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Ahora, los políticos buscan el poder en
el exterior; con las“alianzas” burlan el voto
Con la honrosa excepción de Andrés Manuel López Obrador, los políticos que buscan el poder en México, viajan al extranjero en busca de apoyo para satisfacer sus bastardas intenciones ajenas al bien de nuestro país. Ofrecen a los centros de poder en el mundo, canonjías para apoderarse de nuestros recursos naturales con ventajosas concesiones para sus grandes negocios, a costa de míseros salarios a los trabajadores mexicanos y nulificación de sus prestaciones laborales.
Del voto de los mexicanos, los tales políticos se burlan con las “alianzas” partidarias. En esta forma, la democracia en México se reduce a una farsa y el hecho es que a través de los dichos sepultureros de la nación que viajan fuera de nuestras fronteras en busca de apoyos para desgobernar al país, han hipotecado el futuro de México. Con la destrucción de la planta productiva mexicana en el campo y la ciudad, han fabricado la dependencia alimenticia y creado condiciones críticas para reducir a los mexicanos a la mera condición de siervos de quienes vienen a saquearnos.
Émulos de los miembros de la “Junta de Notables” que ofrecieron el trono de México a Maximiliano, los tecnócratas neoliberales macro-economistas y globalizadores hacen pedazos la soberanía mexicana y se prestan al desmantelamiento del Patrimonio Histórico, Arquitectónico, Cultural y Artístico de la nación mexicana. A la vez, destruyen la ecología con macro obras como es el caso de la “supervía”, llamada a causar daño ambiental a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, según la opinión científica de 300 catedráticos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
¿Hasta cuándo podrá resistir nuestro infortunado país la traición de tanto mercenario que ha perdido la fe en México y se apoya en el extranjero para “gobernar” y enriquecerse? Cabe preguntar.
Ambiciones desbordadas
En el trágico desmantelamiento y saqueo de la nación, todos los sectores políticos participan. Ante tanta traición, es difícil que alguien pueda encabezar el rescate de la nación mexicana porque las “alianzas” partidarias despedazan la voluntad ciudadana y los políticos no tienen códigos de honor que respetar.
En la carrera por traicionar a México, todos los políticos “aliancistas” que sueñan con el poder, participan en la entrega de nuestros recursos al extranjero. En el Congreso de la Unión, por ejemplo, se aprueban las leyes en las cuales se basan los internacionalistas que están en las cúpulas de mando para la devastación nacional en aras de las directrices del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional que a través de los préstamos condicionados controlan a los desgobernantes en el país.
No tiene caso dar nombres, de hacerlo, omitiríamos a muchísimos porque son legiones los entreguistas. Baste con decir que las “bodas” entre individuos del mismo sexo, el derecho al asesinato de seres inocentes en el seno mismo de la madre, los divorcios “express” , o sea, la creación de una sociedad permisiva y hedonista, donde el fin único es el placer, son el precio de apoyos extranjeros “para llegar a la presidencia de la República”.
El entreguismo al poder extranjeros da como consecuencia la concesión de “honores”, como ese de “el mejor alcalde del mundo” - y planetas circunvecinos, cabe añadir -, pese a que la capital mexicana es un caos por la realización de obras hechas sin la aprobación de la ciudadanía contra su voluntad, así como la inseguridad y la drogadicción.
Los “maximilaianistas” tecnócratas neoliberales, superan en ignominia con ausencia de ética y falta de patriotismo, a los maximilianstas del Siglo XIX.
La búsqueda del poder en el extranjero, ha dado como resultado la firma de la “Iniciativa Mérida”, con la cual se le han abierto las puertas a los expansionistas gringos, para que nos invadan. Para que, a título de “la guerra” contra el narco, “nos brinden más ayuda” - una “ayuda” que rechaza el pueblo mexicano -, para combatir a la llamada “delincuencia organizada”. La búsqueda de poder en el extranjero, ha llevado a quienes quieren el poder en México y conservarlo, a rendirle homenaje en Arlington a los que nos invadieron y despojaron de más de la mitad de nuestro territorio, en 1846-1848.
