DADO QUE TODO FENÓMENO DEMOCRÁTICO no es producto de generación espontánea y es máxima comprobada que en política no existen casualidades, permítasenos abordar el tema -un relevo generacional en la gestión pública en el Estado de Campeche-, colocándonos en el continente para explicar el contenido.
EL PROTAGONISTA DE ESE RELEVO generacional en la política campechana es el joven abogado Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, quien asumió la gobernación de la entidad el pasado 15 de septiembre, siglo y medio después de que el territorio se constituyó en Estado Libre y Soberano en seguimiento del decreto expedido un año antes por el Restaurador de la República, don Benito Juárez García. Otro García, éste Pablo García y Montilla, fue el primer mandatario del nuevo estado.
En virtud de las características geográficas e históricas del Antiguo Mayab, sobre la Península de Yucatán -desde la época de la Conquista- ejerció el dominio administrativo la Ciudad de Mérida, capital del Estado de Yucatán.
Desde el arribo de los españoles y la pugna por los nuevos y promisorios territorios americanos a la que se incorporó Inglaterra, fue visible la acechanza sobre la Península yucateca de los piratas británicos entre los que destacaron Henry Morgan, William Parker y Jacobo Jackson.
San Francisco de Campeche, bajo título otorgado en 1777 por el Rey de Carlos III España, fue una de las plazas del Golfo de México más asediada por piratas y corsarios de diversas nacionalidades europeas.
Dado su milenario origen histórico y desarrollo hasta la fecha, la Península de Yucatán condensa una unidad geográfica, étnica y cultural que nos retratan obras como La Gesta de los Mayas, que nos da cuenta del carácter indómito de los pueblos originarios (la encarnación más viva sigue siendo Jacinto Canek), y nos documentan La Guerra de Castas en el siglo XIX, que encajaría en la codificación de lucha de clases.
De 1887 a 1911, Yucatán reprodujo el régimen dictatorial de Porfirio Díaz, periodo en que se institucionalizó la entonces llamada Casta Divina, símbolo de la dominación sobre las poblaciones indígenas.
Ese ciclo lo fracturó el ingreso a territorio peninsular del general revolucionario sinaloense Salvador Alvarado y le dio continuidad Felipe Carrillo Puerto, El socialista de los ojos verdes, aunque los reductos señoriales que operaron in situ o desde la Ciudad de México, La Habana, Cuba, o Florida, USA, mantuvieron el estado de cosas hasta la segunda mitad del siglo XX.
Ya constituido Campeche como estado dentro la Federación mexicana, sin embargo Mérida lo siguió tratando como mera colonia, y todavía en los años setenta del siglo pasado, pretendió mantener como su dominio territorial Quintana Roo, hasta que el presidente Luis Echeverría decretó su soberanía junto con el territorio de Baja California Sur. Hasta aquí el continente de esta historia.
Cacicazgos en vías de extinción
Para entrar en materia en cuanto al contenido de esta crónica, conviene señalar que el gobernador Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, emanado del PRI, ha asumido en un escenario relativamente libre de tres tipos de cacicazgo estatal e incluso regional y nacional, activos en la curva finisecular y el arranque del siglo XXI: El político, el académico y el empresarial.
El cacicazgo político durante la segunda mitad del siglo pasado, fue de tinte tricolor (PRI); el cacicazgo académico se representó por cierta pretensión de alcurnia elitista (con asiento en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM) y el cacicazgo empresarial se pintó de azul durante los sexenios presidenciales de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón; de esta factura prevalecen algunos residuos, después de la trágica muerte del secretario de Gobernación del calderonato, Juan Camilo Mouriño.
Vistos los rasgos que identifican a los grupos dominantes en Campeche hasta años recientes, se puede afirmar que la clase política en ascenso proviene de lo que sociológicamente se tipifica como “cultura del esfuerzo”.
A esa generación pertenece el priista Moreno Cárdenas, quien no como simple añadidura, encarna lo que universalmente se conoce como carácter campechano, sin pliegues temperamentales ni dobleces retóricos.
