Padre orgulloso
Un vasco está bebiendo en un
bar de Vigo. Recibe una llamada en su móvil. Descuelga, sonríe de oreja a oreja
y ordena una ronda de bebidas para todo el mundo en el bar porque, anuncia, su
mujer ha tenido un típico bebé vasco con un peso al nacer de 11 kilos. Nadie
puede creer que un recién nacido pueda pesar 11 kilos pero el vasco se encoge
de hombros. “Es la media en Euskadi,
tíos. Y el mío es un típico bebé vasco.” Las felicitaciones le llueven y se
oyen muchas exclamaciones de “¡Guau!” Dos semanas más tarde, el vasco vuelve al
bar.
Once kilos, la media vasca
El camarero le dice: “Es usted el padre del típico bebé vasco que pesó 11
kilos al nacer, ¿no? Todo el mundo ha estado haciendo apuestas sobre cuán
grande sería en dos semanas. Le íbamos a llamar. Díganos, ¿cuánto pesa ahora?”
El orgulloso padre responde: “Ocho kilos.”
El camarero replica, confundido: “¿Pero qué ha sucedido? El bebé ya pesaba 11
kilos el día que nació.” El padre sorbe pausadamente un sorbo de su botella de
Keler, se seca los labios en la manga, se inclina hacia el camarero y
tranquilamente le explica: “Lo hemos
circuncidado.”
Coyotes
y carniceros
“Poco más se
necesita para llevar a un país de la barbarie más honda al máximo estado de
desarrollo, que paz, impuestos bajos y una tolerable administración de
justicia, y todo lo demás se dará automáticamente por el curso natural de las
cosas.” Así dijo Adam Smith en La Riqueza de las Naciones hacia 1860. Por
supuesto, esa perspectiva ultraliberal tiene poco eco en los EU de hoy. De
hecho, esta visión de laissez-faire quintaesencial tiene poco eco en
todas partes, salvo en unas pocas publicaciones financieras marginales. En vez
de ello, la elite política de EU conspira con la burguesía de Wall Street para
llevar al país, del más alto grado de riqueza, al abismo más hondo de la
barbarie. El proceso comenzó inocentemente bajo la excusa de ‘administración de la crisis’, mediante
la cual la elite política proveyó y prevee a la burguesía de Wall Street de
garantías y rescates multi trillonarios.
Tumba de Adam Smith
El proletariado aplaudió esas
‘remedios’ bizarros y contraintuitivos como si de veras esos ‘remedios’
tuvieran poderes curativos. En otras palabras, el proletariado cree que los
burócratas y políticos, obedeciendo los egoístas mandatos de funcionarios
corporativos de finanzas, pueden exprimir dinero del erario para beneficio de
las masas. Por favor no nos incluyan en ese embeleco. Los burócratas y los
políticos carecen de las habilidades necesarias; los burgueses de Wall Street
carecen de la moralidad indispensable.
Adam Smith
Como de una reunión entre coyotes y
carniceros, nada bueno puede salir de los enjuagues entre Washington y Wall
Street. Si el carnicero sugiere convertir en comida a todas las demás especies,
los coyotes simplemente gruñirán y aullarán su aprobación. Claro que sería
mejor que los coyotes y los carniceros no conspiraran contra el resto de
nosotros, pero no tiene caso quejarse: Simplemente queremos entender qué está
pasando.” Por eso, conviene saber quiénes son los coyotes y quiénes son los
carniceros… y no confundirlos con benefactores.
Matemático
Un tipo y una mujer se conocen
en un bar. Después de dos copas, ella le pregunta: “¿Qué edad crees que tengo?”
Él se le queda mirando y responde: “Por la mirada, menos de 25 años. Por tu piel,
unos 20. Por ese cuerpo, 18.”
“¡Madre mía! Tú sí que sabes seducir a una mujer.” Pero entonces ella ve que él
frunce el ceño y le pregunta: “¿Qué piensas?” El responde, muy pensativo: “Estoy sumando.”
La mujer según edades...
Hueconomía
Viernes a las 2
de la tarde pasa por canal 40
mi capsulita de brujería apantallatarugos, errrrrrrr,
macroeconomía científica. Quizá quieras verla; a veces se me escapan ideas más
o menos útiles, ciertamente exóticas para la absurda concepción económica al
uso, y tan simples que las puede entender cualquiera, menos doctorados en
economía.
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