UN TERRORÍFICO FANTASMA recorre en estos días Morelos: El fantasma del pánico. Todo a causa de la persecución contra el criminal de Estado Javier Duarte de Ochoa.
EN UNA GALERÍA de imágenes que tenemos a la vista, en repetidos encuentros de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) se ven acaramelados y sonrientes a los esféricos mandatarios de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, y el de Veracruz, Duarte de Ochoa.
No comparte el dúo, para nada, vocaciones federalistas ni el pan y la sal. El subconsciente los hermana en su inclinación a la rapiña. Dios los hace y ellos se juntan.
En otros registros hemerográficos, por separado, el priista veracruzano y el perredista tabasqueño coinciden en su pedestre adhesión al fáctico Pacto por México.
Será por eso que Duarte de Ochoa antes y todavía ahora Ramírez blasona de la protección de Los Pinos.
Un entremés para entrarle al tema de hoy, que no es un mero tópico: Es una constante en el quehacer de los políticos corruptos, cuya conducta prefigura un crimen de lesa democracia.
En el marco del proceso legislativo para establecer el Sistema Nacional Anticorrupción, curándose en salud los gobernadores priistas, el mencionado Duarte de Ochoa, de Veracruz; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, y César Duarte Jáquez, de Chihuahua, movieron a sus dóciles y bien engrasados congresos estatales para cubrir su retirada, dejando un fiscal anticorrupción a modo.
La descarada maniobra fue desmontada por un PRI puesto entre la espada y la pared en una operación en la que tuvo que intervenir la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos ministros declararon la inconstitucionalidad de los ordenamientos aprobados por las legislaturas estatales.
Ocurrido ese descalabro e iniciadas causas judiciales particularmente contra Duarte de Ochoa, el tabasqueño Ramírez siente que la lumbre le llega a los aparejos.
No es para menos: Entre los expedientes procesados en la revisión de Cuentas Públicas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados, el gobierno del estado de Morelos aparece en un listado cuyo contenido implica a varios gobernadores en irregularidades en el registro de la deuda pública.
Uno de los hallazgos de la ASF descubrió que gobiernos estatales remiten a la Secretaría de Hacienda un estado contable del endeudamiento, sólo para retirarlo una vez cumplido el trámite. Simulación, tipifica la ASF ese proceder.
Pues bien, en Morelos, el detonante de mecha corta lo activó el aparentemente inofensivo Partido Humanista, cuyo representante en el Congreso estatal, Jesús Escamilla denunció el desfalco de 81 millones de pesos urdido por el gobernador contra la Legislatura. Aleatoriamente, el dirigente del sindicato de trabadores legislativos, Jesús Román, se declaró en resistencia contra los despidos masivos ordenados por la Junta de Coordinación Política que, para resarcir las finanzas, se lleva entre las espuelas tanto a empleados de base como a de estructura.
Al respecto el diputado por el partido Movimiento Ciudadano. Jaime Álvarez admitió que el Congreso atraviesa por un déficit financiero, que ya no resiste una ampliación presupuestal de contingencia.
Se fragmenta y esteriliza la Legislatura
Lo que prendió la mecha, sin embargo, fue la acusación del diputado Escamilla contra el gobernador. Prendido con los dedos en la puerta, el tabasqueño Ramírez maquinó otras de sus típicas marranadas.
En un golpe legislativo urdido desde el despacho del dirigente estatal del PRD, Rodrigo Gayosso Cepeda, a consigna de Graco, se operó una fragmentación de la cámara, pretendiendo fabricar una mayoría amarilla ficticia.
Se indujo la deserción de un diputado del PAN, José Manuel Tablas Pimentel; otra del Verde Ecologista, Silvia Irra, y tercero del Partido del Trabajo, Edwin Brito, que se adhirieron a la bancada del PRD.
Por esa perversa maniobra, el PT queda fuera del recinto del Congreso, el PAN se queda con cuatro posiciones y el PRD crece a 12 curules, pero no le alcanza para mayoritear por si solo en una nómina de 30 diputados. La fracción parlamentaria del PRI ve los toros desde la barrera.
Lo obvio de la tiranía que vive Morelos, es la complacencia con la que la dirigencia nacional del PRD a cargo de Alejandra Barrales deja hacer a Ramírez, quien se sigue placeando como numero uno en la disputa por la candidatura presidencial amarilla para 2018.
Esa complicidad de Barrales con su correligionario tabasqueño contradice su solidaridad con los alcaldes veracruzanos, instalados en plan de víctimas porque el gobernador prófugo se agandalló de las participaciones que corresponden a los municipios. De lo que se colige que todo gira sobre el dinero, no sobre principios.
Es cuanto.
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