Trágicos saldos del neoliberalismo mutante
Sociedad fluctuante, le llamaron algunos historiadores a aquella que vivió el medio siglo entre el movimiento de insurgencia y la promulgación de la Constitución liberal de 1857, cuya vigencia se institucionalizó propiamente con el fusilamiento del emperador Maximiliano I (junio de 1867) y la restauración de la República.
Aunque el clásico dejó dicho que la historia se produce una vez como tragedia y se reproduce como farsa, no creemos incurrir en un despropósito periodístico si ensayamos la siguiente extrapolación:
Del periodo entre el Primer Congreso de Anáhuac/ de Chilpancingo (1813), donde Morelos proclamó Los sentimientos de la Nación, o, si se prefiere, del Congreso de Apatzingán (1814, que expidió la Constitución conocida con el mismo nombre, que rigió en territorios ocupados por los insurgentes), a la promulgación de las Leyes de Reforma.
El más controversial de esos ordenamientos jurídicos, la Ley Lerdo (Miguel Lerdo de Tejada) bajo el rubro de Ley de Desamortización de Fincas Rústicas y Urbanas de Corporaciones Civiles y Eclesiásticas (1856).
(La acotación obligada consiste en recordar que, el 22 de octubre de 1981, aniversario de la Constitución de Apatzingán -que este año cumple el bicentenario-, el candidato presidencial del PRI, Miguel de la Madrid quiso arrancar su campaña precisamente en Apatzingán, para rendir tributo a la memoria de aquel Congreso constituyente. De la Madrid recorrió el territorio nacional a bordo del autobús “Morelos”. El año siguiente sentó sus reales la era neoliberal.)
Desamortizaron bienes, no las conciencias del anti México
El intento de observancia de aquel cuerpo de leyes iniciado en 1856 dio pie a la Guerra de tres años o Guerra de la Reforma (diciembre de 1857-enero de 1861), que se definió con el triunfo del Partido Liberal sobre el Conservador, del cual se desprendió el segmento monárquico, con participación clerical, que buscó un príncipe europeo para gobernar México.
De la historia de ese periodo, hemos leído en don Justo Sierra Méndez (Juárez, su obra y su tiempo) que la Ley Lerdologró la desamortización de los bienes de la Iglesia católica, pero no logró desamortizar las conciencias del anti México.
La nueva acumulación por desposesión
Entrando en materia de esta entrega, situémonos en el septiembre mexicano, mes que marcó a fuego la historia latinoamericana del siglo XIX, porque este precedente encendió las luchas de Independencia nacional respecto de los viejos y vastos dominios españoles.
Por conmovedora coincidencia, estamos pergeñando estas cuartillas el 26 de septiembre, cuando a algunos metros de nuestra mesa de trabajo escuchamos la Conferencia Internacional de Apoyo al Estado Nacional y Soberano de Borinken (Puerto Rico) y a su Gobierno Provisional.
En la hora actual, los pueblos América Latina padecen lo que los estudiosos denominan neoliberalismo mutante, del que describen forman híbridas y más complejas para enmascarar la acumulación por desposesión; esto es, la explotación de la Naturaleza en territorios “comprometidos, y/o hipotecados u ocupados” para la aceleración de actividades extractivistas, orientadas preferentemente a la explotación de los recursos del subsuelo (minerales e hidrocarburos).
Entre los primeros países que han relajado su régimen jurídico para favorecer el funcionamiento del “neoliberalismo mutante” -por supuesto, para satisfacer la codicia de los corporativos trasnacionales-, los investigadores colocan a Colombia, Perú y México; le siguen los que aún exhiben marbete de “progresistas”: Ecuador, Bolivia y Venezuela.
Con la expresión Sociedad fluctuante iniciamos esta entrega. La definiríamos ahora como una sociedad colocada en el péndulo entre el populismo -que no se acaba de ir- y el neoliberalismo mutante -que aún no acaba de implantarse.
