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Entrevista con Salvador Borrego:
La guerra de "Calderón no impide
que EU reciba la droga que demanda.
Pretenderlo cuesta vidas, miles de millones de dólares y generaliza la inseguridad; urgen paz y empleo, menos funcionarios, menos sueldazos”, expresa el veterano periodista Salvador Borrego Escalante, autor de 44 libros de fama internacional, algunos de ellos con decenas de ediciones, privilegio que quisieran tener muchas figuras de la literatura mexicana.
Con un historial periodístico que arranca de su estancia en Excélsior, cuando este diario, propiedad de la Cooperativa de Trabajadores Excélsior, fue uno de los diez principales rotativos en el mundo, y elemento clave -por sus profundos conocimientos periodísticos-, en la creación de la Cadena García Valseca, propiedad de don José García Valseca, Borrego Escalante, sostiene en su libro México en guerra ajena que el presidente Calderón “lanzó todos los recursos para interceptar la droga que va a EE. UU., sin lograrlo. Y ocasionó que se expanda la inseguridad dentro de México. Los daños van en aumento hasta parecer una guerra”.
Discípulo de otro gran periodista, don Miguel Ordorica, Borrego Escalante es reconocido internacionalmente como uno de los periodistas poseedor de singulares dotes analíticas. Destaca que “quizá desde Plutarco Elías Calles (1924) nadie había llegado a la presidencia de la República con tantas situaciones incómodas como Felipe Calderón. El Instituto Federal Electoral y el ‘Trife’ se habían tardado demasiado tiempo el calificar las elecciones, en tanto que López Obrador fomentaba la duda y se declaraba presidente legítimo”, a la vez que acusaba a Calderón de ser presidente espurio”.
“El PAN -señala-, ni siquiera tocó la posibilidad de enjuiciar a López Obrador por ‘usurpación de funciones’. No convenía hacerlo, dado el escaso capital político de 15 millones de votos a favor de Calderón, 25 millones para sus contrincantes y 29 millones de abstencionismo”.
Guillermo Galván, titular de la Sedena; Felipe Calderón, y Francisco Saynez, secretario de Marina
Impulso deliberado a la drogadicción
Luego de referir la toma de posesión de Calderón, el autor de México en guerra ajena, apunta que enseguida: La “imagen del presidente del empleo empezó a derrumbarse. Los secuestros iban en aumento. La silla presidencial no resultaba tan cómoda como se veía desde la perspectiva del candidato”.
Comenta que todo lo anterior coincidía con la presencia en México de la señora Karen Tandy, administradora de la DEA (Agencia Estadunidense Antidrogas); de David Gaddis y de otros funcionarios inferiores, quienes solicitaban que el nuevo presidente mexicano actuara sobre el narcotráfico. Parece que lady Karen pensaba en golpes esporádicos; en frenar, no en extinguir.
El periodista Salvador Borrego Escalante explica que se ignora hasta qué punto Calderón se comprometió con la DEA “sin percibir la magnitud del enemigo”, según dijo después. Parece que sólo vio la oportunidad de “licitarse” , hasta e internacionalizarse.
“En consecuencia, se puso un uniforme militar, las cinco estrellas de jefe de las Fuerzas Armadas, y le declaró la guerra al narcotráfico. Automáticamente -quizá sin darse cuenta-, todos sus recursos tuvieron que concentrarse en esa guerra ajena en perjuicio (del combate) de la delincuencia común, de la delincuencia que daña directa y exclusivamente a la sociedad mexicana”.
No consideró Calderón -destaca el autor de México en guerra ajena- que “el impulso a la drogadicción fue planeado por famosos intelectuales como Adolfo Huxlley, Herbert G. Wells, Bernard Shaw T. S. Elliot, W. A. Auden y D. H Lawrence”.
Afirma SBE que “ese grupo tuvo como padrino a Zbigniew Brzinski, jefe de Seguridad de Estados Unidos y a influyentes miembros de la Logia B”nai B”rith”. Esto -subraya-, para debilitar con el consumo de drogas, a la familia, a la sociedad y a los países, para facilitar el advenimiento de un Nuevo Orden Mundial”.
