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Edición 304
Escrito por Manuel Magaña Contreras   
Miércoles, 29 de Mayo de 2013 20:18

 

 Gasolinazos,  negligencias  

y salarios míseros dañan 

a la economía mexicana

 

 

¿POR QUÉ, SI LA ADMINISTRACIÓN federal se compromete a mejorar el nivel de vida de los mexicanos con base en mejores salarios  a través del incremento de la productividad, para que dicha medida no genere inflación,  en el primer trimestre del año se desplomó el crecimiento de la economía, al grado de que expertos opinan que puede  haber recorte al gasto presupuestal? 



En efecto, el reciente informe del INEGI sobre la economía mexicana ha causado duro impacto en los sectores financieros del país, porque  “se ha desplomado la economía y existe el riesgo de un recorte al gasto federal”. La sorpresa no es para menos, puesto que el pasado 17 de mayo el INEGI, dependencia a cargo de Eduardo Sojo, informó  que se desacelera el Producto Interno Bruto (PIB ),  y en enero-marzo sólo subió 0.8 por ciento, lo que significa una reducción  de 567 mil millones de pesos en el valor de nuestra economía. Es decir, se trata de un retroceso del cual, el mismo presidente Peña Nieto calificó de “no satisfactorio”. 

El lastre de los gasolinazos 

Si se quiere encontrar la causa o las causas del porqué  no se ha logrado elevar la productividad, necesario es mencionar que una masa con un poder adquisitivo casi nulo jamás podrá ser  punto de apoyo de un resurgimiento de la economía mexicana interna. Si de lo que se trata es de encontrar la explicación del por qué de los resultados contraproducentes difundidos por el INEGI, también tendrá que hablarse de negligencias; como por ejemplo, la crisis en que se encuentra hundida la producción de limón en el país, como resultado de que no se combatió a tiempo la plaga que ha diezmado el rendimiento en esa rama agrícola. 

Sobre todo, el tema de las causas por las cuales no ha podido avanzar la economía mexicana, tal como se ha manifestado desde el principio de la actual administración federal, tendremos que hacer referencia a los gasolinazos. 

Los gasolinazos, inventados en nuestro país por Felipe Calderón, han sido, son y serán causa de inestabilidad económica ¿Por qué? Porque el alza en los combustibles resta competitividad a la industria mexicana; porque genera inflación al incrementar los costos de producción; porque el encarecimiento del costo de la vida repercute directamente en la economía familiar  y al quebrar a las finanzas hogareñas, se daña sensiblemente a la masa de consumidores que, al no disponer de dinero, deja de consumir y por tanto de alimentar económicamente al productor mexicano. El día que en verdad se piense incrementar la productividad mexicana, las autoridades federales deberán poner fin a los nefastos gasolinazos. 

Por el contrario, al igual que ocurre en muchas naciones petroleras del mundo árabe, en México la gasolina debería ser barata de acuerdo a la conocida frase de Pemex, “el petróleo es de los mexicanos”. Las instancias burocráticas deben abrir las puertas para que el petrolero mexicano sea realmente de los mexicanos, en vez de encarecerlo y desnacionalizarlo, entregándolo al extranjero. 

Los salarios insuficientes 

Sobre el tema de los míseros salarios que se les pagan a los trabajadores mexicanos, la Asociación Mexicana de Estudios para la Defensa del Consumidor (AMEDEC)  considera que se trata de una  gravísima equivocación, de una trágica contradicción, porque de lo primero que necesita una planta productiva mexicana es que haya compradores, y en México, en vez de    que por propia conveniencia incrementen los ingresos de la masa obrera y campesina para que pueda comprar y dar vida a la economía nacional, se aflige a la economía hogareña con una inflación que no tiene para cuando terminar. 

La AMEDEC considera que a estas alturas, las secretarias del Trabajo, de Hacienda, de Economía, etcétera, deberían estar trabajando para hacer realidad un aumento de emergencia al salario del trabajador, dado que el mercado interno está frenado por la falta de compradores. ¿Quién va a comprar, a consumir, si los ingresos al obrero son  insuficientes aún para cubrir las necesidades más apremiantes del ser humano? plantea el citado organismo. 

Calcula la AMEDEC que, ante la falta de una masa de consumidores  por insuficiencia adquisitiva del salario, de diciembre a la fecha han cerrado más de tres mil empresas en el país. Puntualiza que el dato exacto debe darlo a conocer la Secretaría de Economía, para que podamos darnos cuenta los mexicanos del daño que ocasiona a la economía interna el insuficiente salario que se da al trabajador mexicano.

Caerá recaudación de impuestos 

La baja en la productividad de enero-marzo, de acuerdo a la estimación de expertos, causará muchas consecuencias no recomendables. Entre ellas, que puede haber menos recaudación de impuestos y por tanto, se da el riesgo de que llegue a producirse un recorte gasto federal, lo que afectaría la realización de obras que quiere decir también menos empleos en el país. 

En declaraciones difundidas el pasado 18 de mayo  en los medios informativos, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso   expresó que “lo que hemos conocido -la desaceleración de la economía mexicana-, no son buenas noticias”. 

En la misma fecha, Fernando Aportela Rodríguez, subsecretario de Hacienda, declaró que “la  disminución  en el ritmo de actividad económica  afectará la recaudación de impuestos en el país y eventualmente,  derivará en recortes  al gasto público” 

Con sentido nacionalista, sí 

Pero no hay que alarmarse más de la cuenta, porque si procedemos con sentido nacionalista en vez de atender ambiciones extrañas, el tema de la productividad mexicana pronto podrá rendir mejores cuentas. Necesitamos mejorar económicamente a la clase trabajadora con el pago de salarios justos; requerimos, urgentemente, que cesen los gasolinazos para que podamos ser competitivos y se deje de generar inflación por las constantes alzas en los costos de productividad por la elevación de precios de los combustibles. Necesitamos dar oportunidad de desarrollo a los mexicanos, para que, sin injerencias extrañas, puedan establecer rentables fuentes de trabajo que contribuyan a abatir el desempleo y a elevar la calidad de vida del mexicano. 

No necesitamos de capitales extranjeros ni de “reformas” para atraerlos. Con nuestro trabajo, podemos formar capitales suficientes para nuestro desarrollo. Elevar la productividad es asunto que requiere de otorgar facilidades al mexicano para que, en su propia tierra, en la ciudad, en el campo y en los servicios,  manifieste su capacidad creativa. 

Desde luego, tiene que ser combatida la corrupción y la impunidad. Recuperar la confianza en nosotros mismos, con sentido nacionalista, es condición ineludible para elevar la productividad en México y mejorar la calidad de vida de los mexicanos. Sí, ya lo hemos dicho, pero es necesario tenerlo siempre presente.  



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