EL TERCER Reich, cuyos dirigentes no tuvieron empacho en asesinar a millones de seres humanos por asuntos raciales, fueron los segundos —a instancias directas de Hitler—, en promulgar leyes ecológicas y de respeto a los animales, las cuales iban desde la prohibición de cocer langostas vivas, hasta dar la mejor alimentación a perros y otras mascotas (mucho mejor que la proporcionada a los prisioneros del régimen), obvio esas leyes de protección no impedían las cacerías organizadas por el “Montero Mayor” Hermann Göring, el encargado de hacerlas cumplir.
Cada quien se sirve de acuerdo al tamaño de su cuchara.
Las primeras leyes ecológicas en el mundo, fueron emitidas en Yucatán (algunas aún están vigentes) en los años 20, por el gobierno socialista de Felipe Carrillo Puerto. Claro, los mexicanos que desconocen su historia y muchos yucatecos actuales que tampoco conocen la suya, no tienen ni pu… idea de esto, que los viejos si sabemos, porque en nuestros tiempos de escuela si se enseñaba historia en las aulas —y se analizaba.
El asunto fue que primero Carrillo Puerto, y Hitler después (sin algo en común ambos) buscaron proteger la vida natural… esas ideas han sido tergiversadas en la actualidad, cuando los actuales “proteccionistas” urbanos que ignoran como es la vida natural, consideran más importantes a los animales que a los seres humanos, debe entenderse que la crueldad hacia cualquier ser vivo; animal o humano —que en realidad es también un animal que piensa, aunque a veces tal afirmación sea dudosa—, es reprobable; pero anteponer la vida y el bienestar de los animales —de la clase que sean—, a la humana; es un pensamiento hijo de la mentalidad nazi, se reta a cualquiera a rebatirlo a la luz de los hechos.
Adolf Hitler amaba más a su perra Blondi que a su fiel mujer Eva, la cual fue capaz de acompañarlo con sólidos ovarios en la muerte ¿Cuántas compañeras de vida harían hoy lo mismo? Claro Adolf hizo matar a su perra antes (no se atrevió a hacerlo él mismo, como marca la tradición nórdica).
Conozco personas que preferirían ver a mil humanos muertos que a un pobre perro o gato. Soy un protector de la vida, en cualquiera de sus formas (y me encantan los gatos), pero también soy un humanista y esta retorcida, enferma y criminal manera de pensar; me da asco.
A los gatos también les daría; son guerreros y depredadores.
Los perros son simples esclavos, como se probó con la infortunada Blondi de Hitler.
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