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Ediciòn 284
Escrito por Abraham García Ibarra   
Jueves, 21 de Junio de 2012 13:18

ITINERARIO 2012
ABRAHAM GARC
ÍA IBARRA
(Exclusivo para Voces del Periodista)

 


“Nos desayunamos con Porfirio;
comimos con Huerta; pero la revoluci
ón
nos neg
ó la merienda y hubimos de
acostarnos… en la hamaca inc
ómoda de
una reacci
ón inútil, estéril y bravucona.
¿
Con qué derecho exigimos a los
revolucionarios que olviden nuestro

Te Deum a Huerta, nuestra alegr
ía por
el deceso de Madero, nuestras traiciones
y otras cosas m
ás, si nosotros sabemos
mantener rencores ancestrales?

Ren
é Capistrán Garza
(Cristero arrepentido)

 

Los farsantes

Itinerario1

En una de las versiones del Tartufo, de Moliere, para adaptación teatral, nos llamó la atención el reproche a Dios por olvidar éste los grandes servicios que el santurrón le había  prestado, a la hora de que la ley le echó el guante en pleno faje libidinoso a la mujer de uno de sus benefactores estafados económicamente y a punto de serlo carnalmente.

Don Manuel Gómez Morín
Don Manuel Gómez Morín

Por curiosidad periodística, nos dio por asistir a algunos oficios católicos para entender cómo los practicantes hacían sentir, in situ, su Credo ante el altísimo. Encontramos a no pocos, militantes del Partido Acción Nacional (PAN) algunos, dando testimonio auténtico de su fe. Después conocimos a Carlos María Abascal y Carranza que, por su devoción histriónica, era conocido como Monseñor Abascal.

Olvidados los legendarios padres fundadores del PAN -con todo y su legado doctrinario, fincado básicamente en los imperativos de la Doctrina Social de la Iglesia católica-, empezamos a ver a los neopanistas conversos al neoliberalismo saliniano, practicando a rienda suelta el relativismo moral que los llevó a la alianza estratégica con el usurpador de 1988: Un salto al vacío ideológico desde el cambio democrático de las estructuras ceñido al imperativo del humanismo político, al putrefacto fondo del mercantilismo despiadado y depredador.

En histórica carta, doce años antes de que fundara el PAN, don Manuel Gómez Morin, equiparó a México con China: “Países donde no hay política sino escatología o teratología. No el noble entendimiento o la pugna de hombres por afanes humanos, sino enfangamiento de corrupción, de ignorancia y de pasiones; o manifestación de monstruosos y disformes fenómenos colectivos”. Ingobernabilidad manchada con la sangre de más de 60 mil mexicanos en menos de un sexenio, basta para darle la razón al joven sabio de hace un siglo. Una de las acepciones de escatología es, tratado de los excrementos. En el escenario del desgarrador drama nacional, esta es apenas una repugnante alegoría: Al referirse a las recientes deserciones del PAN, la joven sobrina política del presidente designado, Mariana Gómez del Campo expectoró para los bronces: “Al final del día: La caca flota”.

En la voluntaria traición a principios y valores fundacionales, es cuando atestiguamos que la arribazón oportunista de conspicuos personajes de la libre empresa a las filas del partido de los católicos introdujo al ideario azul El nuevo Credo del eficientismo o cómo ser economista a la medida de Pinochet. Fue un giro radicalmente espectacular, habida cuenta que la generación panista precedente comulgaba más con la Democracia Cristiana chilena, que tenía en los Frei a sus más leales expositores, aunque no tan ortodoxos como fuera deseable.

Dicho “Credo”, por algún ocurrente enmarcado en su despacho al lado de su título profesional de Licenciado en Derecho, dice:

Creo en dios Dólar todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Milton Friedman, su único hijo, nuestro señor, que fue concebido por obra y gracia de la Universidad de Chicago. Nació en la santa Feria Mercantil, padeció el poder de Poncio Popular, fue expropiado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos del socialismo. Al tercer año resucitó entre los vivos, subió el once a los cielos y está sentado a la Derecha del poder…

“Creo en el Espíritu Santo, la sagrada Empresa Privada y nos autos japoneses. Creo en el Mercado de Capitales, las financieras y las camisas Pierre Cardìn. Creo en el autofinanciamiento de los hospitales, el desfinanciamiento del Fisco y el Financiamiento del bolsillo…

