporte y grandes cantidades de armamento fabricado en Ucrania. Tomarán el control de una extensa zona –esencialmente desértica– que abarcará territorios pertenecientes a Siria e Irak, y proclamarán allí un Estado independiente. La misión de esos elementos consiste simultáneamente en cortar el eje de comunicación Beirut-Damasco-Bagdad-Teherán y eliminar las fronteras que Francia y Gran Bretaña habían implantado entre Siria e Irak. El ex vicepresidente iraquí Ezzat Ibrahim al-Douri, quien encabeza la Orden de los Nachqbandis en Irak, anuncia que aportará a ese plan 80 000 veteranos del antiguo ejército de Saddam Hussein. La CIA confirma que 120 000 combatientes de las tribus sunnitas de Al-Anbar se unirán al EIIL en cuanto llegue y le entregarán el armamento pesado enviado por el Pentágono, oficialmente destinado al ejército iraquí.
En la reunión de Amman, el jefe de los servicios secretos del gobierno regional del Kurdistán iraquí, Masrur “Jomaa” Barzani, obtiene para el clan Barzani la autorización para anexar los territorios de Kirkuk –en disputa con Bagdad– cuando el EIIL se apodere de Al-Anbar. Queda por aclarar el significado de la presencia en ese encuentro de Mullah Krekar, quien supuestamente purga una pena de cárcel en Noruega… pero llega a Amman en un avión especial de la OTAN. En realidad, este sujeto desempeña desde hace años un importante papel en la preparación ideológica de los islamistas con vista a la proclamación del Califato. Pero ese tema no se tocará en la reunión.
Guerra contra el terrorismo
Mientras se desarrolla la reunión de Amman, el presidente Barack Obama anuncia en la academia militar de West Point la reactivación de la “guerra contra el terrorismo”, con un presupuesto anual de 5 000 millones de dólares. La Casa Blanca anunciará después que ese programa incluye, entre otras cosas, entrenamiento para formar cada año 5 400 “rebeldes moderados”.
En junio, el Emirato Islámico inicia una ofensiva contra Irak, más tarde lo hará en Siria, y proclama un califato. Hasta ese momento, Daesh –como se le designará en lo adelante, utilizando su acrónimo árabe– supuestamente contaba sólo algunos cientos de combatientes. Pero resulta que de un día para otro dispone de cientos de miles de mercenarios. Y los ex oficiales de Saddam Hussein le abren de par en par las puertas de Irak, vengándose así del gobierno de Bagdad. En esa traición participan también varios oficiales chiitas iraquíes que luego emigran… a Estados Unidos. Daesh se apodera así del armamento que el Pentágono acababa de entregar al ejército iraquí y de las reservas del Banco Central en Mosul. Simultáneamente, y de manera perfectamente coordinada, el gobierno regional del Kurdistán iraquí anexa Kirkuk y anuncia un referéndum de autodeterminación. Para evitar que los yihadistas de los grupos que compiten con el Emirato Islámico se replieguen hacia Turquía, Ankara cierra su frontera con Siria.
Al instalarse en los territorios que acaba de ocupar, Daesh impone rápidamente administradores civiles formados en Fort Bragg (Estados Unidos), algunos de los cuales incluso habían sido hasta hace poco miembros de la administración estadounidense en Irak. O sea, Daesh dispone de inmediato de una administración estatal en el sentido del State building del ejército estadounidense. Se trata, evidentemente, de una transformación total de lo que sólo semanas antes no era más que un grupúsculo terrorista.
Casi todo está previsto de antemano. Cuando Daesh toma los aeropuertos militares iraquíes, dispone inmediatamente de pilotos para aviones y helicópteros aptos para el combate, y no son simplemente ex pilotos del ejército iraquí, ya que las habilidades necesarias se pierden después de seis meses sin volar. Pero los planificadores olvidaron que también hace falta personal técnico capaz de garantizar el uso de ese equipamiento, de manera que los yihadistas sólo logran utilizar una parte de las aeronaves obtenidas.