Buscan el apoyo extranjero
Ahora que se avecina el 2012 en que habrá elecciones presidenciales, quienes buscan competir viajan frecuentemente al extranjero – con cargo a nuestros impuestos -, y se exhiben en foros mundiales, como en Davos, Suiza, sin considerar que la parte sana de la ciudadanía mexicana – que aún existe -, toma ese hecho en su real significado, una ignominia, una vergüenza, un cinismo. Un dispendio a costa de un pueblo empobrecido por la inhumana explotación de la oligarquía.
En vísperas de los comicios del 2012, especialmente los tristemente célebres “chuchos” perredistas que se autollaman “la izquierda mexicana”, se muestran muy activos en ofrecer a los centros de poder en el mundo, la satisfacción de sus apetitos a costa de nuestros recursos, tradiciones, entrega de los valores que nos conforman, con la corrupción de la sociedad . Y así compiten en entreguismo con los herederos de la “Junta de Notables” maximilianista, o sea, el partido en el poder, el blanquiazul o llamado Acción Nacional que en realidad es antinacional.
“Alianzas”, burla a la ciudadanía
La presencia de desgobernantes apatridas en México apoyados por el extranjero y el sistema de las “alianzas” inerpartidarias, entre la llamada “izquierda” de los “chuchos perredistas”, con el capitalismo salvaje de la ultraderecha yunquista de Acción Nacional, es un golpe demoledor para la Independencia y la democracia en México, porque a la saboteada voluntad ciudadana se le priva de su capacidad de decisión.
El derecho a elegir a nuestros gobernantes se enfrenta así, a una prueba muy difícil de superar y lo primero que debe hacerse es conocer los puntos fundamentales de tales maquinaciones que han dado al traste con la voluntad ciudadana manifestada en las urnas electorales, como acaba de ocurrir en el Estado de Guerrero, entidad digna de mejor suerte por el historial patrio que han escrito sus próceres en tiempos de la Insurgencia, la Reforma y la Revolución Mexicana.
El autor de la sistemática búsqueda de apoyo en el extranjero para desgobernar México, mediante la entrega de nuestros recursos naturales a los centros de poder mundial y las “alianzas” interpartidarias a costa de convicciones cívicas, no es otro que Carlos Salinas y el ejecutor, especialmente en el ámbito interno de México, Manuel Camacho Solís, quien fue su director Regional de Desarrollo, o algo así, durante el salinato.
La “escuela” está en los dos, en Salinas y en Camacho. Se trata, consecuentemente de una técnica neoliberal que mediante “alianzas”y “concertacesiones”, que llevó a Salinas a la condición de candidato del PRI a la presidencia de la República, con la salvedad de que su triunfo ha pasado a la historia como un fraude electoral, con “caída del sistema”y otros recursos a costa de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, de quien se ha dicho insistentemente que es el verdadero ganador en 1988..
Camacho Solís es ahora el cerebro, el “Maquiavelo” de las “alianzas” interpartidarias” a nivel interno. Externamente, es obvio que manipula, que realiza “contactos” a favor de su conocidísimo “delfín”, ambos miembros del equipo salinista y dos de sus mejores discípulos, pese a la aparente “ruptura en 1993”. La “alianza” panista con Salinas – 1988 -, vía Camacho y Diego Fernández de Cevallos, alias “el jefe”, hizo posible el salinato 1988-1994.
Búsqueda del apoyo extranjero – con desmantelamiento económico y social de nuestro país -, para “gobernar” en México y “alianzas interpartidarias” para burlar la voluntad ciudadana, son dos de las grandes desgracias que la ciudadanía mexicana tiene qué superar si se quiere que en verdad haya democracia en nuestro suelo y, sobre todo, que México se salve.
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