Político de cuerpo y tiempo completos
Un político pues, este Rafael Alejandro (40 años) de cuerpo y tiempo completos, a riesgo de ser encasillado como populista, sólo porque puede peregrinar aún en las madrugadas campechanas para estar en contacto directo con las bases sociales, sus inquietudes y sus demandas.
Tuvimos oportunidad de observar el perfil sociopolítico de Moreno Cárdenas en cordial convivencia que, el 5 de noviembre en la sede del Club de Periodistas de México (CPM) congregó, a invitación expresa del político campechano, a directivos y socios de esa institución gremial, miembros de las delegaciones del CPM en los estados, destacados colegas metropolitanos amigos, académicos que comparten líneas doctrinarias editoriales, y funcionarios públicos del área federal de Comunicación.
Vis a vis el potencial productivo de Campeche con la situación socioeconómica de su población (unos 830 mil habitantes), el primer signo de la personalidad del joven gobernador, es su energía vital para asumir los desafíos del sexenio derivados de las hondas contradicciones entre fortalezas y debilidades, según se desprende del diálogo sostenido sin protocolos formalistas.
Si alguien conoció el Campeche de los años setenta del siglo pasado, la estampa era de una casi plácida resignación frente al espectáculo que se conoció como La milpa que camina, el desmonte incesante para abrir parcelas al cultivo sólo para abandonarla después de uno o dos ciclos agrícolas. La tentativa de emancipación socioeconómica se experimentó, y con éxito, en el mar. La pesca fue el principal soporte durante años. Hablamos de economía productiva.
Cuando se activó la escrituración diabólica
Pero a finales de aquella década, el espejismo petrolero llevó a territorio campechano la maldición lopezvelardiana: Los veneros que a México escrituró el diablo. Y con ellos la estampida inmigratoria que agotó capacidad de la infraestructura de los servicios sociales y la aparición de rencarnaciones modernas de los Morgan, los Parker y los Jackson.
Campeche quedó a remolque de la economía petrolizada: 94 por ciento de sus actividades secundarias se acreditó a la extracción de petróleo y gas. Dicho desde otro enfoque: 80.3 por ciento de minería petrolera, muy por encima, por ejemplo, de los sectores construcción y comercio.
Algo de alucinante tuvo el yacimiento de Cantarell. Alucinante a tal grado, que todavía hace dos años, cuando ya desde 2004 se veía la declinación de dicho yacimiento, la imaginaria estadística asignaba a cada campechano la fabulosa suma de más de 62 mil dólares al año (según las cuentas de birlibirloque contenidas en el reparto per cápita). Ni en el Distrito Federal, la entidad más privilegiada del país podía verse tal milagro.
La realidad es que -y aquí caemos en los retos a la voluntad política de Moreno Cárdenas, más allá del simple voluntarismo personal- Campeche padece un mal entendido federalismo hacendario, pues las participaciones federales respecto de su contribución al Producto Interno Bruto nacional no se compadecen de la justicia redistributiva.
La realidad campechana vista con realismo
Y esta es la realidad: Aun con lo que los economistas codifican como expectativas decrecientes, Campeche ha dado a la economía nacional hasta 5.1 por ciento del PIB, sólo después del Distrito Federal y los estados de México, Nuevo León y Jalisco.
En correspondencia, sólo para citar un dato, para 2015 el renglón federal bajo el rubro de Asignaciones para Programas y Proyectos de Inversión cayó menos 13.2 por ciento (de dos mil 313 millones de pesos a poco más de dos mil millones: 235 millones de pesos menos).
Hablemos de lo social entonces: Con una Población Económicamente Activa (PEA) de 407 mil individuos, sólo 62 está empleada, aunque la estadística optimista hable de 97 por ciento de población “ocupada”.
Peor aún: Una aproximación a las investigaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social da para Campeche los siguientes datos: 415 mil personas en condición de pobreza (con una carencia social) y 112 mil en pobreza extrema, (con tres o más carencias sociales, entre las destaca ingreso insuficiente para adquirir la Canasta Básica Alimentaria).