En EE. UU. el alto consumo de drogas, cabe mencionar es “algo normal” desde que el vecino país del norte participa en guerras en el mundo, lo que produce en sus soldados, traumas que requieren el consumo de estupefacientes, para adormecer sus traumas, sus taras y acallar su conciencia en las matanzas de civiles en países que invaden.
“La guerra empezó al revés”
El periodista y escritor, Salvador Borrego Escalante, manifiesta que “antes de declarar la guerra debían haberse atendido las opciones educativas y más empleo”. Hace referencia a las declaraciones del secretario del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Pedro Salazar Ugarte, quien sostiene que los líderes de los partidos, los legisladores y los gobernadores no asumen la amenaza de la inseguridad y optan por sacar ventajas políticas de la mala situación. “Se han dispersado los esfuerzos y se abren las puertas para que sean cooptados los funcionarios públicos”.
La estrategia contra el narco, una de las preocupaciones de EU.
En esta forma -enfatiza -, “el rezago social se traduce en una sociedad fragmentada y desigual que no es capaz de ofrecer oportunidades a las nuevas generaciones. Cada año medio millón de jóvenes que alcanzan la edad de trabajar, o que han terminado sus estudios, no encuentran empleo. Tampoco existen ofertas educativas, porque tres de cada cuatro jóvenes en edad universitaria no acceden a ella. Hablamos de 7 millones 250 mil jóvenes. “En suma, que antes de declarar la guerra debían haberse atendido las opciones educativas y más empleos”, expresa. Según esto, la guerra empezó al revés y así lo consideran diversos críticos, incluso de la propia administración panista.
Lo que debe tener prioridad
En su obra, Borrego Escalante refiere que a la señora Marisela Escobedo Ortiz, radicada en Chihuahua, le mataron a su hija Rubí, de 16 años. Y ante la indiferencia de las autoridades se dedicó a buscar al culpable hasta localizarlo y hacerlo aprender en Zacatecas, llamado Sergio Barraza Bocanegra, plenamente confeso. Sin embargo, tres jueces lo dejaron en libertad. En demanda de justicia, Marisela se plantó frente al Palacio de Gobierno en Chihuahua y al tercer día la mataron de un tiro en la cabeza. Ya había sido amenazada de muerte. Esta es la criminalidad que debe tener prioridad, expresa el autor de México en guerra ajena.
Dice enseguida que “el ex presidente Vicente Fox cuestionó la guerra desatada por Calderón -según dijo -, “porque tiene costos ocultos, daña la imagen de México y estamos pagando costos fenomenales. Al narcotráfico no se le puede terminar. Se le puede administrar. La violencia nos está gastando y destruyendo como país”.
Borrego Escalante hace esta reflexión: “la “guerra” está causando graves daños a la sociedad mexicana. Van más de 30 mil muertos - rebasa los 35 mil, según las últimas cifras-, mil 66 de los cuales son niños. El consumo de droga en EE. UU. ha subido. Cuando la señora Karen Tandy administradora de la DEA le solicitó a Calderón alguna acción, este declaró guerra total. Ahora que ya ven los resultados. ¿Seguirá empeñado en impedir que los EE: UU. reciba la droga que demanda y paga?
El maestro de periodistas, Salvador Borrego Escalante hace referencia a “la guerra” de Calderón, vista por los EE: UU. Dice que “el Grupo de Análisis Estadunidense Stratfor asegura que el 2011 puede ser más violento en México porque el presidente Calderón está en una encrucijada debido a que perturbó el balance entre los cárteles y a que los recursos gubernamentales están empeñados hasta su límite”.
La única manera de reducir la violencia -termina -, será restablecer el equilibrio entre los cárteles, un reacomodo en el que el más fuerte controle a los demás. Que tal vez el más fuerte es el del Chapo Guzmán -de Sinaloa. El grupo Stratfor considera que la ayuda externa a México es la opción probable.
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