“Creo en la recesión, la inflación y la deflación. Creo en el Odeplan, la nueva institucionalidad y las calculadoras Texas Instruments. Creo en el índice de precios al consumidor (IPC), el Programa de Empleo Mínimo (PEM) y la CNI…

“Creo que Adam Smith vive, que Keynes murió y que Marx fue una pesadilla. Creo en las oficinas alfombradas, las secretarias rubias y la deuda externa. Creo en los negocios: los buenos negocios. Creo en vender fábricas, minas y bosques del país…

“Creo que la economía es una ciencia exacta. Creo que nadie más entiende y nadie más debe opinar. Creo que los periodistas sobran y la opinión pública no cuenta. Creo que los sociólogos son una peste y los pobres un mal necesario…

“Creo en el tenis,  las reuniones, los almuerzos y las ventajas comparativas. Creo en la Comunión del Mercado, en el perdón de nuestros pecados, en la aparición de los desaparecidos y en la Junta (militar) eterna. (10 de septiembre de 1979.)

Por nuestra parte, creemos que ese “Credo” -que difundimos por primera vez en 1985 en nuestro trabajo Apogeo y crisis de la derecha en México (El Día en libros)- ha sido como una carta de navegación que ha guiado El camino correcto de los dos sexenios presidenciales que han tenido como titular nominal   al Partido Acción Nacional, el segundo plenamente militarizado. Ambos, sin embargo, continuismo del transexenal minimaximato salinista.

Reformas con tufo a Pinochetismo

En ese tramo, hemos monitoreado tentativas -o consumaciones- legislativas del neopanismo, ya subsumido en el vientre del priismo tecnoburocrático, bordadas con retacería de los mandatos de las dictaduras chilena y argentina. Verbigracia: La vieja iniciativa azul de Reforma laboral, redactada en los cubículos de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) aun antes de que la presidiera formalmente Salvador Abascal y Carranza, promotor de la Nueva cultura laboral, y defendida por éste en su papel de secretario de Trabajo y Previsión Social del gabinetazo de Vicente Fox, se armó -dicha iniciativa- con precisa fusilería de los bandos emitidos por el general Augusto Pinochet contra la clase trabajadora de Chile, y con especial saña contra el sindicalismo y la organización campesina.

Luis H. Alvarez, la alianza estratégica
Luis H. Alvarez, la alianza estratégica

Recordar nomás, también, que el salinismo contrató como   asesores a ex colaboradores de Pinochet para poner en marcha la contrarreforma agraria concebida para la privatización de la propiedad social del campo, particularmente del ejido, que expuso la producción y el mercado agropecuario mexicanos bajo la ley del hierro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), dejando a los trabajadores de la tierra en calidad de parias y de carne de cañón del Ejército de reserva de los cárteles de la droga. Esa contrarreforma, por supuesto, contó entonces con los diligentes votos del PAN, una de cuyas bancadas parlamentarias fue coordinada por Diego Fernández de Cevallos.

Para que no quepa la menor duda de ese, nuestro registro, véase la recurrente muletilla retórica de campaña de la candidata “diferente” del PAN a la presidencia de México, Josefina Vázquez Mota, en incesante reclamo al priista Enrique Peña Nieto porque su partido ha obstruido la aprobación de la Reforma laboral que, dicho a título de fe calderoniana, no sólo hubiera permitido alcanzar el máximo, sino el pleno empleo de los mexicanos. Qué tal.

La introducción del trabajo editorial que aquí recordamos, Apogeo y crisisla abrimos con esta cita juarista: El triunfo de la reacción, es moralmente imposible.