Daesh dispone de un servicio de propaganda que parece componerse sobre todo de especialistas del MI 6 y que se encarga tanto de editar sus periódicos como de montar las exhibiciones de violencia de los “defensores de Alá”. Esto representa otro cambio para los yihadistas, que hasta entonces recurrían a la violencia para aterrorizar a las poblaciones. En lo adelante van a magnificarla para poner a los pobladores bajo un estado de shock y, en cierta manera, hipnotizarlos. Notablemente bien filmados y portadores de toda una concepción estética, sus videos van a hacer impacto en las mentes y favorecer el reclutamiento de aficionados a las películas snuff.
Ante el fulgurante éxito de Daesh, los islamistas del mundo entero se vuelven hacia este nuevo grupo. Estos elementos, cuya referencia fue al-Qaeda en tiempos de Osama ben Laden y de sus numerosos dobles, adoptan como nuevo ídolo al califa “Ibrahim”. Uno por uno, la mayoría de los grupos yihadistas de todo el mundo juran fidelidad a Daesh. El 23 de febrero de 2015, el fiscal general de Egipto, Hichem Baraket, envía a INTERPOL una nota donde afirma que el gobernador militar de Trípoli, Abdelhakim Belhadj, es el jefe de Daesh para todo el Magreb.
Daesh explota el petróleo iraquí y sirio en los territorios que controla (3). El crudo transita por dos vías: el oleoducto controlado por el gobierno regional del Kurdistán iraquí o, en camiones cisterna de las compañías turcas Serii y Sam Otomotiv, a través de los puestos fronterizos turcos de Karkamis, Akcakale, Cilvegozu et Oncupinar. Una parte del crudo se refina para el consumo turco en las instalaciones de la Turkish Petroleum Refineries Co. (TUPRAS), en la localidad de Batman. Otra parte se carga, en los puertos turcos de Ceyhan, Mersin y Dortyol, en barcos de la Palmali Shipping & Agency JSC, la compañía del multimillonario turco-azerí Mubariz Gurbanoglu. Pero la mayoría del petróleo robado por Daesh se envía a Israel, donde se expiden falsos certificados de procedencia, y va a parar finalmente a Europa –en el caso de Francia, ese petróleo se refina en Fos-sur-Mer. Lo que queda de ese crudo es enviado directamente a Ucrania. Los profesionales del negocio petrolero conocen perfectamente todo ese dispositivo, que incluso será mencionado en el congreso mundial de compañías petroleras realizado en Moscú del 15 al 19 de junio. Varios oradores aseguran en ese encuentro que la compañía saudo-estadounidense Aramco organiza la comercialización del “petróleo de Daesh” en Europa mientras que ExxonMobil –la compañía de los Rockefeller, que reina en Qatar– hace lo mismo con el “petróleo de al-Nusra” (4). Unos meses después de ese congreso, la representante de la Unión Europea en Irak, Jana Hybaskova, confirmará en una audiencia ante el Parlamento Europeo que varios países miembros de la Unión subvencionan a Daesh comprándole el petróleo robado.
Al principio, el Consejo de Seguridad de la ONU no logra denunciar ese tráfico. Más bien se limita a una declaración en la que su presidente recuerda que está prohibido comerciar con organizaciones terroristas. Habrá que esperar hasta febrero de 2015 para que el Consejo de Seguridad vote la resolución 2199. Mubariz Gurbanoglu se retira entonces del negocio y vende varios de sus barcos (el Mecid Aslanov, el Begim Aslanova, el Poet Qabil, el Armada Breeze y el Shovket Alekperova) al BMZ Group Denizcilik ve İnsaat A.S., la compañía marítima de Bilal Erdogan, hijo del ahora presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien sigue adelante con el tráfico. En noviembre de 2015, en plena cumbre del G20 en Antalya, el presidente ruso Vladimir Putin denuncia que Turquía está comercializando el petróleo robado de Daesh y que Ankara viola con ello la resolución de la ONU. Ante los desmentidos del presidente Erdogan, el jefe de operaciones del ejército ruso, general Serguei Ruso, convoca una conferencia de prensa en la que hace públicas las imágenes de los satélites rusos que muestran 8 500 camiones cisterna cruzando la frontera turca. Acto seguido, la aviación rusa destruye los camiones cisterna que se hallan en suelo sirio, pero la parte fundamental del tráfico continúa a través del Kurdistán iraquí, bajo control del presidente kurdo Massud Barzani. Incluso se inicia una ampliación de la terminal petrolera Yumurtalik –conectada al oleoducto turco-iraquí Kirkuk-Ceyhan– cuya capacidad de almacenamiento se eleva así a 1,7 millones de toneladas.
