BUHEDERA
GUILLERMO FÁRBER
2012: la Madre de Todas las Batallas
Nunca había visto tal nivel de preparación de las fuerzas partidarias para hacerse (o quedarse) con el Poder en el año de Nuestro Señor de 2012. Es lógico: los grillos saben que en la mega crisis en curso (una corrección económica global inédita en la historia), en los arduos años que comienzan solamente sobrevivirán, y aun prosperarán, quienes estén enchufados a las únicas ubres que seguirán siendo todavía rentables: las ubres de los monopolios, nacionales y trasnacionales. Y las más gordas de todas ellas, las ubres muníficas de los gobiernos (locales, estatales, federales; americanos, europeos, whatever). Por eso la desesperación de nuestros partidos, todos ellos. Todos ellos, botando dinero como marineros borrachos. En un país pobrísimo. Todos, enfermos de ambición, de temor y de envidia. Todos, con la actitud del naufragio: sálvese quien pueda (y taka-taka las mujeres y los niños). Y si eso es ahora, cuando faltan 22 mese para el encontronazo, no me quiero ni imaginar lo que puede pasar en los 650 días que restan para esa fecha fatal.
Miccionario
Nuevamente: cerebro sin usar.
Walmart
Me llega este cuentecillo viejón, pero siempre aplicable en épocas económicamente difíciles como ésta mega crisis. Charley es un recién reclutado por la cadena WalMart para sus programa (en EU) de atención a los clientes de la tercera edad (carcamanes, pues). El problema era que Charley no llegaba nunca a tiempo al trabajo, sino cinco o 10 minutos tarde, todos los días. Pero era un buen empleados, limpio, bien rasurado, rápido de mente: un verdaderamente comprometido con la política WalMart hacia los viejitos ("Older Person Friendly" policies). Finalmente, su jefe lo llamó a la oficina y le dijo: “Charley, te lo tengo que decir. Me gusta tu actitud, tu ética de trabajo y tu eficiencia. De veras que realizas un trabajo de primera. Pero esa costumbre que tienes de llegar siempre tarde es un problema.” “Sí, lo sé”, respondió Charley, “pero estoy tratando de componer eso.” “Qué bien, me gusta oír eso”, dijo el jefe, “sé que eres un jugador de equipo. A propósito, entiendo que tú estás retirado de las fuerzas armadas. ¿Qué te decían allá cuando llegabas tarde?” “Bueno, me decían: ‘Buenos días, mi general, ¿ya le puedo traer su café?’”
Miccionario
Manifiesta: jolgorio de cacahuates.
Cuestión de alta matemática
Esta anécdota es real. Mi tío Poncho tiene 91 años, se sabe zarzuelas enteras de memoria, siempre ha tenido una actitud ligera ante la vida y últimamente ha sufrido embates continuos de salud, luego de perder casi totalmente la vista. El problema más reciente, una embolia no demasiado severa que le afectó el lado derecho (ya sabes: se corta al intentar rasurarse, se le cae el tenedor rumbo a la boca, no puede abrir ni cerrar los botones de la ropa, le cuesta trabajo caminar sin apoyarse en la mano izquierda, etcétera). De modo que fue al médico del IMSS. Éste lo examinó y le mandó, muy serio, que “moderara su actividad sexual a la mitad”. A mi tío le pareció muy adecuada la receta, pero tuvo una duda puramente intelectual y se la planteó al perspicaz galeno: “Disculpe, doctor, ¿y cuál es la mitad de cero?”
Miccionario
Polinesia: mujer policía testaruda.
¡Con razón!
Un tipo que había tomado unas copitas de más va manejando de noche su carcacha rumbo a su casa. Como es natural, el tipo va demasiado rápido y el auto va continuamente dando bandazos violentos y frenones súbitos, hasta que un motociclista de tránsito lo detiene, huele a dos metros el tufo alcohólico y le pregunta al tipo: “¿Se ve que ha estado festejando de lo lindo esta noche, ¿no?” El tipo sonríe, eructa y responde. “Pa’qué le digo que no, si sí, jeje.” “Mmm, ya veo. ¿Ya se dio cuenta de que su esposa se cayó del auto ocho cuadras atrás?” “¡Ah menos mal!” responde el bendito, “¡yo creí que me había quedado sordo de pronto!”
Aplausos y chiflidos:
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