Escribimos entre otras cosas:

  1. … los hechos mondos y lirondos dispuestos a desnudar toda veleidad y ciertas deidades de cartón que nos proponen algunas sectas flagelantes, nos recomiendan no comulgar con ruedas de molino por más que exhiban ostentosamente su factura extranjera -made in USA, dicen algunas- o la etiqueta de pretenciosas marcas de subdesarrollada manufactura doméstica.
  2. Objetivamente (hablamos en 1985), son precarias no sólo las posibilidades, sino las probabilidades, siempre confiadas al azar, de que la reacción en México pueda constituirse aquí y ahora en poder político legitimado en el más inapelable veredicto: El del voto popular. (Antes y después de aquel año, el rasgo principal del panismo es el de una formación política de cuadros; de bases sociales.)
  3. … la crisis provocó una serie de reflejos anímicos y sicológicos que conmovieron las estructuras de nuestra convivencia nacional y momentos hubo en que, efectivamente, la supervivencia de la colectividad mexicana pareció sometida a la regla del ¡Sálvese quien pueda!
  4. No quieta lo anterior que la crisis nos haya ilustrado -con su ruda compulsión- sobre lo que constituye la realidad política mexicana en sus aristas y sus planos, en sus luces y sus sombras, en sus trabas y funcionalidad, en su capacidad congelante y su potencialidad constructiva. En saber depurar el inventario radica el secreto de la ruptura y la continuidad; de la continuidad y los nuevos hallazgos.
  5. Supimos, por la crisis, que ni las más prolongadas privaciones materiales, ni la más artificial y artificiosa molicie inhabilitan o neutralizan la energía intransigente de las grandes mayorías populares que, por encima de la inercia generacional, endosan a sus relevos las cuentas por cobrar al régimen que en su oportunidad no pudo saldarlas.

Flanquean a Salinas de Gortari, Diego Fernández de Ceballos y Enrique Peña Nieto.
Flanquean a Salinas de Gortari, Diego Fernández de Ceballos y Enrique Peña Nieto.

Democracia sin conflicto, no es democracia

  1. Supimos también, por la crisis, que una democracia no merece llamarse tal si no se impone como condición esencial el reconocimiento de la existencia de clases, que su división genera conflicto y que el poder democrático no se explica si a la primera manifestación del conflicto aplasta a los antagonistas en vez de ejercer el arbitraje a favor de su propio consenso.
  2. Supimos, además, que la disidencia frente al poder político y en la correlación social y económica entre los grupos en toda moderna democracia se ventila por medio de la acción clasista de los partidos políticos que han de activar el arsenal de sus lealtades históricas o circunstanciales para conquistar o usurpar, si fuera el caso, el poder al que no han podido supeditar a sus propias consignas. (Hoy conocemos la nueva fórmula de acceso al poder: “haiga sido como haiga sido.)
  3. Supimos, asimismo, por la crisis, que la legitimidad del sistema político se pone a prueba y se acredita cuando es capaz de convencer a las mayorías de que no hay distancia ni oposición entre los valores fundamentales que éstas proponen y aquél abraza como propios, y procura concretarlos no sólo en el efecto instrumentalista que prestigie la eficacia, sino en la causa moral que los ha inspirado.
  4. Supimos, finalmente, que hay dos modos de ver la crisis: Al través del delirio catastrofista que dinamiza el aventurerismo suicida, y al través de la aptitud racionalizadora que faculta para gobernar la crisis cuando todo parecía que es la crisis la que puede gobernar aun a las voluntades más lúcidas.
  5. Una sumaria observación de la crisis: Su aparición, su evolución y su estado actual, autoriza a asegurar que, a pesar de los puntiagudos, filosos y tensos cercos tendidos alrededor del Estado mexicano y del gobierno de la República en su especificidad, éstos no han perdido su capacidad de iniciativa y de maniobra, aun en aquellas zonas del ejercicio del poder en que los márgenes de acción son más estrechos. (De Estado fallido empezaron a hablar fuentes de Inteligencia de El Pentágono estadunidense al principio de la gestión del actual presidente designado.)

 

Baladronadas de México en la libertad

Dadas las baladronadas que desde la campaña México en la libertad (1982-1983) difundía la ultraderecha clero-empresarial a la rosa de los vientos, cerramos algún apartado del trabajo citado con el siguiente párrafo: “Los propagandistas del PAN, sobre todo los extranjeros ganosos de ver rendido el orgullo de México, y poco preocupados por ver la realidad de México desde la realidad en México, suponen que ese partido se atreverá a acaudillar una cuarta revolución. Un labriego mexicano podría responderles sin chistar: Se me hace muy ojona pa’ paloma, muy corta pa’ aguacate y muy cuadrada pa’ huevo”.

El Maquio Clouthier.
El Maquio Clouthier.

