Gasolinazos, negligencias y salarios míseros dañan a la economía mexicana
¿POR QUÉ, SI LA ADMINISTRACIÓN federal se compromete a mejorar el nivel de vida de los mexicanos con base en mejores
salarios a través del incremento de la
productividad, para que dicha medida no genere inflación, en el primer trimestre del año se desplomó el
crecimiento de la economía, al grado de que expertos opinan que puede haber recorte al gasto presupuestal?
En efecto, el
reciente informe del INEGI sobre la economía mexicana ha causado duro impacto
en los sectores financieros del país, porque
“se ha desplomado la economía y existe el riesgo de un recorte al gasto
federal”. La sorpresa no es para menos, puesto que el pasado 17 de mayo el
INEGI, dependencia a cargo de Eduardo Sojo, informó que se desacelera el Producto Interno Bruto (PIB
), y en enero-marzo sólo subió 0.8 por
ciento, lo que significa una reducción
de 567 mil millones de pesos en el valor de nuestra economía. Es decir,
se trata de un retroceso del cual, el mismo presidente Peña Nieto calificó de
“no satisfactorio”.
El lastre de los gasolinazos
Si se quiere
encontrar la causa o las causas del porqué
no se ha logrado elevar la productividad, necesario es mencionar que una
masa con un poder adquisitivo casi nulo jamás podrá ser punto de apoyo de un resurgimiento de la
economía mexicana interna. Si de lo que se trata es de encontrar la explicación
del por qué de los resultados contraproducentes difundidos por el INEGI,
también tendrá que hablarse de negligencias; como por ejemplo, la crisis en que
se encuentra hundida la producción de limón en el país, como resultado de que
no se combatió a tiempo la plaga que ha diezmado el rendimiento en esa rama
agrícola.
Sobre todo, el tema
de las causas por las cuales no ha podido avanzar la economía mexicana, tal
como se ha manifestado desde el principio de la actual administración federal,
tendremos que hacer referencia a los gasolinazos.
Los gasolinazos, inventados en nuestro país
por Felipe Calderón, han sido, son y serán causa de inestabilidad económica
¿Por qué? Porque el alza en los combustibles resta competitividad a la
industria mexicana; porque genera inflación al incrementar los costos de
producción; porque el encarecimiento del costo de la vida repercute
directamente en la economía familiar y
al quebrar a las finanzas hogareñas, se daña sensiblemente a la masa de
consumidores que, al no disponer de dinero, deja de consumir y por tanto de
alimentar económicamente al productor mexicano. El día que en verdad se piense
incrementar la productividad mexicana, las autoridades federales deberán poner
fin a los nefastos gasolinazos.
Por el contrario,
al igual que ocurre en muchas naciones petroleras del mundo árabe, en México la
gasolina debería ser barata de acuerdo a la conocida frase de Pemex, “el
petróleo es de los mexicanos”. Las instancias burocráticas deben abrir las
puertas para que el petrolero mexicano sea realmente de los mexicanos, en vez
de encarecerlo y desnacionalizarlo, entregándolo al extranjero.
Los salarios insuficientes
Sobre el tema de
los míseros salarios que se les pagan a los trabajadores mexicanos, la Asociación Mexicana
de Estudios para la Defensa
del Consumidor (AMEDEC) considera que se
trata de una gravísima equivocación, de
una trágica contradicción, porque de lo primero que necesita una planta
productiva mexicana es que haya compradores, y en México, en vez de que por propia conveniencia incrementen los
ingresos de la masa obrera y campesina para que pueda comprar y dar vida a la
economía nacional, se aflige a la economía hogareña con una inflación que no
tiene para cuando terminar.
La AMEDEC considera que a estas alturas, las secretarias del Trabajo, de Hacienda,
de Economía, etcétera, deberían estar trabajando para hacer realidad un aumento
de emergencia al salario del trabajador, dado que el mercado interno está
frenado por la falta de compradores. ¿Quién va a comprar, a consumir, si los
ingresos al obrero son insuficientes aún
para cubrir las necesidades más apremiantes del ser humano? plantea el citado
organismo.
Calcula la AMEDEC que, ante la falta
de una masa de consumidores por
insuficiencia adquisitiva del salario, de diciembre a la fecha han cerrado más
de tres mil empresas en el país. Puntualiza que el dato exacto debe darlo a
conocer la Secretaría
de Economía, para que podamos darnos cuenta los mexicanos del daño que ocasiona
a la economía interna el insuficiente salario que se da al trabajador mexicano.
Caerá recaudación de impuestos
La baja en la
productividad de enero-marzo, de acuerdo a la estimación de expertos, causará
muchas consecuencias no recomendables. Entre ellas, que puede haber menos
recaudación de impuestos y por tanto, se da el riesgo de que llegue a
producirse un recorte gasto federal, lo que afectaría la realización de obras
que quiere decir también menos empleos en el país.
En declaraciones
difundidas el pasado 18 de mayo en los
medios informativos, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso expresó que “lo que hemos conocido -la
desaceleración de la economía mexicana-, no son buenas noticias”.
En la misma fecha,
Fernando Aportela Rodríguez, subsecretario de Hacienda, declaró que “la disminución
en el ritmo de actividad económica
afectará la recaudación de impuestos en el país y eventualmente, derivará en recortes al gasto público”
Con sentido nacionalista, sí
Pero no hay que
alarmarse más de la cuenta, porque si procedemos con sentido nacionalista en
vez de atender ambiciones extrañas, el tema de la productividad mexicana pronto
podrá rendir mejores cuentas. Necesitamos mejorar económicamente a la clase
trabajadora con el pago de salarios justos; requerimos, urgentemente, que cesen
los gasolinazos para que podamos ser
competitivos y se deje de generar inflación por las constantes alzas en los
costos de productividad por la elevación de precios de los combustibles.
Necesitamos dar oportunidad de desarrollo a los mexicanos, para que, sin
injerencias extrañas, puedan establecer rentables fuentes de trabajo que
contribuyan a abatir el desempleo y a elevar la calidad de vida del mexicano.
No necesitamos de
capitales extranjeros ni de “reformas” para atraerlos. Con nuestro trabajo,
podemos formar capitales suficientes para nuestro desarrollo. Elevar la
productividad es asunto que requiere de otorgar facilidades al mexicano para
que, en su propia tierra, en la ciudad, en el campo y en los servicios, manifieste su capacidad creativa.
Desde luego, tiene
que ser combatida la corrupción y la impunidad. Recuperar la confianza en
nosotros mismos, con sentido nacionalista, es condición ineludible para elevar
la productividad en México y mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Sí,
ya lo hemos dicho, pero es necesario tenerlo siempre presente.
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