Emilio Botín, presidente del banco Santander.
Los empresarios
no se fían
REGINO DÍAZ
REDONDO
“No busqué fabricarme una torre
de marfi lejos de la furia y el ruido
de este mundo”. Thomas Wolfe (Una puerta que nunca encontré)
MADRID.- LA CARGADA de los empresarios por el temor a la “desestabilización”,
se resume en una frase lanzada por el PP:
“Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, y Bárcenas son ahora lo
mismo”, lo que demuestra el miedo que invade a la cúpula del gobierno puesto
que los únicos que alteran el orden y siembran la incertidumbre son ellos.
Luis Bárcenas, ex tesorero del PP.
Mariano Rajoy buscó hace unos días el abrigo de los
empresarios más importantes y les garantizó que con él en La Moncloa “la seguridad económica
de la nación está asegurada”.
Don Mariano, reiterativo como siempre, no hace ningún
bien y sí el ridículo porque es evidente que desea el amparo de la cúpula
empresarial para poder permanecer al frente del gobierno de este país.
El único dirigente que no asistió a esta junta fue Emilio
Botín, presidente del Banco Santander.
A los industriales les conviene manifestar al jefe del
gobierno su inquietud por la situación que impera y le pidieron que buscase la
forma para resolver los problemas que preocupan a las autoridades nacionales.
El sector privado quiere, con razón, de salvaguardar su
dinero y es evidente el tour de force que lanzaron contra Rajoy para exigirle
que acabe con la corrupción en la política y en las finanzas.
Lo que ellos saben es que el primer presunto acusado por
recibir dinero negro es el propio Mariano Rajoy, que aparece en los papeles de
Bárcenas como receptor de cantidades importantes en pesetas porque él mismo
está enterado de los tejemanejes que se están realizando.
Durante un paseo informal por los jardines de La Moncloa, Rajoy intentó
disipar dudas y aclarar algunos puntos oscuros de los que no tiene conocimiento
la ciudadanía. Todo indica que no fue claro, tampoco en esta ocasión, y que los
quince empresarios que lo acompañaron no salieron muy convencidos de las
explicaciones del presidente.
Pedro J. Ramirez (izquierda), director de El Mundo.
La preocupación del inquilino monclovita es cada vez mayor. Se le nota y se ve claramente en su
rostro. En la charla que tuvo aparece un Rajoy serio e inhibido en contraste
con las caras sonrientes de sus acompañantes.
Además de seriedad, Rajoy debería conocer el significado
de la palabra verdad.
No es posible mantenerse
callado frente a una sociedad que le está pidiendo a gritos que explique
quiénes son los responsables de la contabilidad B de su partido y cual es su
participación o su conocimiento de este asunto.
No sólo a él le afecta el
silencio, que es ya insoportable, sino que se expande por el resto de sus
ministros que no saben ya cómo paliar las respuestas a los continuos
descubrimientos que se hacen sobre las personas que recibieron sobres en negro
llenos de billetes para autorizar urbanizaciones prohibidas hasta ese momento.
El presidente del gobierno no puede ponerle coto a la
corrupción porque forma parte de ella. Ya nadie lo duda, es tan evidente que
hasta los que aún lo defienden están perdiendo argumentos y los pocos que
existían han sido manejados y se repiten sin cesar.
El arsenal de armas que tienen en su poder los que han
denunciado cotidianamente las arbitrariedades y latrocinios cometidos por una
parte de los líderes populares, no cesa. Todos los días aparecen datos nuevos
en que se manifiesta que la corrupción alcanzó niveles insospechables y que
nunca ha habido tal nivel de fraudes como ahora.
El país se estremece pero aun permanece callado en su
mayoría. Las estructuras sociales son las que sufren deterioro continuo y están
resquebrajándose con el beneplácito de los culpables con la angustia y ansiedad
de la mayoría de los españoles afectados por el mal gobierno.
Mariano Rajoy, presidente del gobierno español
Basta señalar que Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, acaba
de poner en aprietos a la presidenta de Castilla la Mancha, María Dolores de
Cospedal, a quien se le atribuye la decisión de que el PP de esa región
recibiese 200,000 euros para su campaña electoral de parte de los empresarios
Mir y del Rivero. El documento en donde aparece la firma del gerente de dicha
institución en la que respalda el ingreso de dicha cantidad, se ha esfumado.
El dinero no aparece; no ha sido declarado a Hacienda y doña
María Dolores dice que debió haber sido empleado para otros fines porque ella
es inocente de todo pecado.
La posible moción de censura que presentará en septiembre
el PSOE ni tendrá mayores consecuencias prácticas porque el PP tiene mayoría
absoluta en el parlamento y no prosperará..
Eso sí, originara más inquietud en el ámbito nacional y
precipitará una ruptura de muchas instituciones que tendrán que renovarse sobre
la marcha porque de lo contrario nos quedaremos en ayunas y podrían dejar de
funcionar las más importantes y necesarias para el devenir de España.
A la expectativa están muchos advenedizos que piensan
obtener beneficios del grave momento en que vivimos. Esperemos que la sensatez
llegue de parte de la gente capaz y pensante.
Habla mucho Mariano Rajoy de que no acepta chantajes. Qué
simpático, don Mariano. Si hay chantaje es porque existe alguna persona que
puede ser chantajeada. Entonces, mida usted sus palabras y no se enrede con
ellas.
Ya trasciende que hubo amenazas a periodistas que están
dando la cara en diarios impresos y digitales.
También a aquellos que desvelan el mal olor por
televisión. Hay que tener cuidado con lo que se hace y mucho menos no perder la
cabeza en cosas tan importantes.
En el carrusel de la trama vuelven a aparecer los nombres
de Francisco Álvarez Cascos y Pedro Arriola, el primero ministro con Aznar.
Ambos, se lee en los papeles que Bárcenas reconoció como suyos, escritos por él
en diferentes épocas, los menciona como receptores de dinero B, lo que ya es
una costumbre en la política española.
El efectivo recibido por los políticos para conceder
favores a empresarios de la construcción asciende a 8 millones 300 mil euros, cantidad que aumenta a medida que pasan
las semanas.
Ya tienen bastante los populares con las acusaciones que
recibe en el ámbito nacional pero ahora los principales diarios del mundo: New
York Times, Washington Post, Le Monde, The Economist, The
Guardian, Financial Times, etcétera… llevan en sus primeras páginas el
asunto de la corrupción y ponen a Rajoy de punta en blanco.
Igualmente, han comenzado a tomar nota los bancos
internacionales. Cuidado, esto es peligrosísimo porque nadie duda que lo hayan
hecho desde el principio pero pocos creían que las investigaciones de sus
dirigentes salieran a relucir.
Tal cosa significa que la gravedad de este asunto ha
alcanzado dimensiones inusitadas y que, irremediablemente, tiene que haber
responsables que sean culpables de tamañas atrocidades.
La lumbre nos llegó a los aparejos y el miedo aumenta en
la sociedad. Todo tiene un fin y si Rajoy se aferra a su silla lo pueden sacar
a empellones.
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