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Edición 350 | ||||
Escrito por Dr. Eugenia González | ||||
Sábado, 01 de Octubre de 2016 20:36 | ||||
UNO DE LOS PERSONAJES míticos de la Segunda Guerra Mundial es Otto Skorzeny.
El periódico israelí “Haaretz” publicó transcripciones de mensajes entre los servicios de inteligencia de su país que no solamente demuestran que un notorio reclutador nazi a sueldo de los egipcios Heinz Krug, cayó en manos del Mossad, y que prueban que el trabajo fue encargado a Otto Skorzeny, el aplaudido ex oficial de las SS apodado “caracortada” por su característica cicatriz en la mejilla, a cambio de su inmunidad. El hecho de que un héroe de Hitler, que formó parte de las fuerzas especiales nazis, acabase como asesino a sueldo del Mossad, es naturalmente una sensación para la historia de la postguerra. Estas revelaciones vienen a aclarar también esta última incógnita sobre la biografía de Skorzeny. Quien tras la guerra se ganaba bien la vida con su profesión, pero que seguramente buscó protección. En mayo de 1962, el reclutador Heinz Krug había contactado con el doctor austríaco Otto Yoklek en Viena con una buena oferta, pero Yoklek informó al Mossad sobre el contenido de esta entrevista y sobre la inminente fabricación en Egipto de cohetes con cargas nucleares. Así desde 1961, los servicios secretos israelíes tuvieron constancia de la Fábrica 333, en la que trabajaban científicos alemanes reclutados por Heinz Krug. El director de la inteligencia israelí, el general Isser Harel, obtuvo permiso del gobierno de Ben Gurion para atacar el peligro de raíz, pero con la condición de no incomodar a Alemania, país del que estaban a punto de llegar a Israel tanques y otros armamentos fundamentales en su programa de Defensa. Así fue como puso en marcha la Operación Damocles, destinada a aterrorizar a los científicos alemanes y a sus familias para evitar que se uniesen al programa egipcio.
Caso nunca aclarado
Era un secreto a voces que Krug había estado reclutando científicos alemanes que durante el Tercer Reich trabajaron en el desarrollo de los cohetes nazis y que los sacaba del país a través de la red de Odessa, pero a pesar de las sospechas generalizadas de que el Mossad era el responsable de su desaparición, el caso nunca fue aclarado. El director de la inteligencia israelí, el general Isser Harel, obtuvo permiso del gobierno de Ben Gurion para atacar el peligro de raíz, pero con la condición de no incomodar a Alemania, país del que estaban a punto de llegar a Israel tanques y armamento fundamentales en su programa de Defensa. Así fue como puso en marcha la Operación Damocles, destinada a aterrorizar a los científicos alemanes para evitar que se uniesen al programa egipcio. En su desesperación por llegar al núcleo del problema, el Mossad contactó con Skorzeny, un alemán que podía terminar con Krug sin comprometer al gobierno de Israel.
Krug creyó que Skorzeny podría salvarle
¿Qué le prometió el Mossad a Skorzeny a cambio? Dinero tenía suficiente, era un exitoso hombre de negocios, pero tenía mucho interés en que su nombre fuese tachado de la lista del famoso cazador de nazis, Simon Wiesenthal. La lista de Wiesenthal no fue modificada, pero Skorzeny pudo seguir tranquilamente con su vida, gracias a su inmunidad. Sobre la fidelidad de Skorzeny, Hitler nunca tuvo dudas y precisamente por ese motivo resultó tan chocante que evitase todos los juicios posteriores a la guerra y que terminase sus días plácidamente en Alcudia, Islas Baleares. Moriría el 7 de julio de 1975 en Madrid víctima de un cáncer de pulmón y a los 67 años de edad. More articles by this author
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