Desafío de la soberbia humana a la naturaleza
UNA VIEJA Y SABIA FRASE popular nos advierte: “Dios perdona, el hombre a veces perdona y la
naturaleza nunca perdona”. Cabe decir que, desde hace más de 40 años, la soberbia
de la tecnocracia mantiene a los seres humanos alejados de la naturaleza.
Damnificados.
Los tecnócratas han hecho creer al hombre que mediante la
moderna tecnología computarizada, con sus teléfonos celulares, sus viajes
espaciales, los drones que permiten la matanza
de seres humanos cobardemente, ya que son aviones que vuelan sin piloto
y manejados desde la tierra, apuntan al blanco y matan, sin que los agresores
expongan en lo mínimo sus vidas, a cuanto semejante se les antoja, en el país
que sea.
Se ha hecho creer, pues, que el hombre ya ha dominado a
las Leyes de la Naturaleza
y que sus disposiciones las puede cambiar
cuantas veces pueda y en provecho propio.
Nada más alejado de la verdad, porque es la Naturaleza la que
tiene sus códigos que deben ser respetados por el hombre. Si hay acato a
ellos, entonces el hombre puede
aprovechar el Orden Natural para
descubrir aplicaciones útiles a la humanidad, pero lo que sucede es que
los que dominan al mundo violan otro orden el moral y hacen mal uso de lo que
han descubierto para dominar al mundo.
Estos abusos, tarde o temprano, tendrán que pagarse,
porque, por ejemplo, se abusa demasiado de la energía magnética, la cual ya
está variando a través del calentamiento
de la tierra; porque el deshielo de las regiones polares por el calentamiento
de la Tierra,
mucho tiene que ver con la cuestión de
la energía magnética, igual que la sobrexplotación del petróleo.
Cuando se acabe el petróleo y la energía magnética sufra un serio revés
¿Qué va pasar con el funcionamiento de las computadoras? ¿Qué sucederá con el funcionamiento de los celulares, las
computadoras, las “redes sociales” todos los sistemas computarizados, la aeronavegación, etcétera?
Los huracanes Ingrid y Manuel
El terrible impacto de los huracanes Ingrid y Manuel sobre territorio mexicano ha sido devastador y con
ello se demuestra que, desde hace más de 43 años vivimos de espaldas a la Leyes de la Naturaleza.
Autopista del Sol, luego del deslave.
También en México
la tecnocracia nos ha hecho creer que mediante los sistemas computarizados ya tenemos dominada a la Naturaleza y que lo único
que debemos hacer es, por ejemplo, que en aras de un consumismo desenfrenado y ruinoso para la
economía familiar, aprovechemos todos los
frecuentes “puentes vacacionales” para disfrutar de la dolce farniente en las playas de
Acapulco, sin consultar debidamente las Leyes de la Naturaleza que nos
dicen claramente que septiembre es mes de huracanes y que debemos precavernos.
Vivimos en la corrupción, el influyentismo y la
irresponsabilidad, y como manifestación de que poco no importan las Leyes de la Naturaleza y del Orden
Moral, se autoriza la construcción de conjuntos habitacionales en lugares
peligrosos por donde, de acuerdo a la
orografía del suelo correspondiente, en los casos de tormenta pasarán las
precipitaciones pluviales que arrasan con todo lo que a su paso encuentran
Miles de viviendas construidas en terrenos peligrosos han
sido autorizados por autoridades venales. El precio de esa violación al Orden
Natural, ahora se paga con la perdida de muchas vidas y .de la casi totalidad
del patrimonio de los damnificados.
La autopista del Sol
Orgullo de la tecnocracia huehuenche; es decir, “la de casa”, des la Autopista del Sol. Sus
audaces trazos para reducir distancia, a costa de horadar lugares peligrosos en
los cerros y sus laderas, le hacen de lo más riesgoso en el país, como lo
demuestran los frecuentes derrumbes que
interrumpen su funcionamiento. El trazo de esa autopista en zona accidentada de cerros y barrancas, es
un catálogo de agresiones a la
Naturaleza, con alto costo para los usuarios de ese insólito
medio terrestre de comunicación.
Muy bonita, cara y vulnerable.
Ahora, con motivo de la furia de Ingid y Manuel quedaron varados -según las informaciones
diarias difundidas-, más de 40 mil turistas
que no tuvieron la precaución, ante de emprender el viaje a Acapulco, de
escuchar las previsiones del tiempo que ciertamente sí fueron difundidas con la
debida anticipación.
Por todos los puntos de la República se procede a
la construcción de carreteras que de
acuerdo a las informaciones diarias tanto en los periódicos como en los videos
de los canales televisivos, han sufrido deslaves y las imágenes proyectadas
revelan claramente que el tendido de esas cintas asfálticas comprende terrenos muy peligrosos.
Los puentes averiados, se ven endebles y por lo que
también se ve, no se tomaron en cuenta los daños que pueden causar los
huracanes y las tormentas y grandes torrentes pluviales que causan deslaves y
desgajan cerros.
Sí, vivimos de espaldas a las Leyes de la Naturaleza. El
poder de los tecnócratas en el desarrollo del país se puede dar siempre y cuando acaten los
ordenamientos del Orden Natural. Si los violan, entonces ocurre lo que ha
ocurrido, precisamente con la furia de Ingrid
y Manuel.
Furia de la naturaleza.
México no puede mejorar su futuro con programas que
violan el Orden Natural. Se necesita enmendar la plana para que mediante el respeto al Orden Moral, se acabe
la corrupción y no se autoricen proyectos que van a dañar al pueblo, como ocurre
con los conjuntos habitacionales construidos en terrenos por donde pasarán los
torrentes pluviales que arrasan con los bienes patrimoniales de las familias
damnificadas. Si los programas de desarrollo respetan las Leyes de la Naturaleza, los
huracanes causarán menos daños.
La presencia de los
huracanes Ingrid y Manuel y los daños que han ocasionado,
deben servir para la reflexión, en aras de un México mejor. La soberbia de la
tecnocracia que pretende transformar al país
“en lo que resta del año”, debe
aceptar que existen leyes no escritas sobre todo de orden tradicional,
de idiosincrasia, de costumbres, etcétera, y que los cambios no pueden hacerse
de la noche a la mañana. Se necesita tiempo. Respetemos el Orden Natural y el
Orden Moral y conformemos el país con sentido
nacionalista y apego a los cánones de la
naturaleza. Es lo mejor.
More articles by this author
|