Lo trascrito, repetimos, fue redactado en 1985. Esto es, hace 27 años. ¿Cómo podía el PAN acaudillar una cuarta revolución -en estricto rigor apareció en 1939 como sucedáneo ilustrado de la contrarrevolución- si quien amenazaba con desatarla, el robusto agroempresario sinaloense, Manuel de Jesús El Maquío Clouthier del Rincón, murió misteriosamente un año después de haber sido candidato presidencial de ese partido, y a menos de doce meses de que sus dirigentes, encabezados por Luis H. Álvarez, habían firmado la alianza estratégica con Carlos Salinas de Gortari, avalando el Golpe de Estado técnico maquinado en el verano de 1988 en el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados? Imposible: La placenta pinolera había fecundado ya el engendro: El PRIAN.

Y usted, ¿por qué no, Diego?

Hacia diciembre  de 1993, cuando Salinas de Gortari había digitado ya la candidatura de Luis Donaldo Colosio, destapado el 28 de noviembre por el presidente del PRI, Fernando Ortiz Arana, en el besamano que las cámara legislativas escenificaban en Los Pinos al finalizar el periodo de sesiones, alguna oreja indiscreta alcanzó a registrar el melifluo susurro: “Y usted, Diego, ¿por qué no?”. Y, por primera vez en la historia electoral mexicana, el fiel de la balanza desde Los Pinos tuvo tres candidatos presidenciales: El propio Colosio, por el PRI; Cecilia Soto, por el incipiente Partido del Trabajo, que dividiría el potencial electoral de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, presente en segunda vuelta después del fraude de 1988, y Fernández de Cevallos, por el PAN. Para fines marzo de 1994 aparecería el cuarto: El suplente de Colosio asesinado, Ernesto Zedillo Ponce de León.

Estaba activa la campaña del voto del miedo, enervada por la guerra testimonial del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Se exhibe el espectáculo del debate entre los presidenciables. Seis años después del terremoto político descrito a toro pasado por Miguel de la Madrid al referirse a la “caída del sistema” el 6 de julio de 1988, a la luz de la percepción televisiva del debate, los dómines de la hermenéutica electoral vieron victorioso a Fernández de Cevallos sobre sus contrincantes Zedillo Ponce de León y Cárdenas Solórzano. Sin explicación pública alguna, el candidato presidencial panista se replegó. (Al tiempo, Vicente Fox diría, sumariamente: ¡Se rajó!.)

Vino luego la menos explicable e insólita renuncia del secretario de Gobernación, Jorge Carpizo Mac Gregor, figura clave en el órgano electoral, y luego su misteriosa carta lacrada puesta en manos de algunos representantes partidistas, antes de la toma de posesión de Zedillo Ponce de León. En lugar de la “cuarta revolución” panista apareció el escándalo de Punta Diamante (Acapulco, Guerrero.)

El asesinato del Cardenal Posadas

A propósito del voto del miedo en 1994, vale rescatar un dato no precisamente accesorio: Ni en el ensangrentado periodo de la Guerra cristera se registró un estremecedor capítulo como el representado en Guadalajara en mayo de 1993. Fue asesinado a balazos en el aeropuerto de esa ciudad el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. Procurador General de la República por esas fechas, Carpizo Mac Gregor defendió a capa y espada su hipótesis de que el religioso católico cayó víctima de un fuego cruzado entre sicarios del cártel de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix, y los de Joaquín El Chapo Guzmán Loera, a quienes los primeros tenían órdenes de ejecutar. “Confundieron al cardenal con el capo sinaloense”, dijo la versión oficial, hasta la fecha no aceptada por la derecha de Jalisco, que desde aquel año manejó la denuncia de un crimen de Estado.

Al tiempo, la opinión pública se crispó cuando se supo que los hermanos Arellano Félix buscaron el salvoconducto de la Nunciatura Apostólica a cargo de Girolamo Prigione para ser recibidos en Los Pinos a fin de alegar su inocencia ante Salinas de Gortari. Hacia fines de noviembre de 1997, desempeñando el encargo de Embajador, el ex procurador recordó el llamado de Salinas de Gortari, citándolo a la residencia presidencial donde ya se encontraba Prigrione. “El Presidente me dijo” -afirmó Carpizo Mac Gregor- “acaba de informarme el señor Prigrione que está uno de los hermanos Arellano Félix en la Nunciatura, y ha venido a trasmitirme la petición de ese señor, y le dije al nuncio que tenía que escuchar la opinión del procurador”.

