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Todas las horas hieren…
La última es la que mata
Alerta triple A: La Fepade anuncia
que delitos electorales aumentarán
120 por ciento.
Mueren sicarios y mueren “agentes del orden”; transgresores mueren y mueren inocentes. Y la cosecha de moronga/ nunca se acaba. Mueren los niños y las mujeres; las vacas y los becerros, y mueren también las mieses antes de fecundar el reseco surco, sin tiempo siquiera para imaginar una fiesta de la cosecha. Los primeros mueren por el obcecado sostenimiento de la guerra narca. Los segundos mueren en sequías, inundaciones o deslaves prevenibles pero no prevenidos. Los del gobierno anuncian con precisión cronométrica las temporadas de estiaje, de incendios forestales y de huracanes que van a llegar cada año y saben el incuantificable costo que, en consecuencia, van a pagar las familias. Como cada año. Pero, ¿dónde están las obras de infraestructura y la acción cautelar de protección civil para evitar la incesante tragedia que sobrecoge y victimiza a los más desvalidos? Ni obras de infraestructura ni protección civil. Sólo exigencias gubernamentales de incremento a los fondos públicos contra desastres naturales que, a la hora de su ejercicio, terminan en destinos insospechados. Si es tiempo de campaña electoral, más que sospechosos. Lo vemos en Chiapas, Oaxaca, Tabasco y Veracruz, en la ruta ciclónica. Lo vemos en Zacatecas, San Luis, Coahuila o Durango, en la zona desértica. La fatalidad es comadre de la impudicia y la impunidad gubernamentales.
Ahí están, inamovibles, desde hace siglos: las zonas de emergencia o de desastre y sus víctimas anónimas. Pero el presidente designado anda entre cabinas de radio y sets televisivos anunciando buenas nuevas con su cabeza grasosa, porque el intenso ritmo de sus apariciones no deja tiempo a los maquilladores para cumplir con su tarea de tratar de hermosearlo. Ya sólo le restan quince meses de placeres vicarios. Ya los famélicos saben cuanto se gasta en bebidas y alimentos en Los Pinos: siete millones de pesos, ¿y la propina? Paciencia: “Todas las horas hieren: La última es la que mata”. El 1 de diciembre de 2012 está cerca.
Rupert Murdoch.
El cuarto poder
“-¿Algún mensaje? -fue todo lo que dijo Keith Townsend al pasar ante la mesa de su secretaria para dirigirse a su despacho.
-El presidente llamó desde Camp David, justo antes de que usted subiera al avión -contestó Heather.
-¿Cuál de mis periódicos le ha molestado ahora? -preguntó Townsend al sentarse.
-El New York Star. El Presidente ha oído comentar que va a publicar los datos de su cuenta bancaria en la primera página de mañana -contestó Heather.
-¿Quién más?
-Margaret Thatcher ha enviado un fax desde Londres. Se muestra de acuerdo con sus condiciones para un contrato de dos libros, a pesar de que la oferta de Armstrong fue superior.
-Confiemos en que alguien ofrezca seis millones de dólares cuando escriba mis memorias -Heatther le dirigió una débil sonrisa…
***
…”Esto no tiene nada que ver con Pierson, sino con Richard Armstrong.
-¿Con Armstrong?
-Ha sido encontrado muerto en el mar. Los primeros informe es que se ha suicidado.
… E.B. se dirigió hacia el despacho de Townsend. Tom había dejado la puerta entreabierta al entrar precipitadamente, de modo que, ante de llegar, E.B. pudo darse cuenta de que se producía entre los dos hombres una acalorada discusión.
-No, escúcheme usted a mí, Tom -decía Towsend. Mi idea seguiría encajando bien dentro de cualquier exigencia legal.
-Espero que me permita ser el juez sobre eso -dijo Tom.
-Supongamos que la cotización de Armstrong Communications haya sido suspendida a últimas horas del día de hoy.
-Es una suposición razonable -asintió Tom.
-Así, pues, sería inútil en estos momentos tratar de apoderarme de sus acciones. Lo único que sabemos por ahora es que Armstrong estaba sangrando el fondo de pensiones hasta dejarlo seco, de modo que cuando las acciones vuelvan a cotizar en el mercado, seguro que lo harán a un precio muy bajo.
-Sigo sin comprender en qué puede ayudarle eso -dijo Tom.