Los camiones cisterna utilizados en el tráfico pertenecen todos a Powertans, empresa que obtuvo, sin licitación previa, el monopolio del transporte de petróleo en toda Turquía. Powertans pertenece a la misteriosa Grand Fortune Ventures, domiciliada en Singapur y posteriormente transferida a las Islas Caimán. Detrás de todo ese montaje se esconde Calik Holding, la compañía de Berat Albayrak, esposo de la hija del presidente Erdogan y ministro de Energía (5).
El petróleo que transita por el oleoducto kurdo se vende de la misma manera. Pero cuando el gobierno iraquí denuncia simultáneamente la complicidad del clan Barzani con Daesh y el robo de bienes públicos iraquíes por parte de los Barzani y el Emirato Islámico, Ankara finge sorprenderse. Erdogan bloquea entonces las ganancias de los kurdos iraquíes en una cuenta bancaria turca, en espera de que el gobierno regional kurdo de Irak y el gobierno central iraquí aclaren sus posiciones. Por supuesto, al estar supuestamente congelados, los intereses que esos fondos generan no se declaran al presupuesto turco… pero van a dar a los cofres del AKP, el partido de Erdogan.
En septiembre de 2014, el califa Ibrahim realiza una purga entre los cuadros de su organización. Los oficiales magrebíes, en particular los tunecinos, son acusados de desobediencia, condenados a muerte y ejecutados. Los reemplazan chechenos provenientes de Georgia y uigures chinos. El oficial de inteligencia georgiano Tarkhan Batirashvili se convierte en la mano derecha del califa bajo el nombre de “Abu Omar al-Chichani”. En el mismo momento, el ministro georgiano de Defensa y ex jefe del “gobierno abjasio en el exilio” (sic), Irakli Alassania, anuncia que se dispone a abrir en su país varios campos de entrenamiento para los yihadistas sirios.
En reacción ante las atrocidades que Daesh comete a gran escala y la ejecución de dos periodistas estadounidenses, el presidente Barack Obama anuncia, el 13 de septiembre, la creación de una coalición contra Daesh. Pero durante la batalla de Kobane, en Siria, la aviación de Estados Unidos prolonga intencionalmente la duración del enfrentamiento: un día bombardea a Daesh y al otro día le lanza municiones en paracaídas.
La coalición anti-Daesh afirma estar operando contra un grupo que identifica como Khorasan, supuestamente vinculado a al-Qaeda en Siria. Aunque no existen pruebas de la existencia de tal grupo, la prensa estadounidense afirma que lo dirige un francés llamado David Drugeon, especialista en explosivos y miembro en misión de los servicios franceses, lo cual desmiente el ministerio de Defensa de Francia. La prensa estadounidense también afirma después que este Drugeon entrenó, por orden de los servicios secretos franceses, a Mohamed Merah, autor de los atentados perpetrados en 2012 en las ciudades francesas de Tolosa y Montauban, y a los hermanos Kouachi, ejecutores de la masacre perpetrada en 2015 en las oficinas del semanario satírico Charlie-Hebdo, en París.