Las brillosas medallas de Euromoney
Consorcios internacionales de la comunicación sobre temas del gran dinero, como los británicos The Financial Times y The Economist, que inicialmente se sumaron a los masajes al ego a mexicanos selectos, en las últimas semanas, después de las 11 reformas transformadoras, han planteado ciertas reservas sobre la consecución de sus fines. Incluso, en algunos análisis han equiparado al gobierno de México con San Judas Tadeo, el patrón de las causas perdidas.
Pero el también londinense y global Euromoney Institutional Investor (fundado en 1969) mantiene aún su fe en el éxito de las reformas neoliberales mexicanas.
Subrayemos un dato para caracterizar a ese corporativo trasnacional, cuya misión es certificar para legitimar el funcionamiento bancario global, el mercado de capitales, incluyendo deuda y capital. Nosotros, los neófitos, aventuramos que, en el sistema global, la deuda se construye con la alegre y abundante emisión de papeles privados o gubernamentales; los más socorridos, son los bonos de deuda a la usanza occidental.
Pues bien. En 2004, Euromoney editó todo un tratado para reconocer instrumentos de deuda denominados sukuk (técnicamente, un contrato financiero; en la práctica, un pagaré islámico) para las economías del Oriente Medio. Se trata de una ingeniosa mascarada para eludir los mandatos religiosos de la Sharia, que prohíben la usura (intereses sobre deuda) y la especulación. Euromoney ha ideado una sinuosa triangulación para colocar los esos pagarés islámicosen los mercados de capitales sin que sus operadores corran el riesgo de ser penalizados.
Euromoney estimula anualmente a los tecnócratas neoliberales bien portados con el Premio a la Excelencia, que tiene dos categorías: Al Banquero Central del año, que recientemente entregó al gobernador del Banco de México, Agustín Cartens Cartens; y al Ministro de Finanzas del año, que acaba de asignar al secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.
Queden como constancia esas perlas y vamos a nuestra circunstancia nacional, que deambula entre maravillosas expectativas y la terca realidad. Y la terca realidad nos remite a los siguientes datos:
Memoria del PIB y del producto per cápita
- La era del viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI) se inauguró en el mandato de Miguel Alemán Valdés con el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a razón de 5.78 por ciento como promedio anual. Con Adolfo El viejo Ruiz Cortines tuvimos una tasa anual de 6.42. Con Adolfo El joven López Mateos, 6.73. Con Gustavo Díaz Ordaz, 6.75. Con Luis Echeverría, 6.16. Con José López Portillo, 6.51 por ciento anual. Aquí se cortó el ciclo de crecimiento.
- La era del PRI neoliberal arrancó en el sexenio de Miguel de la Madrid con un promedio de crecimiento de la economía a razón de 0.18 por ciento anual; con Carlos Salinas de Gortari, 3.91 y con Ernesto Zedillo Ponce de León -a contrapelo del maquinado error de diciembre- 3.39. La temporada azul, con Vicente Fox, quien había prometido en campaña 7 por ciento anual, apenas dio para un magro 2.03 por ciento y con Felipe Calderón, 2.04 por ciento.
- La raíz de la crisis humanitaria mexicana se hinca en comportamiento del PIB per cápita, que se mide por los tecnócratas promediando el ingreso de Carlos Slim Helú y el del más humilde de los indígenas mexicanos, sin ingreso. En el mismo orden sexenal sucesivo: Crecimiento de 18.02 por ciento; 20.49, 18.38, 21.21, 21.56, 23.49, 16.20, 24.36 por ciento (el histórico más alto con López Portillo). Con De la Madrid, menos 10.07 por ciento. Se reanima con Salinas de Gortari en 12.42 por ciento (para efectos prácticos, una recuperación de poco más de 2 por ciento). Zedillo da 11.18, Fox, 4.4, y Calderón apenas 2.02 por ciento.