-Sencillamente, actuaré como los cruzados de los viejos tiempos, con armadura justiciera, y entraré a saco para salvar la situación (…) fusionando las dos compañías…
- Pero la Comisión de Monopolios y Fusiones jamás estará de acuerdo en permitir que sea usted el propietario de los dos tabloides más grandes que existen en Gran Bretaña -dijo Tom.
- Quizá no -asintió Townsend-, pero no pondrá ninguna objeción a que me apodere de todas las publicaciones regionales de Armstrong… que deberían haber sido mías desde hace tiempo.
… Pero eso supone que el Parlamento también lo aceptaría -dijo Tom. Piense en todos esos miembros del Partido Laborista que le detestan mucho más que a Armnstrong.
-Tendré que asegurarme de que esos mismos parlamentarios reciban montones de cartas de sus votantes, para recordarles que faltan pocos meses para las elecciones, y que si esperan que les voten…
… -Señor Townsend -dijo E.B.- hace menos de quince minutos que usted y yo llegamos a un acuerdo. Un acuerdo sobre cuyo cumplimiento usted dio su más solemne promesa, ¿O es que acaso su memoria no llega tan lejos?
Las mejillas de Townsend se enrojecieron ligeramente y a continuación, una ligera sonrisa se extendió lentamente sobre su rostro: “Lo siento, E. B.: Le mentí”.
***
David Cameron.
Sinopsis:
Esas breves líneas en que el cínico Townsend se lanza como hiena sobre el patrimonio de su quebrado y suicidado competidor Armstrong, las trascribimos de la novela Cuarto Poder, de Jeffrey Archer (Grijalbo Mondadori, 1996. Casualmente, de Mondadori es ahora conspicuo accionista Silvio Berlusconi). Los protagonistas Armstrong, es nacido de una pobre familia judía centroeuropea, que se levantó de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial para convertirse en un poderoso propietario de medios, fincando su emporio en Londres; Townsend es -por mera casualidad, como célebre Rupert Murdoch-, australiano, heredero de un modesto pero influyente patrimonio editorial del que hace un imperio trasatlántico. Encarnan, ambos, el inescrupuloso modelo de control de monopolios de comunicación trasnacionales que, como se ve, hacen a su clientela instrumento de chantaje contra políticos que se cree invulnerables. Es el tema que, en estos días, pone en entredicho el servicio social que se espera de los medios de comunicación, y en la picota a gobernante como el Primer Ministro de Inglaterra, David Cameron. Para usar el lugar común: La realidad supera a la ficción.
Historias no aptas para
niños mayores de 90 años
Hace tiempo, en los espacios de tinta en los que hemos tenido oportunidad de incursionar, hemos platicado algunas historias no aptas para menores. Una de ellas, es la de la gran estafa mundial condensada en las operaciones del pakistaní Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI). Cuando, a pesar de las amenazas de los Bush, el fiscal de distrito del Condado de Nueva York, Robert Morgenthau tomó la causa alegando jurisdicción con el argumento de que por Manhattan han corrido ríos de dólares percudidos que pedían a gritos su lavado, se supo que ese siniestro aparato con cobertura bancaria -que finalmente tuvo enclaves en los Estados Unidos- operó en los tiempos de Ronald Reagan como subagencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos para financiar a Saddam Hussein, en Irak, y a Osama Bin Laden, en Afganistán, contra los invasores soviéticos.
El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos -acreedor del gobierno mexicano, dicho sea de paso- tiene documentado que potentados sauditas han financiado a Al Qaeda. Con Reagan, Bush padre era director de la CIA. Su pequeño pacheco ahora renacido recibió respaldo dinerario de los Bin Laden para proyectos que cuajaron gracias al paso de los Bush por la Casa Blanca; no antes. Para decirlo súbito: El BCCI habría blanqueado, según registros rescatados, más de 32 mil millones de dólares, ciertamente una bicoca, pero no hay manera de bucear más profundo si uno no tiene las capacidades cibernéticas de Wikileaks. El Irán-Contra (nicaragüense) está en el catálogo de sus operaciones.
El caso se menciona para indicar cómo, en menos de dos décadas, un remoto banco, aparentemente surgido de la simple audacia de un tercermundista, puede construir un entramado internacional si sabe navegar en el océano de oportunidades que le ofrece el potencial de corrupción con el que opera el sistema bancario-financiero controlado desde Wall Street, la City londinense y estaciones intermedias.
