Hollande y la ilusión REGINO DÍAZ REDONDO
“Me alquilo para soñar…” Gabriel García Márquez (Cuentos peregrinos)
MADRID.- UN VIENTO FINO Y FUERTE SE ACERCA, imparable a Europa. Es fresco, renovador y trae consigo los anhelos de millones que ya no soportan el estrangulamiento financiero. Los ciudadanos gritan contra la opresión globalizadora y reclaman libertad ante el autoritarismo.
Llega el soplo que reanima la esperanza de cambiar métodos y prácticas de la Unión Europea, ahora medrosa, inequitativa, descontrolada e ineficiente.
Francois Hollande.
Desde allá lejos -no se sabe qué tan lejos- los auténticos europeístas han sido escuchados: más igualdad, menos pobreza, mayor respeto.
La Izquierda, por fin, se despereza, despierta, aunque sus políticos están en la oposición.
Tuvo que llegar el candidato Francois Hollande, en Francia, para conjuntar voluntades, alegrías e ilusiones.
Hace poco, los líderes de esta corriente se reunieron en París. Estuvieron juntos los líderes socialistas llegados de Alemania, Holanda y Bélgica. Antes, acudió en solitario el español Alfredo Pérez Rubalcaba.
Alfredo Pérez Ruvalcaba
Comenzó el diálogo de los que estuvieron callados durante la última década. Pusilánimes, sus derrotas los mandaron al hospital. A otros, al ostracismo. Ahora es el momento -siempre lo fue- de encontrar fórmulas para acceder a la dirección política del continente.
Se reconocieron las equivocaciones cometidas, los excesos, la desidia de unos y la apatía de otros; diéronse cuenta de la pasividad de muchos. Su alejamiento abrió la puerta a una derecha sin futuro pero dueña absoluta del presente.
La “santa alianza” de los conservadores, como la calificaron, debe terminar. Atravesemos el Sena, de una orilla a otra, por un puente frágil, artificial construido por la mafia financiera.
Marine Le Pen
Es tiempo de rectificar. El PSOE se divorció de las tesis progresistas y sus miembros, acobardados, fueron sometidos por la columna vertebral del inmovilismo.
La lumbre tuvo que llegarles a los aparejos para que se dieran cuenta que sus pregones nada tienen que ver con la auténtica democracia.
Hasta ahora, los socialistas españoles han sido simples marionetas al servicio, aunque lo nieguen, de un Estado de Derecho que no funge como tal.
Quizá, para beneficio de sus cuentas bancarias, mostraron un bajo perfil. Sus dirigentes asistían y aún asisten, a pocos actos tradicionales del partido. Pocos se salvan. ¿Algunos nombres de los que están a sueldo de empresas internacionales? Sería interminable la lista. Si acaso, citemos a un ex presidente del gobierno y a infinidad de ministros que pasaron a recibir jugosos sueldos de los que antaño fueron sus adversarios políticos.
Regresemos, pues, a las reuniones que sostienen los nuevos socialistas en la capital francesa. Allí se decidió que es “insoportable que Alemania y la derecha francesa sean los que mandan en la Unión Europea”.
Es cierto que el PP y sus partidos cómplices han hecho mal sus deberes pero, por lo visto, no tan mal como la gente del PSOE. Los primeros están cobijados por los Chicago-Boys y los brokers de Wall Street para poner al mundo patas arriba.
Por lo pronto, los socialistas se comprometieron a no apoyar el pacto fiscal de la UE porque perjudica a las naciones en situación económica precaria.
También, y a propuesta de Hollande, se estudia cómo cobrar más impuestos a quienes obtienen ganancias desorbitadas y él decide que, si llega a formar gobierno, cobraría intereses por las grandes transferencias internacionales.
De esta forma, las arcas del Banco Central recibirían miles de millones de euros adicionales.
A propósito, el presidente de Francia -para que vean la incongruencia- acaba de aplaudir que Grecia, en uno más de sus actos sorprendentes, acuerde levantar una valla para “evitar flujos máximos de indocumentados” procedentes de Turquía. Tendrá una longitud de 12 Km., a parte de la fosa de 120 kilómetros que la separa de la media luna roja. ¿Quién querrá en estos momentos trabajar en territorio griego?
Pero Sarkozy enseña su verdadera cara y está dispuesto a entrevistarse con Marine Le Pen si con ello obtuviese más votos. Los obtendrá en la segunda vuelta, aunque no los suficientes para ganar las elecciones.
Sin embargo, la imponderable troika tiene la última palabra.
A veces estremece la confusión de ideas que impera en los partidos políticos del continente. Los socialistas del Pasok griego, encabezados ahora por Venizelos, ministro de Economía y candidato a Premier, perderá las elecciones a favor de “Democracia Nacional” de derecha, que promete, paradójicamente, revisar impuestos para reducir el pago a los que menos tienen y suavizar varias medidas ordenadas por la UE como el injusto recorte a las pensiones.
En la agenda de Hollande estaría también exigir que se establezcan reglas caras para que el crecimiento continental y vetaría el programa de austeridad que cierra el camino al desarrollo y progreso de los países con problemas.
Mayo será el mes en que de las urnas saldrán los votos necesarios para el cambio deseado. De lo contrario, se apretarán más las tuercas en las cárceles ideológicas, se reforzarán las medidas de seguridad y la democracia será controlada por el más estricto sistema de vigilancia.
Aumentarán los alguaciles; se edificarán más centros de rehabilitación neoliberal y la agonía de la izquierda se prolongará en espera de una frágil recuperación en un horizonte perdido.
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