Continua Carpizo Mac Gregor: “De inmediato le dije al Presidente; ‘No señor, no puede usted hacerlo. Es un prófugo de la justicia y son de los peores criminales. No puede usted recibirlo’. (Aquello) fue una sorpresa muy desagradable. De inmediato pasó por mi mente mandar una operación de super emergencia (pero) me convencí de que había altas probabilidades de que se tratar de una trampa, que la finalidad era buscar un conflicto entre México y El Vaticano, y que los Arellano Félix lograran la protección de la Iglesia católica… creo que no me equivoqué. Hay pruebas y más pruebas de las cartas que la familia Arellano ha enviado al papa alegando su inocencia y solicitando su apoyo. La justicia mexicana no ha sido cuidadosa en lo que se refiere al sacerdote (Montaño) que llevó a los Arellano Félix con el nuncio. Ese sacerdote recibió grandes donativos de los Arellano…”. (La Crónica, 1-XII-1997.)

La “cláusula democrática”

Que ya en el ejercicio del poder presidencial “el ingrato” Zedillo Ponce de León confesara -para consumo exterior- que su campaña electoral había sido inequitativa, no es asunto de poca monta. Lo que es de monta mayor es que, como corolario de las presiones del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, del Foro Económico Mundial y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que para seguir apoyando a México exigían se cumpliera la cláusula democrática

-que implicaba echar de Los Pinos al PRI, al que el mandatario le declarara la sana distancia-, vino el colosal salvataje del Presidente en la crisis generada por el maquinado error de diciembre de 1994.

 

El infantiloide Fox y “la zeñora Marta”.
El infantiloide Fox y “la zeñora Marta”.

Entre las condiciones de ese proceso de rescate, coordinado por Bill Clinton, en el que Wall Street jugó un papel decisivo -a fin de cuentas ahí se había gestado la crisis de diciembre que, según el propio Zedillo Ponce de León, costó en principio a los mexicanos 70 mil millones de dólares-, además del embargo de la factura petrolera, se insistió en la cláusula democrática. Para disuadir a Cárdenas Solórzano de la tercera intentona por la presidencia, en 1997 se le reconoció el triunfo en el Distrito Federal y al PRI se le violentó la correlación mayoritaria en la Cámara de Diputados federal. (Como que el libreto se está reeditando para 2012.)

El siguiente paso de Zedillo Ponce de León -quien fingió reconciliarse con el PRI para imponerle un sistema de selección de candidato presidencial a cargo de delegados electorales al estilo de los partidos estadunidenses; propuesta rechazada-  fue mojarle la pólvora al secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa, nominado por el PRI a la sucesión en 1999, contra quien, a la suma de pleitos en su equipo de campaña, se agregó la traición de la cacique magisterial Elba Esther Gordillo Morales, ardida por la amistosa preferencia del sinaloense por Beatriz Paredes Rangel, en aquellos días dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC.)

Primera señal primera

La primera señal críptica sobre la estrategia de Zedillo Ponce de León, la había insinuado éste cuando, en otoño de 1999, al festejarse en Los Pinos un aniversario más de la promulgación del Estatuto Jurídico para los trabajadores del Estado, el dirigente de la FSTSE, Joel Ayala Almeida, le solicitó liberar una partida (se habló de 25 mil millones de pesos) para un programa extraordinario de vivienda. con el que se pretendía planchar el voto duro de la burocracia federal a favor de Labastida Ochoa. El mandatario se negó a la solicitud: Que Pancho se rasque con sus propias uñas.

(En los primeros meses del mandato de Fox Quesada, el secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, fue instruido sobre un ajuste de cuentas con Ayala Almeida. Viejo lobo de mar, éste se adelantó a la jugada y logró ser confirmado en su cargo, pero meses después Elba Esther Gordillo Morales hizo su jugada, calentó a la disidencia interna en la FSTSE y formó su propia Federación, con el apellido de “democrática”.)

La noche del 2 de julio de 2000

La noche del 2 de julio de 2000, según lo relató un prominente agente en Los Pinos -después convertido en exitoso empresario encuestador y de asesoría electoral- el Presidente pasó por las manos de expertos maquillistas para que diera la impresión de amarilla consternación a la hora de anunciar la derrota del PRI y el triunfo de Vicente Fox.

