Viernes, 15 de Julio de 2011 09:12 | 
Author: FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA | 
| Edición 262 |
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Leñero académico
FERNANDO DÍEZ DE URDANIVIA
Actitudes habituales ante los nombramientos y las dignidades, suelen ser las del aplauso o el rechazo. Quienes reciben los honores y quienes pertenecen al público entran por igual en tales categorías. Ahora que Vicente Leñero es académico vale la pena reflexionar sobre el tema, pero sobre todo referirse al personaje.
Para la mayoría, Leñero es un periodista que escribió Los Albañiles. Para los que han seguido su trayectoria es un personaje merecedor de todo reconocimiento, no por su enjundia de dramaturgo, ni su eficacia de articulista; no por la integridad de su pensamiento, ni la constancia de su quehacer.
Dos fueron sus inicios. Una vocación que no llegó a madurar, lo llevó a concluir la carrera de ingeniero civil, pero lo que podría llamarse voz de la sangre le abrió el camino de las letras, emprendido en lo que entonces estaba comenzando a ser Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Dicho quehacer también se bifurcó. La que a veces fue rivalidad entre libro y diario o revista, desembocó en buena armonía cuando el autor dio un paso de la narrativa a la dramaturgia.
En una entrevista de 1970, Vicente dijo haber hallado en la literatura teatral un medio adecuado de expresión, al menos por aquel momento. “El teatro siempre me atrajo como meta o como carrera. Me daba mucha tentación escribir para el teatro, por decirlo así. Para poder sobrevivir escribí mucho tiempo para televisión. Eso fue una mala carga y pensé que me influenciaría muchísimo. Por eso pensé en la literatura narrativa”.
La misma charla fue coyuntura para que el director que fue de Revista de revistas, y subdirector de Proceso con Julio Scherer, puntualizara un hecho para él vital. En frase que hizo recordar una de Luis Spota, expresó la ventaja de tener fuente segura de ingreso, porque eso da “la libertad de escribir como a uno se le antoje, y de lo que se le antoje”.
El sillón académico de Leñero parece hoy, ante todo, escaparate donde los jóvenes deben contemplar a un hombre que con el ejemplo los invita a cumplir con su destino.
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