Para ampliar sus recursos, Daesh crea impuestos en los territorios que ocupa, pide importantes sumas como rescate por la liberación de prisioneros y se dedica al tráfico de antigüedades. Esta última actividad se desarrolla bajo la supervisión de Abu Sayyaf al-Iraqi. Las piezas robadas son enviadas a la ciudad de Gaziantep –en Turquía. Luego se envían directamente a los coleccionistas que las solicitan a través de las firmas Senocak Nakliyat, Devran Nakliyat, Karahan Nakliyat y Egemen Nakliyat, o se venden en el mercado de Bakircilar Carsisi (6).
Además, la mafia turca, bajo la dirección del primer ministro Binali Yildirim, instala en los territorios ocupados por Daesh fábricas de artículos falsificados que se venden bajo los nombres de grandes marcas e inunda con ellos el mundo occidental.
Finalmente, cuando el presidente afgano Hamid Karzai deja el poder, retira a los kosovares el transporte del opio y la heroína afgana y lo pone en manos del Califato. Hace muchos años que la familia del presidente afgano –fundamentalmente su hermano Ahmed Wali Karzai, hasta el momento de su asesinato– controla el principal cártel del opio. Bajo la protección del ejército de Estados Unidos, Afganistán produce anualmente 380 toneladas de opio de las 430 que se mueven en el mercado mundial. Ese tráfico parece haber reportado al clan Karzai 3 000 millones de dólares, sólo en 2013. Daesh se encarga de transportar la droga hacia Europa a través de sus filiales africanas y asiáticas.
La liquidación de Daesh
El 21 de mayo de 2017, el presidente Donald Trump anuncia en Riad que Estados Unidos renuncia a crear un Sunnistán (el Califato de Daesh) en territorios pertenecientes a Irak y Siria y que pondrá fin al respaldo estadounidense al terrorismo internacional. Conmina entonces a todos los Estados musulmanes a que también lo hagan. Se trata de un discurso cuidadosamente preparado con el Pentágono y con el príncipe saudita Mohamed Ben Salman. Pero no con Londres.
Obediente, Arabia Saudita comienza a desmantelar el gigantesco dispositivo de apoyo a la Hermandad Musulmana que había instaurado a lo largo de 60 años. Pero el Reino Unido, Qatar, Turquía y Malasia rechazan el cambio de rumbo de Estados Unidos.
En agosto de 2017, Londres lanza el Ejército de Salvación Rohinya de Arakán contra el gobierno de Birmania –la República de la Unión de Myanmar, país mayoritariamente budista.
Durante un mes, los medios de difusión atiborran a la opinión pública internacional con noticias a medias que atribuyen el éxodo de los rohinyas musulmanes, de Myanmar hacia Bengala, a los abusos del ejército birmano. El objetivo es iniciar la segunda fase de la guerra de civilizaciones: después del ataque de los musulmanes contra los cristianos viene ahora la agresión de los budistas contra los musulmanes. Pero esa operación se interrumpe cuando Arabia Saudita pone fin al respaldo que aportaba al Ejército de Salvación Rohinya, que tiene su sede en La Meca (7).
En definitiva, Estados Unidos, Irán e Irak expulsan a Daesh de Irak mientras que Siria y Rusia lo sacan del suelo sirio.
En Sri Lanka, Daesh organiza una gran operación terrorista que se inicia en ocasión de las celebraciones cristianas de Pascuas, el 21 de abril de 2019, con saldo de 258 muertos y 496 heridos.
La restauración del Califato, concebida por Hassan al-Banna en 1928, ya había costado la vida al presidente egipcio Anwar el-Sadat, quien había tratado de concretarla para su propio beneficio personal. Varias décadas más tarde, Daesh logra realizarla… pero acaba siendo un fracaso. La resistencia de los pueblos árabes es demasiado fuerte y la oposición del presidente estadounidense Donald Trump no permite continuar el experimento.
Por el momento, es imposible saber si Daesh (el Emirato Islámico) contaba con un mandato del Guía de la Hermandad Musulmana para proclamar el Califato o si sólo aprovechó el respaldo de Occidente para hacerlo. En todo caso, los yihadistas volverán a intentarlo.
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