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La violencia está en el 100%
del territorio nacional
RAMI SCHWARTZ
Hay que aplaudir el esfuerzo de los medios de comunicación por no hacerle el juego a los narcotraficantes y el crimen organizado e imponer un código de ética llamado Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia. El Acuerdo nace para poder seguir informando basado en una estrategia que evite que sea la nota roja (sorpresiva y reactiva) la que marque los procesos informativos. Se trata de ejercer a fondo el derecho a decir lo que se quiere decir escapando de la trampa de decir lo que los narcotraficantes quieren que se diga. Vamos a ver a muchos medios dejando de publicar fotografías de narco mantas, decapitados, degollados, mutilados, etcétera y de esta forma dejar de ser caja de resonancia del crimen. El problema es que esta estrategia no va a funcionar porque la mayor violencia, la que sufrimos cotidianamente todos los mexicanos, la violencia silenciosa de la que somos víctimas todos los días de manos del gobierno, de los políticos, de los monopolios, de los poderosos. Contra esa no existe acuerdo informativo: esa se cubre, aparece a ocho columnas, nos hiere, nos molesta, nos da nauseas, nos hace vomitar y contra ella no existe código de ética. Telmex está en estos momentos ejerciendo una de las campañas más violentas en contra de la ciudadanía. EL monopolio que nos ha timado, engañado, robado, la empresa que en tres días desconecta una línea a un cliente que durante 30 años ha pagado puntual y religiosamente, el hombre más rico del planeta que ha logrado su fortuna ejerciendo cotidianamente violencia contra todos los mexicanos. A esa se le deja publicar lo que sea, incluso mentiras como las que últimamente publica. Por ejemplo, dice que en 1991 ningún mexicano tenía Internet y que veinte años después, gracias a ellos, millones tienen este servicio. Sí, sólo que hace 20 años, no existía la Internet.
Quién va a parar la violencia que ejerció digamos el secretario de Hacienda cuando dijo que con seis mil pesos una familia puede vivir holgadamente y que la recuperación ya llegó a los bolsillos de los malagradecidos mexicanos que somos demasiado exigentes. Quién para la violencia de decir que lo que los mexicanos sentimos en carne propia vale madre, que lo importante son los “datos duros”, maquillados y manipulados que el gobierno publica.
O la violencia de los gruyeros de Ebrard que retiran autos de lugares donde ni siquiera hay disco de no estacionarse, o de los policías que detienen arbitrariamente a los automovilistas para sobornarlos y extraerles mordidas para el cochinote de Ebrard rumbo a la presidencia, o sus cobradores de la tesorería enviando recibos de agua, predial y demás con aumentos de hasta el mil por ciento y “háganle como quieran”. ¿Qué política informativa existe para contrarrestar la violencia que ejercen las obras inconclusas o que van a paso de tortuga y que provocan que los padres no lleguen a casa a ver a sus hijos o que lleguen tarde a sus trabajos y sean sancionados? ¿Quién para a los políticos pintando un panorama rosa del país que a nadie cuadra y en el proceso insultando la inteligencia de los mexicanos?. ¿Quién para la violencia en los tribunales, en las juntas de conciliación, en las dependencias de gobierno que todo lo dificultan, que a todo ponen obstáculos, que todo lo piden doscientas mil veces por duplicado y triplicado, una y otra vez, pues son incapaces siquiera de construir archivos y bases de datos confiables? ¿Quién para a la secretaria de Turismo que escupe en la cara a los prestadores de servicios turísticos diciéndoles que nunca había estado mejor el turismo?.
Dicen por ahí que cinco entidades concentran más del 80 por ciento de las muertes violentas en el país y que la mala estrategia informativa ha hecho que esto haga que la percepción de violencia abarque todo el territorio. Mentira: La violencia está en todos lados, en todo momento, promovida desde la cúpula por las instituciones. Nuestro peor enemigo no son los narcotraficantes ni el crimen organizado sino las instituciones, el gobierno, los monopolios, los políticos corruptos que son los que llevaron al país a una situación de desigualdad, desesperanza, que destrozaron la economía, las oportunidades, la competitividad, la educación y propiciaron el caldo de cultivo perfecto para que entonces el crimen organizado sentara sus reales.
Creer que los turistas no vienen por la percepción de violencia es un error. Muchos no vienen porque en sus primeras tres horas en México los asaltan en el aeropuerto los de las casas de cambio tomándoles sus dólares por una bicoca; saliendo los asaltan los taxistas cobrándoles carísimo por un servicio pésimo; los asaltan hoteleros y restauranteros que no les dan buen servicio y cobrándoles hasta la sonrisa y ello sin salir todavía a la calle, donde los pueden asaltar de verdad.
Pero bueno, está de moda echarle toda la culpa al crimen organizado. Si aparece alguien muerto y a las autoridades les da flojera o no tienen la capacidad de investigar, se les echa la culpa y se dice “es ajuste de cuentas”, “estaba ligado al narco”. Si el turismo huye por la mala calidad de los servicios o porque llegando al aeropuerto lo primero que uno ve son convoyes militares y de AFIS es culpa de la violencia. Es más, podría desaparecer por acto de magia la violencia de un día para otro y no se sentiría nada, pues las autoridades seguirían violentando a la población como lo hacen todos los días.
Pueden desaparecer los narcos pero el gobierno va a seguir aumentando las gasolinas y vendiendo combustibles de mala calidad y adulterados. Puuede puede desaparecer el narco, Televisa, Azteca, Telmex van a seguir insultando nuestra inteligencia y concentrando nuestro ingreso. Pueden de saparecer las bandas del crimen organizado, los partidos políticos y sus representantes, los burócratas y gobernantes van a seguir robando y enriqueciéndose cínicamente. El enemigo está en casa, en el super, en la gasolinera, en las delegaciones, en las esquinas de los cruces de tránsito conflictivos, en el metro, en el transporte público, en todos lados y contra esta violencia hormiga no hay estrategias informativas.
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