LA ESPINGARDA
ALBERTO ESPINOSA RUIZ
“Deja pensar al pueblo que gobierna y se dejará gobernar”.
William Penn
- Las pasadas elecciones estatales resultaron otro show mediático bastante costosito para el pueblo
- Se coronó merecidamente España en el mundial sudafricano, pero el evento dejó mucho que desear
- Algo sobre los orígenes del merolico mexicano, una especie popular en extinción
Nuestra aventura diaria
Más por la inevitable necesidad de trasladarnos que por darnos baños de pueblo, su servidor, como millones de conciudadanos, diariamente nos corremos una emocionante aventura entre el transporte público concesionado y el inefable metro, ese gusano anaranjado que recorre por fuera y por dentro las tripas de la ciudad y un poco del área metropolitana. Todos los días los urbanícolas chilangos y mexiquenses adoptivos enfrentamos, cuales Indiana Jones de nopalera, las más diversas aventuras en los trayectos de un punto a otro de la región que abarca los feudos de Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto, reyezuelos surgidos de nuestra surrealista democracia, a los que nuestras santo aventuras les vale lo que se le unta al queso, pues sus intereses son alcanzar puestos públicos más altos.
Así las cosas, a diario hombres, mujeres, ancianos, niños y quimeras nos jugamos el pellejo en el transporte público, ese mismo que a cada aumento tarifario nos endilgan el discursito de que es “pa’ mejorar el servicio, la infraestructura y la planta vehicular”, y a la mera hora se orinan de risa de nosotros por guarines y crédulos. Si es en el metro, debemos ser una especie de Indiana Jones cruzado con Rocky y un toque de Kalimán, Batman y Supermán o Mujer Maravilla (según sea el caso o el género), para llegar a buen destino, pues ahí los empujones, mentadas de madre, codazos y apachurrones son gratis; los magos del dos de bastos, las ratas de dos patas hacen su agosto y los tentones sexuales no se diga, se agasajan hasta la primera cachetada o descontón. Otro frente en el convoy es el de los vendedores vagoneros que pasan porque pasan entre la multitud como si fueran corredores de bola de fútbol americano. A esta aventura por la supervivencia diaria debemos agregar las actuaciones de limosneros desaseados, cantantes, músicos y payasitos.
Si se trata de micros, autobuses o combis, el asunto se trata de enfrentar, soportar y comprender al operador, cafre o chafirete que puede de mal humor, medio pachecón o ir correteándose con otro compa de ruta y nos trae agarrados de tubos y pasamanos hasta con los dedos de los pies, lo mismo hay que hacer con su cacharpo, secre, asesor o sancho, el cual se pone a fumar con él, a mirar con lascivia (echar taco de ojo) a las pasajeras de buen ver y mejor tocar, oír a todo volumen espantosa música grupera, salsa o regaetton en contubernio con el piloto de la nave. Si el conductor va de buenas, es porque lleva compañía femenina, casi siempre una rorra muy viajadora e inspiración del operador que se siente piloto de Fórmula 1 o de plano piloto aviador. ¡Ah! Cuídense de traer cambio para el pasaje, abordar lo más rápido posible y apearse de igual manera o corren el riesgo de salir despedidos como esquiadores sin nieve. No reclame el humo del cigarrillo a pesar de que está prohibido fumar en el vehículo, no se cuelgue o quede pegado del timbre, recórrase hasta el fondo aunque no haya por donde.
Nuestra costosísima democracia
De acuerdo a los datos y cifras publicadas por el colega Vladimir Juárez de EL UNIVERSAL, las cuales no ponemos en duda ni tantito, las pasadas elecciones estatales en quince entidades del país en busca de gubernaturas, curules o escaños parlamentarios y ayuntamientos, fue otro enorme gasto público nacional que ha servido para dos cosas: para nada y para pura fregada, pues finalmente se financió a un alto costo una lucha política por el poder en lo que ya es un botín y rebatinga patética de partidos, una guerra para alcanzar posiciones que engrosarán las influencias y las carteras de los triunfadores: candidatos, partidos, IFE, lambiscones, buscachambas, medios y toda una runfla de vividores, mejor dicho de parásitos que se alimentan de la sustanciosa ubre electoral y de cargos públicos.
De esa información leída, colegimos que, por ejemplo, el violento Estado de Tamaulipas se gastó 215.9 millones de varos en este proceso, el gasto más alto, mientras que, no podía ser otra entidad federativa, Tlaxcala, se gastó apenas 15.8 melones; que en doce estados la mayoría de votantes empadronadas son mujeres, solamente Quintana Roo y Baja California presentaron padrones con mayoría masculina. Otros datos: el costo calculado por voto ciudadano, es decir por votante registrado en Zacatecas fue el más caro: $272.26 pesos, y el más bara, de 37.39 devaluados pesos, fue en ¿adivinen? ¡Para Tlaxcala! Así las cosas, resulta que, si la aritmética no nos falla, el total de erogaciones electorales de doce estados fue de: ¡1,222.4 mdp! Números alegres que servirían mejor para dar de comer a los pobres y crear fuentes de trabajo, empresas, inversiones, educación, etc., pero que según los gorriones políticos (voceros oficiales) “sirvieron para alentar nuestra joven democracia, la cual ha dado un paso más”. Si, en efecto, tienen razón, un paso más, pero al más allá. Bueno, preparémonos para las elecciones venideras en el Estado de México para suceder al “Niño Gel” Peña Nieto.