Frente a ese espectro socioeconómico -que haría pensar dos veces al más bragado de los gobernantes- sorprende el entusiasmo y el optimismo que animan a Moreno Cárdenas. Energía vital, es el imperativo.
Lo alienta sin embargo, según se desprende de la revisión de su agenda durante los primeros 50 días de mandato, la actitud receptiva que a su diligencia han brindado miembros del gabinete de Enrique Peña Nieto, acaso por la identificación del mexiquense, que llegó a Palacio de Toluca a los 39 años de edad, con el campechano, que ha empezado a dirigir el destino de a sus paisanos a los 40.
Puede que al lector le rebote esta como digresión: Pienso, luego existo. Este aforismo lo patentó el pensador francés René Descartes, quien en su tiempo fue un adelantado combatiente de los principios escolásticos y reorientó la filosofía por los rumbos de la ciencia. Su obra todavía consultada en México es El Discurso del Método.
Si la constante en la formación juvenil es la impronta que dejan los símbolos, vale saber que Moreno Cárdenas obtuvo el título de licenciado en Derecho por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores René Descartes, nombre y obra que algo permanece en el consciente del individuo; útil, por supuesto al ejercicio de la función pública que pone al hombre como objetivo central de la política.
Cuatro nuevas secretarías para la modernidad
Campeche nuevo, es la iniciativa que el flamante gobernador comparte con sus interlocutores en el encuentro en el Club de Periodistas de México. Y no tiene reparos para reconocer que formó su equipo de gobierno con amigos, sí, pero sólo aquellos cuyo perfil combina experiencia y probado espíritu de servicio. Nuestro personaje se formó en el partido de su elección, el Revolucionario Institucional al que ingresó en 1991, y su primera incursión lo llevó a la sindicatura de asuntos jurídicos del Ayuntamiento de Campeche en 2000, simultáneamente con su arribo a la presidencia nacional del Frente Juvenil Revolucionario del tricolor, que lo haría diputado federal a la LIX Legislatura (2003-2006), de la que transitó a la Senaduría (LXI Legislatura federal 2006-2012), de donde retornó a San Lázaro en la LXII Legislatura, para entrar a su etapa culminante como gobernador del estado.
Una ejecutoria, pues, que acredita tres lustros de contacto con sus paisanos y conocimiento de la compleja problemática de la sociedad campechana. Campeche nuevo implica visión de largo alcance. No es casual entonces que al estructurar su equipo y plan de gobierno, Moreno Cárdenas haya solicitado al Congreso del Estado la creación de cuatro nuevas secretarías: De Energía, la principal, para rescatar el usufructo de la explotación de hidrocarburos ahora que se ha puesto a caballo la reforma energética peñista.
La de Planeación, para darle sentido orgánico a la Administración Pública y liberarla de improvisaciones sobre las rodillas. La de Trabajo, para imprimirle sentido social a la gestión gubernamental y la de Protección Civil, ahí donde el territorio campechano es vulnerable no sólo a los embates de la Naturaleza sino a los riesgos de la inseguridad industrial, según lo documentan trágicos episodios que han cobrado pérdidas materiales y vidas en la actividad petrolera.
Moreno Cárdenas no va al tanteo: Eso de gobernar no es para sacarse capacidades de la manga. El joven gobernador llega equipado por su experiencia partidista que, a nivel nacional, lo colocó en dos áreas estratégicas: Organización y Operación Política.
El sabio tuxpeño, don Jesús Reyes Heroles, solía incitar a los jóvenes: Hacer política, mucha política, a todas horas y en todo lugar. Y una advertencia: El elevador es para los viejos; para los jóvenes, la escalera, como metáfora del ascenso conforme escalafón y la meritocracia. Las mismas rutas que ha recorrido Moreno Cárdenas para ponerla al servicio de los campechanos, ante los cuales
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