Zedillo Ponce de León no  tuvo trabas para adelantar ese anuncio: Contó con la concupiscencia de la mayoría de los consejeros del Instituto Federal Electoral que, más que pasar a la historia como democratizadores, querían arrancar la iniciativa para que el IFE fuera elevado al rango constitucional como cuarto poder: El  Poder electoral.

Lesionado sicológicamente por el autoritarismo paterno, destripado en la Universidad Iberoamericana, insatisfecho de su empleo de vendedor de gaseosas, fracasado en su proyecto de sembrador y envasador de legumbres y hortalizas, negado a manejar una franquicia de venta de pizzas, perseguido por acreedores bancarios y activista del movimiento de deudores El Barzón, Vicente Fox había encontrado inspiración en El Maquío Clouthier para resolver su crisis económica aventurándose en la política. En 1988, apoyado financieramente por prominentes militantes de El Yunque, célula Guanajuato (entre ellos el empresario Elías Villegas), logró su primera postulación por el PAN, prácticamente como candidato externo, a la LIV Legislatura federal. Ahí empezó a construirse el mito.

 

Mariana: “La caca flota”.
Mariana: “La caca flota”.

Cuando en 1999 se alzó triunfal con la candidatura presidencial del PAN -confesaría en una de sus expectoraciones que un amigo cercano le preparó dos que tres tarjetas ejecutivas resumiéndole  algunos principios de doctrina y algo de la propuesta programática para revestirlo de militante del partido fundado por Manuel Gómez Morín-, no propuso ninguna cuarta revolución: Proclamó el advenimiento de una nueva Revolución cristera.

Cero transición democrática

Cuando se decante ese capítulo de la historia mexicana contemporánea, se sabrá que la iniciativa de transición democrática pintada de rosa por el abigarrado Grupo San Ángel de aquellos días, estaba condenada a quedarse en las elegías mediáticas. Aun con sus limitados alcances, ni siquiera puede hablarse de democracia electoral. De hecho, la pugna de 2000 quedó sellada por la acción extrapartidaria de dos antagonistas: La asociación Amigos de Fox, de un lado, y el corporativismo priista actuando entretelones, del otro, que devino Pemexgate.

Si del IFE ya resumimos lo que debimos resumir, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación podemos afirmar que sigue en deuda con la democracia. Los magistrados dictaminaron que en el proceso de 2000 se faltó a la inequidad democrática por la irrupción en tareas de financiamiento al guanajuatense de los Amigos de Fox. No obstante, declararon válida la elección presidencial y sólo hasta cuatro años después se sentenció al PAN al pago de una descomunal multa. Por la vía judicial, con el aparato en manos de los foxistas, el asunto se perdió en la noche de los tiempos.

El Pemexgate lo manejó el foxismo como “lingotes de oro” (Francisco Barrio Terrazas, contralor de la Federación dixit), en un juego de toma y daca en el Congreso, al que el Presidente trató de arrancarle votos para el paquete económico de 2002 y sus reformones estructurales. Evidentemente, PAN y PRI permutaron impunidades, según lo prueba el hecho de que los dos implicados principales en aquel escándalo, dirigentes petroleros por supuesto, en particular Don Perpetuo secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, Carlos Romero Deschamps, pronto refrendarán su fuero como legisladores nominados por el PRI.

De la usurpación en 2006 hablaremos en la próxima entrega.

Elogio de la traición

Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, alcanzó la categoría de libro de cabecera el breve ensayo Elogio de la traición/ sobre el arte de gobernar por medio de la negación, debido a Denies Jeambar y Yves Roucaute. Estos nos dicen que el progreso de nuestras sociedades y de las libertades pasa por el savoir-faire y el poder de seducción del traidor.

Pero un párrafo antes advierten: Con todo (la traición) no es una puerta abierta a los oportunismos: En efecto, la traición encuentra sus límites en la elección. Cuando deja de ser pragmatismo gubernamental y se convierte en mera práctica para perpetuarse en el poder, cuando vuelve la espalda a las aspiraciones del elector, sufre una sanción. Así, entre traición y elección se establece un equilibrio frágil con el cual los políticos no pueden jugar impunemente. Vale.



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