Gane quien gane
MA. ESTHER PIÑA SORIA
Lo que se rumora a gritos en el medio periodístico, es que antes de ocho días se sabrá en qué forma se fue el siempre ocurrente Gómez Mont de la Secretaría de Gobernación; su salida, filtrada desde los altos niveles a los medios de comunicación, se da ya como un hecho. Lo que no es muy claro es quién ocupará su lugar en el palacio de Bucareli.
La quiniela está abierta. La mayoría apuesta a que será el titular del Trabajo, aunque, dicen, sería un despropósito ese nombramiento considerando que es un puesto en el que se requiere mesura y no es esa, ni de lejos, una característica que tenga el golpeador Javier Lozano.
El cómo sale uno y entra otro nada tiene que ver con las invocación a Dios que hace el hasta hoy responsable de la política interior y ni siquiera con la voluntad del jefe del Ejecutivo, a la que se atiene el de la política laboral. Que la noticia se hubiera filtrado como se hizo revela que nada está decidido y que las patadas bajo la mesa están al orden del día.
No es tampoco algo que tenga que ver con el mejor funcionamiento de los órganos de gobierno sino con una auténtica guerra interna por el poder simple y llano.
Las cartas de Lozano parecen fuertes; habría logrado desmantelar la compañía de Luz y Fuerza del Centro, reabrir Minera Cananea y cerrar definitivamente Pasta de Conchos sin que las movilizaciones de los sindicatos de mineros y electricistas pudieran impedirlo.
Si por las declaraciones fuera, el hasta hoy titular del Trabajo ha hecho bien su tarea; en seis meses se habrían creado más de medio millón de puestos de trabajo. Lástima que sean sólo declaraciones y no empleos reales. En los números de Lozano se incluyen nombres repetidos hasta cuatro veces; los contratos del programa de empleo temporal que duran, si acaso, treinta días cada uno, se sumarán a ellos en los próximos días los emergentes e igualmente efímeros que se crearán en los estados del norte tras la tragedia que hoy se vive en ellos.
Los números sobre desempleo que ha presentado puntualmente el INEGI desmienten la numeralia de Lozano. Lo mismo hacen las cifras de organismos mundiales como la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de para la Cooperación y Desarrollo Económico, que ponen a nuestro país con los índices de crecimiento económico más bajos de toda América.
Por si fuera poco, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe acaba de presentar su informe anual con números que no mienten: los salarios en nuestro país se encuentran entre los más bajos del mundo y la enorme mayoría de los trabajadores, particularmente las mujeres, reciben por su trabajo un pago que no alcanza siquiera para cubrir las necesidades básicas.
Y ello obedece a una política económica aplicada por todos y cada uno de los funcionarios de primer nivel del gobierno federal, así que, cualquiera que sea el nombre del nuevo titular de Gobernación, en esta quiniela del poder, gane quien gane la apuesta, México sigue perdiendo.
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