Frase chipocluda:
“El sistema electoral es en realidad un sistema de reparto,
donde todos hacen fraude y lo que se premia es la lealtad y la
disciplina con las cúpulas”.
PAOLA ZAVALA
Adiós Sudáfrica, felicidades España
Ahora que acabó la aguada fiesta futbolera del mundial en Sudáfrica, que quedó a deber mucho a la afición, y en el que por fin, haciendo buenos los pronósticos previos al torneo panbolero internacional, se coronó España, la llamada “Furia Roja” (¡Felicidades y un abrazo fraterno a esa selección y su gente!), es bueno asentar los datos, por demás interesantes, que ha dado a la luz pública Eduardo Fernández-Cantelli de la IE Business School, en el sentido de que ese torneo, pingüe negocio de la mafia FIFA, reunió una audiencia global de cinco mil millones de aficionados y una acumulación de espectadores, es decir, los que asistieron a los estadios y observaron por los medios electrónicos repetidas ocasiones los partidos, en ¡26 billones de personas!
Tan sólo en patrocinios, la Federación Internacional se llevó la tajada del león con sus diversos tipos de clientes, pues han de saber que los clasifica por importancia de inversión. Los llamados socios FIFA, es decir, la elite multimillonaria como Adidas, Coca-Cola, Emirates Airlines, Hyundai, Visa y Sony, gastaron entre 1,600 y 3,200 millones de pesos mexicanos (es decir, entre 100 y 200 melones de euros); luego sigue los patrocinadores mundialista como Budweiser, Contienental Airlines, McDonald’s y otros más, quienes gastaron alrededor de 800 millones de pesos (unos 50 millones de euros), faltando de incluir a patrocinadores de las 32 selecciones nacionales competidoras, como bancos, firmas automotrices, televisoras, cadenas de tiendas de descuento, empresas de electrónica, refresqueras, cerveceras y una larga lista más. Y eso que no apuntamos el obscuro y megamillonario negocio de las grandes apuestas, en donde corre tanto dinero y es en realidad la “una de las lavanderías de billelle más grande del planeta”.
El Espingrama
Del actual gobierno todo mundo sospecha,
con ricos más ricos, pero muchos más jodidos
Eso pasa por dejar gobernar a los de derecha;
caterva de ineptos, demagogos y bandidos.
A México han convertido en enorme corralón,
Donde cohabitan miseria, injusticia y violencia.
Más no toda la culpa es de Felipe Calderón,
Sino de este pueblo de exagerada paciencia.
Haciéndole al merolico
El otro día fui de compras al barrio capitalino de La Merced, casi en el corazón del Distrito Federal; en un momento de descanso pude apreciar el trabajo verbal de un merolico, un tipo joven que se expresaba mejor que un político en campaña, y lo mejor, tenía embobada a una treintena de viandantes (yo entre ellos). Y mientras prometía sacar una tremenda víbora de cascabel de su maletín, cosa que no sucedió en la media hora en que aprovechó para vender amuletos mágicos y milagrosos a una decena de incautos, recordé el origen del merolico, asunto que muy pocos saben.
Resulta que allá por 1879 apareció por lo que hoy es la plancha del Zócalo capitalino un dentista extranjero (no se sabe si era alemán, francés, belga o judío) autorizado por la Universidad para ejercer legalmente en la vía pública, como se acostumbraba en aquel tiempo en México; su nombre: Rafael Juan de Meraulyock, creador de la famosa “extracción de muelas y dientes sin dolor”. El caso es que se hizo popular por su “sistema de sacar piezas dentales dizque sin queja alguna del paciente. Su técnica era muy sencilla: sentaba al paciente en una silla rústica de madera, le abría la boca y, justo en el momento de jalar la pieza cariada, un ayudante del doctor disparaba al aire un viejo y escandaloso arcabuz, lo cual hacía brincar del susto al cliente, momento clave para jalarle la pieza dental con las pinzas. ¡Sustituía el susto por el dolor! Desde entonces, la hábil charlatanería del odontólogo callejero sirvió de ejemplo para sus herederos, a los cuales el pueblo les puso merolicos en alusión al apellido mal pronunciado de este personaje, el cual, así como apareció en escena, desapareció sin dejar más huella que su nombre para los viejos y modernos charlatanes trashumantes, los cuales cada día son menos y quienes viven bajo su antiguo principio de que siempre habrá un menso a quien embaucar.
Y tres de pilón…
Cosas de borrachos
Un día llegó un borracho a las puertas del Palacio Nacional, tocó con su botella de tequila y gritó:¡Quiero ser presidente de la República! Desde adentro le gritó un guardia militar: ¿está usted loco, idiota o drogado? A lo que el ebrio contestó: Entonces no quiero, son muchos requisitos…
Cuestión de cuernos
Fello le dice a su amigo Teto: Fíjate que cosa más chistosa, a mi mujer le gusta mucho platicar después de hacer el amor, el otro día me llamó desde el motel en donde estaba…
Semejanzas
Dice la gente en México que los abogados se parecen mucho a los marsupiales llamados canguros, pues ambos son ratas muy grandes…
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