Sigue la mata dando… REGINO DÍAZ REDONDO
“Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene futuro” Dalai Lama
MADRID.- LA MONARQUÍA Y LOS PODERES Ejecutivo, Legislativo y Judicial están cuestionados y hasta los repudian por el pobre, ineficaz y dudoso comportamiento de muchos de sus miembros. El mal ejercicio oficial es rechazado por los ciudadanos y las encuestas lo confirman. Las verdades resultan mentiras. En la práctica, lo verde es negro y las componendas, multicolores para su beneficio a costa de los demás.
El escenario público está manchado de irregularidades que se producen a menudo y aumentan a medida que pasan semanas y meses. Si bien este gobierno ha logrado exasperar a los contribuyentes, el pasado es cómplice del mal manejo de las finanzas que tienen a España acosada por los mercados y la equivocada política de la Unión Europea.
A merced de la especulación, se ha caído en la obediencia absoluta a la política equivocada que afecta los pulmones de la sociedad actual. Todas las actividades están contaminadas; nadie respeta palabras ni contratos; la búsqueda de otros caminos que aminoren la carga es ya la asignatura principal de los que no pueden pagar los tributos que exige el gobierno.
Los empresarios, trabajadores, banqueros, no son ni buenos ni malos, sino producto de un sistema desigual y decadente en extinción. Pero mientras le llega el fin, arrolla con los preceptos morales y cívicos en forma alarmante.
La descomposición de los hábitos produce desconfianza hacia el Estado, cuyas decisiones son puestas en tela de juicio porque lesionan la medula del crecimiento social y propician el desacato y el enfrentamiento.
Aquí, hasta en los eventos deportivos se silba el himno nacional. La Marcha Real -porque eso es- recibe el duchazo. Los hinchas -no sé de qué- pitan al oír los compases. Ya no es exclusivo de los separatistas sino del público que no sabe cómo enfrentar descantado y frustración.
Pero el hecho, aunque no lo parezca, es preocupante. Dirán: ¿Qué puede afectarle a un republicano que se truene contra una música sin letra? Pues bien, ser partidario de la cosa publica como el menos malo de los gobiernos -como es sabido por todos- no significa que su sonido avale una dictadura. Es el elegido temporalmente por los españoles en su paso a la democracia. Temporal sí, pero vigente. Si no le gusta, cállese y guárdese para sus adentros las fobias. Mientras, luche frontalmente porque lleguen tiempos mejores.
Trabajemos para alcanzan el régimen anhelado pero no seamos eco de los que quieren apartarse y proteger un coto, un pedazo de tierra, que siempre fue de España. No hay que hacerles el juego.
Son individuos -minoría que crece- absurdos y con dolores de estómago. La cabeza la utilizan para todo menos para pensar. El instinto caciquil y egoísta son su orgullo y su carta de naturalización.
Si Amauir y Bildu, Ezquerra Republicana per Catalunya y otros bichitos lo proclaman abiertamente, los hay que, desde el anonimato, atentan contra el poco prestigio que nos queda.
Contribuye esa actitud, aunque parezca que no, a alentar a quienes consideran que la península es un pedazo de tierra cuyo límite con Europa se encuentra al norte, en la frontera con Francia.
Los viejos sonidos de los aneuríticos tienen dos caras: La dictatorial de Franco y el espantoso rostro de ETA.
Los extremos se tocan y se abrazan, ante la pasividad de los políticos, metidos a financieros y economistas que vaticinan el fin de la Europa unida y la vuelta al trasiego por pueblos, montados en burros con alforjas llenas de pan y vino. Porque el resto del mundo no existe o lo desconocen.
No hagan el juego a los impresentables, pongan unas aquí a la irresponsabilidad y a los equivocados,. Peleen porque la democracia responda a su etimología y se aplique en forma correcta.
No es el momento de quedarse quietos; la gente precisa tomar al toro por los cuernos y a no dejarse empitonar. Aunque la fiesta brava está en decadencia y prohibida ya en Cataluña.
Pero igual de teflones son los que en un pueblo de Cáceres, españolísima ciudad, votaron por hacer jolgorio y corridas en vez de destinar los 15 mil euros de presupuesto a crear empleos.