El castigo a las remuneraciones al Trabajo
- De ingreso estamos hablando. Ya en el sexenio de Salinas de Gortari, el Banco de México -considerando el costo laboral como principal detonante de la inflación- impuso los topes salariales. En el sexenio de Zedillo, a iniciativa de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) la Confederación de Trabajadores de México aceptó transitar hacia una Nueva cultura laboral e indexar a la productividad de la mano de obra el incremento salarial. La productividad ha crecido; los salarios se han estancado, cuando no, retrocedido. En un reporte de 2013, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reconoce que el crecimiento de las remuneraciones al Trabajo ha sido de apenas 0.57 en la última década. De ello sigue que la participación de los salarios (incluyendo prestaciones en dinero y en especie) en el PIB, que todavía en 2003 alcanzaba 30.8 por ciento, en 2012 se haya desplomado a 27.2 por ciento. Como causa, se indica que, si bien la generación de empleos ha crecido según estadística oficial 3.03 por ciento anual, no ocurre lo mismo con las remuneraciones, que siguen siendo precarias.
- A mediados de septiembre pasado, el propio Inegi, con datos del Sistema de Cuentas Nacionales, reporta que a 2013 las ganancias empresariales sumaron un monto de 10 billones 935 mil 576 millones de pesos, el mayor alcance en los últimos 10 años, con dos gobiernos del PAN y los primeros meses del retorno del PRI.
- Recientemente, en entrevista con La Jornada, Daniel E. Nolle, economista principal de la Oficina de Control de Moneda del Departamento del Tesoro (USA), advirtió que merece debate público la alta concentración de capital extranjero en la propiedad del sistema bancario mexicano. Una dimensión extraordinaria, según el experto, que calculó en 70 por ciento la propiedad de la tenencia accionaria en manos de firmas foráneas. Ese fenómeno, no augura nada bueno para los requerimientos de crédito a las empresas.
La deuda pública puede alcanzar 49 por ciento del PIB
- La Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Banco de México emitieron estadísticas coincidentes que revelan que la cartera vencida de empresas y personas que utilizan crédito de la banca comercial, acumuló en julio pasado la suma de 100 mil 708 millones de pesos, 10 por ciento más que en julio de 2013. Generalmente, se trata de créditos al consumo.
- Al analizar el paquete económico para 2015, presentado en septiembre por el Ejecutivo ante el Congreso de la Unión, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria previno que la deuda acumulada y la que se contrate en lo sucesivo eventualmente llegará a 49 por ciento del PIB. (La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de la que México es parte, aconseja un techo manejable de no más de 37 por ciento.)
- Y la mermelada en el merengue: Los anexos del II Informe de Gobierno entregados a la Cámara de Diputados el 1 de septiembre, revelan que, mientras en 2013 la Inversión Extranjera Directa (IED) alcanzó 39 mil 171 millones de dólares, a junio de 2014 (primer semestre) sólo reportó 9 mil 732 millones de dólares. De hecho, este mínimo registro se constituyó con ocho mil 570 millones de reinversión de ganancias y sólo con dos mil 177 millones de dólares en cuentas nuevas. Si no estamos equivocados, ese rubro se refiere a inversión en sectores productivos. De lo que se deriva otro dato, no precisamente accesorio: La inversión en cartera o portafolio (en el mercado especulativo, pues) alcanzó en cambio en el mismo periodo 33 mil 397 millones de dólares. Los técnicos le llaman a éstos, al avisar sobre riesgos, capitales volátiles.
- Lo sorprendente de la mayoría de esos datos, es que están documentados en una temporada en que se han procesado y promulgado las 11 reformas transformadoras. Mientras que no estén ejecutadas a plenitud y se reflejen en resultados tangibles, como decía el ranchero: No te arriendo las ganancias. Y es que los inversionistas extranjeros no son exactamente hermanas de la caridad. Es cuanto.
More articles by this author
|