Otro modelo para armar
No todos tienen que saber -pero deberían saberlo, dadas las fatídicas consecuencias- que, cuando el usurpador Carlos Salinas de Gortari llegó a Los Pinos, nombró procurador general de la República al jalisciense Enrique Álvarez del Castillo. Dicho como simple referencia, en su periodo -de Álvarez del Castillo-, el Instituto Nacional de Ciencias Penales (1990) editó un cuaderno de los académicos argentinos José Simonetti y Julio E.S. Virgoti titulado, Del delito de cuello blanco a la economía criminal.
La preciosa obra -para los que no tienen nada que temer a la aplicación de la ley- establece, como tesis que de nuestro lado queremos subrayar, que una crisis de Estado no es resultado de generación espontánea: Es obra maquinada por quienes se beneficiarán de ella. ¿Hace falta decir que son los plutócratas y sus compinches en el gobierno? Vale para los países árabes, como para México. Los autores procesan, para efectos de denuncia al menos académica, casos específicos judicializados de fraudes bancarios, en los que fue evidente la participación y el beneficio de la pandilla del sátrapa uniformado Rafael Videla.
Robert Morgenthau.
Es largo de contar, el negro historial de la corrupta tiranía militar argentina. Lo que queríamos decir entonces -y lo repetimos ahora-, es que los tecnoburócratas detentadores del poder político, sobre todo en cuanto a la obra de Simonetti y Virgoti, cuando el Instituto Nacional de Investigaciones Penales editó el estudio comentado en 1990, segundo año de Salinas de Gortari, asumirían políticas de prevención contra la economía criminal. Muy por el contrario, tomaron las experiencias del BCCI y de Argentina -podría decirse lo mismo de la banca vaticana- como manual para aclimatar en México el mismo sistema depredador: La Carta magna de la economía criminal.
Importamos corrupción, no ética
Los casos citados tienen que ver, precisamente, con la importación de doctrinas y sistemas extralógicos, que no se compadecen de la condición de una sociedad secularmente colonizada y expoliada como la mexicana. En ese proceso, juegan un papel determinante los medios de comunicación masiva, sobre todo los electrónicos. que en un tiempo aparentaron, no sin presión del Estado concesionador, cierta voluntad de servicio público dirigido a la cultura y la ecuación como bienes sociales. Está documentado, sobre todo en las presidencias panistas, que las normas constitucionales y sus leyes secundarias pasaron de ser de del ley del embudo a letra muerta.
Las referencias novelísticas y los hechos reales, encarnados en sujetos como Rubert Murdoch y el premier británico David Cameron; sus métodos y la concupiscencia entre hombres de poder económico y los de pretendido poder político, son ya un estado que sembró sus reales en nuestra realidad nacional. La pugna, por ejemplo, entre los detentadores del duopolio televisivo y el magnate Carlos Slim, reproduce el conflicto entre los poderes plutocráticos que pugnan por los billetes, no por un servicio a la comunidad nacional, hoy no sólo desolada socio-económicamente, sino postrada espiritualmente.
Carlos Slim.
En ese emponzoñado conflicto, que se presenta con la capitulación del Estado como titular y custodio de los bienes públicos, las decisiones que toma el Poder Ejecutivo son de absoluta y condenable parcialidad, dictada por la urgencia electorera. Lo grave es que la corrompida y corruptora partidocracia, representada en el Poder Legislativo, por larvada cobardía o por una manifiesta ambición insana, no tome cartas en el asunto. En el caso del affaire británico, el Parlamento pide rendición de cuentas. Aquí, frente a situaciones que ponen en riesgo una sucesión presidencial, los legisladores fingen no darse cuenta. Y así hablan de democracia. ¡Qué pena! ¡Y qué peligro para México!
Despedida no les doy…
En tiempos crepusculares, repetimos: Todas las horas hieren: La última es la que mata. La ley es inexorable. Lo sabremos el primer domingo de julio de 2012. Hay que redactar el epitafio y el canto de los responsos. Las cabezas grasosas rodarán, ni siquiera por la acción de la guillotina: simplemente, por inercia, que nada tiene de heroísmo… ni de decoro.
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