FUE UN invento alemán, no durante la II Guerra Mundial, sino en el curso de la primera.
LA FINALIDAD, como hasta la fecha, fue el ahorro de energía para la industria, usando de manera natural la más larga duración de los días durante este periodo de las estaciones, ocasionado por la inclinación de la Tierra respecto al Sol.
Pues en realidad, los horarios no son más que una convención de acuerdo a la forma humana de medir la entelequia del tiempo de acuerdo al sistema sexagesimal caldeo.
Sería interesante ver lo que sería medirlo a la manera maya: con un sistema vigesimal. O con uno decimal.
Queda como tarea…
El ejemplo alemán fue rápidamente seguido por otras naciones industrializadas en diversas partes del mundo, sus buenos resultados fueron constatados de inmediato.
En Europa el último país en aceptar esta fórmula fue España.
En Norteamérica el último fue México (los EUM).
¿Sería coincidencia?
Donde aún luego de bastantes años de uso provechoso, los melidrosos y gimientes habitantes siguen quejándose de los “daños a su reloj biológico”, se ignora hasta la fecha si saben a qué se refieren con eso.
Curiosamente muchos ya no saben distinguir entre el horario de verano y el anterior; con ambos se quejan de manera gemebunda y le echan la culpa al gobierno en turno.
Cosas de la idiosincrasia (algunos cínicos le llaman indio sin gracia).
Que no de la lógica, obvio.
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