Los nuevos ministros de la corte
EDUARDO LOPEZ BETANCOURT
CON TODA OPORTUNIDAD SEÑALAMOS, Ortiz Mayagoitia, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, impuso a su “delfín”, Luis María Aguilar Morales, como togado de ese organismo; de igual manera, Felipe Calderón ungió como parte del olimpo de los juristas a un amigo, algunos dicen era su compañero de escuela y otros aseveran fue su maestro, nos referimos a Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. En síntesis, nada nuevo, la Corte seguirá conformada por guripas, zafios y en su mayoría, sujetos desconocedores del derecho.
Por cierto, se fue Genaro Góngora Pimentel, quien logró presentar una imagen de “gran señor”. Sólo para dejar en claro, conozco a Genaro desde hace cuarenta años, siempre buscó y consiguió acomodarse en puestos gubernamentales, fue destacado priísta, teniendo nexos muy activos con los hombres del poder; por ende e invariablemente, sus sentencias fueron para favorecer a altos dirigentes.
Góngora se da aires de pulcritud, no obstante, fue uno de los autores del famoso anatocismo, por el cual se cobraron intereses sobre intereses, beneficiando de forma inmoderada a banqueros, grandes empresarios y comerciantes; recientemente dio otra muestra de su iniquidad: a un insigne profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM, le hizo creer que sería el ombudsman defeño. Sin embargo, a la hora de la realidad, no sólo le abandonó, sino expresó puntos de vista en su contra.
Ahí en la Corte, también se encuentra un tal Juanito Silva, uno de mis ex discípulos en la Universidad, de quien recuerdo con nitidez su poca habilidad en el aprendizaje; fue tanta la conmiseración que sentí por él, que me vi en la necesidad de materialmente hacerle su trabajo recepcional ya que, cuando le dirigí la tesis, no entendía absolutamente nada.
Caso de análoga dimensión, es el de Olga Sánchez Cordero. Un día, su papá me indicó que el título de abogada de su hija, simplemente complementaría la decoración de su sala. Pude comprobar el desconocimiento de Sánchez Cordero cuando fue mi alumna; asimismo, me viene a la mente cómo en una ocasión, el maestro Ernesto Gutiérrez y González le preguntó en qué consistían los derechos reales, y ello tan elemental, no lo supo doña Olga.
Por lo anterior se puede afirmar, hoy, a los dos nuevos ministros, producto del amiguismo y quienes habrán de cumplir su triste papel de incondicionales del Ejecutivo, les esperan nueve individuos sin calidad ni categoría de jurisconsultos, seres cernícalos y afectos al nepotismo, cuya marcada afición por el dinero mal habido es palpable, situación demostrada en el sonado asunto del “gober precioso”, donde según los cortesanos, el poblano no cometió ningún ilícito, a pesar de las descaradas evidencias existentes. Tengamos presente también, la ominosa e infame resolución de la Corte en el caso de la nueva ley del ISSSTE, misma que los parias declararon constitucional, cuando era obvio, se estaba afectando una aplicación retroactiva.
Otro cinismo de los “juristas”, fue preservar para su beneficio onerosos salarios, argumentando que a ellos no les era aplicable eso de que nadie debía ganar más que el Presidente de la República, exhibiendo, que lo retroactivo o no retroactivo, lo manejan exclusivamente en base a procaces intereses.
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