EN BODEGAS, CINES, CAFETERÍAS y otros establecimientos se vendían las famosas cajitas amarillas de Chiclets Adams, muy solicitadas por niños, jóvenes y adultos quienes imitaban a actores y actrices norteamericanos mascando chicle en las películas hollywoodenses.
¿QUIÉN no recuerda al gánster de la cinta mascando chicle? ¿O a la cabaretera? ¿Dónde ycuando surge la goma de mascar? ¿Es beneficiosa o no para nuestra salud?
Antecedentes
Algunas antiguas civilizaciones mascaban resinas de los árboles, en el antiguo Egipto en ritos religiosos, los nómadas del desierto la utilizaban para calmar la sed, estimulando las glándulas salivales, también lo hacían los griegos, los indios de Norteamérica y algunos pueblos prehispánicos.
Se han encontrado evidencias de más de seis mil años en un pantano en la ciudad de Bokeburg, Suecia y una estudiante británica descubrió en Finlandia un chicle que tiene unos 5.000 años de antigüedad. En ambos casos se trataba de un trozo de goma obtenida de la corteza del abedul y tenían marcas de dientes lo que evidencian que habrían sido mascados.
El chicle maya y Thomas Adams
La palabra chicle proviene de la voz náhuatl tzictli o txictli (del verbo tzic-, “estar pegado, detenido”), que en su origen se aplicó a la resina de textura gomosa obtenida del árbol Manilkara zapota, llamado chicozapote o zapotillo.
En México está localizado en las selvas tropicales de Yucatán, principalmente al sur de Campeche y Quintana Roo, antiguos territorios mayas. Este chicle lo masticaban mayas y aztecas para limpiar sus dientes y soportar el hambre y la sed en sus largos recorridos.
En 1860 ya estando en el exilio, el General Antonio López de Santa Anna se hospedó en la casa de Thomas Adams en Staten Island, Nueva York.
Adams había fracasado en algunos trabajos y quería hacer buenos negocios. Pensaba que si producía neumáticos a bajo costo obtendría buenas ganancias… Santa Anna le propuso comprar el chicle maya para su experimento. Adams compro una tonelada de esta resina pero la idea no dio resultado.
Tiempo después, al observar a una niña mascar goma de parafina, se le ocurrió emplear el chicle que le quedaba añadiéndole azúcar y producir una nueva goma de mascar, que propuso al farmacéutico de la esquina; se convirtió en un éxito.
En 1871 patentó una máquina para producirla, surge Adams Sons and Company y comienza crear nuevos sabores de su producto. El negocio fructifico de tal forma que aun hoy en día, sigue estando en la preferencia del público.
La Competencia
En la década del 50 se reemplazó la resina natural por la sintética hecha con base en un derivado de petróleo de mucho menor costo.
Hoy en día prácticamente toda la goma de mascar que consumimos es goma sintética elaborada para las fábricas productoras, las cuales se encargan de darle forma, color y sabor. Algunas de ellas tiene propósitos específicos: para tener buen aliento, para adelgazar, contra el hábito de fumar, etc.
Beneficios de la goma de mascar
El chicle puede reducir el estrés y la ansiedad. Controla la sensación de hambre. Aumenta la concentración, el rendimiento intelectual y el estado de alerta. Reduce la acidez estomacal. Facilita la recuperación en operaciones de intestinos. Sin embargo, algunos afirman que consumir chicle con azúcar puede promover el desarrollo de caries.
Si se masca en exceso (de cuatro a 16 chicles diarios) puede producir gastritis, cólicos, gases intestinales y diarrea por su contenido en sorbitol; también puede provocar acidez, úlcera y pérdida de peso. Mascarlos mucho tiempo puede producir dolor en la mandíbula.
Los chicles inundan las ciudades mexicanas
México es el segundo consumidor de chicle en el mundo, con 1.2 kilos por habitante, sólo después de Estados Unidos. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en nuestro país se producen alrededor de 92 mil toneladas de goma de mascar al año. Guadalajara, al igual que el DF y otras ciudades mexicanas, sufre con la proliferación de gomas de mascar en banquetas, bancas de parques y plazas; se pegan en los zapatos, en gomas de bicicletas y cochecitos de niños, en la ropa y en las manos.
Esto produce contaminación ambiental y perjudica la salud. Según especialistas cada chicle pegado contiene más de 50 mil gérmenes dañinos, convirtiéndose en un foco de contaminación. A esto hay que agregar que son difíciles y costosos de retirar, pues el costo para ello es cinco veces más del precio de un chicle nuevo.
El diputado Juan Manuel Diez Francos, está impulsando una iniciativa para que se aplique un impuesto al chicle cuya tasa seria del 50 por ciento, esto podría hacer frente a los gastos incurridos por las administraciones locales que limpian los chicles tirados en la calle y concientizar a la población.
Chicza, la solución mexicana
Un trozo de chicle masticado puede tardar hasta cinco años en descomponerse. La solución está en producir chicles biodegradables que no se pegan ni ensucian las banquetas y el pavimento.
Unos dos mil hombres de los estados de Campeche y Quintana Roo producen el chicle de forma tradicional. El 70 % de la producción se vende como materia prima y solo el 20 % se destina a la transformación y fabricación de la goma de mascar "Chicza", endulzado con productos orgánicos como el jarabe de agave y sabores naturales: menta, limón, hierbabuena y canela.
Chicza es una goma de mascar 100% biodegradable, natural y certificada como orgánica, el primer chicle en el mundo con estas características. Además, ya que no está confitado no produce caries y la gente lo puede consumir sin temor a problemas digestivos. Chicza ya se exporta a más de 15 países.
Es suave a la superficie y seguro para el medio ambiente. Es extremadamente eficaz y sin embargo, completamente no tóxico.
Para conocer unos datos
Los Gumbusters son equipos caza chicles que con ayuda de vapor a baja presión (que calienta y ablanda el chicle), un detergente ecológico y un cepillo especialmente diseñado, despegan hasta 12 mil chicles en ocho horas. Pueden quitar la goma de mascar en interiores y exteriores: alfombras sucias, pisos, tapicería, muebles y pavimentos. Ciudad de México, adquirió diez Gumbusters a fin de conservar limpio el centro histórico de la ciudad
. - En 1974, se escaneó el primer Código de Barras en la historia, cuando una persona compró un paquete de chicles en una tienda de Troy en Ohio.
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