¿Quién los une? El diablo seguro que los crea. O puede nacer por generación espontánea.
La razón es derrotada por mayoría -no absoluta como la del PP- pero suficiente para aletargar y hundirnos.
Los reyes se tambalean física y mentalmente. Hay regiones donde fueron declarados personas non gratas. Están mezclados, sin darse cuenta, los movimientos retrógrados y los llamados progresistas. Coinciden para aumentar la división.
La defensa a ultranza de su Majestad y sus pequeñas correrías por África van por el mismo camino de los picapedreros que, ingenuos, ilusos, desean convertir a la península en trozos aislados e inservibles.
Piensan que España ya terminó su andadura. Don Quijote está en la historia no en el presente. Creen que hay que volver a los castillos feudales y a las ineficaces prepotencias de escasa influencia pero, eso sí, muy fortificadas aunque los adelantos culturales nunca lleguen.
En la calle, la estatocracia y la macroeconomía, al servicio de países tradicionalmente expansionistas, abren heridas difíciles de cerrar. Hay archipiélagos en el Atlántico que son europeos cuando les convienen. Otros, dentro de nuestra geografía, lo son, sin duda, pero porque fortalece a sus etnias y no por añorar un continente unido. Éstos, no quieren ser parte de Europa sino de Europa en su totalidad. Otros buscan el secuestro de la vieja dama como indica la historia.
Hay jueces de alta rango -el presidente del Tribunal Superior, Carlos Dívar- que disfrutan su cargo con viajes de descanso de cuatro días a la semana en conocidas playas. Los gastos los carga al presupuesto del Estado. Y todavía tiene la torpeza de no saber camuflarlos. Se ríen de la censura y permanecen en sus puestos mientras no se rompa la cuerda de la complicidad que tienen con otros similares.
Las promesas políticas son agua pasada. No se cumple y los desatinos y arbitrariedad se mantienen sin avisos de rectificación.
Se soslayan los fraudes, se archivan las denuncias inconvenientes. Las mutilaciones de la sociedad continúan.
Nadie rectifica ni reduce el malestar convertido ya en pandemia. Los lideres obreros -lo que faltaba- son institucionales. Primero la patria, luego los intereses de los agremiados. ¿Y quiénes conforman la patria?.. Pues éstos, los asalariados que cada vez son menos y mal pagados. Y por ellos y con ellos el neoliberalismo no hubiese triunfado. Pero ya no son útiles. Al menos, eso creen algunos.
Sin embargo, no se olviden que el origen de toda civilización se basa en el comportamiento del ser humano. Sin gente no hay progreso. Sin trabajadores no existirían los rascacielos y la globalización sería una palabra desconocida.
En estos momentos, la distancia más corta entre dos puntos es la línea sinuosa trazada a gusto de unos cuantos.
La mayoría, como siempre, encaja los latigazos con estoicismo y resignación. A los que sacan la cabeza, se la cortan. La queja es sinónimo de subversión y debe ser erradicada.
No está la nación para alborotos pero sí para reivindicaciones.
Los dueños del pastel siguen intoca cables. Se ríen de las acusaciones verbales; untan dinero para no ser condenados; gozan de sus abundantes bienes y se retiran de la política o la banca como latifundistas. Viajan con caudales mal habidos. Guardan sus fortunas en paraísos fiscales o en sociedades anónimas. Son soberbios cuando pueden y subordinados incondicionales de sus protectores.
Hay miles en todo el país. Prevaricar es el verbo más conjugado, un anatema que la mayoría desconoce pero utiliza porque está en la jerga cotidiana.
En tanto se permitan los indignantes acuerdos para que los ladrones no vayan a la cárcel a cambio de dinero, mientras los defraudadores queden libres por “tribunales populares” y sigan alimentándose de la ubre del Estado, la precariedad y la desazón marcarán el rumbo hasta exprimir a la madre- vaca.
Los regalos, trajes y bolsos, joyas y convites, tienen su recompensa en concesiones oficiales. ¿el precio?, importante aunque cada vez los funcionarios se conforman con menos.
Algo es algo dice Lucifer y está feliz en una geografía que no es la suya pero que están regalándosela sin que haga muchos esfuerzos.
¡Tan buenos que son los carpetovetónicos!
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