El 15 de agosto de 1944, en un evento pleno de simbolismos, las fuerzas aliadas (precedidas por una feroz embestida interna de la Resistencia francesa, gaullista y comunista, más huelgas masivas de la población trabajadora) entraron en París, recuperándola del ejército nazi de ocupación. Se le llamó la “Liberación de París”.
El mes pasado se cumplieron 71 años.
Ese día, martes, el señor Lascaux, gerente de la compañía “Cementos Veracruz”, llegó eufórico a la oficina de la empresa en la ciudad de México y muy entusiasmado dio el día libre a todos los empleados.
Un joven empleado, contador de 27 años, se preguntó qué iba a hacer con ese asueto inesperado a mitad de semana, y decidió ir a rondar la casa de una muchacha que había conocido días antes en casa de unas amistades, y que le había gustado, “a ver si la veía”.
Ese día, la joven, todavía de 26 años, se había citado con un pretendiente, dentista de origen catalán, para ir a misa de 12 en la Parroquia de la Divina Providencia de la calle Quintana Roo, a algunas cuadras de distancia.
Sabedor del carácter hiper celoso del padre de la joven, el pretendiente debía esperarla en la esquina de la casa de ella en la colonia Roma Sur.
Como una hora antes de la cita, la hermana menor de la joven le dijo: “¿Ya viste quién está esperando allá enfrente y viendo fijamente para acá?” “¿Ya llegó tan temprano?” “Asómate.”
La joven se asomó a la ventana de su recámara, en el segundo piso de su casa en Coatepec y Bajío, y murmuró al identificar al joven recargado en la pared que había conocido días antes y que no era el pretendiente de la cita: “Mmm, tendré que saludarlo al pasar pero ya quedé con el otro.”
Eso es lo que habría ocurrido y el joven, siempre terco en sus decisiones, nunca más se habría vuelto a acercar a ella. Pero el destino decidió que el dentista no se apareciera y la joven, quien nunca se ha amilanado ante nada, murmuró: “Pues ahora me voy con éste.”
Y así fue. Bajó a la banqueta y se dejó acompañar a la iglesia. En el pausado trayecto a pie de ida y vuelta, como es habitual en tales circunstancias, hablaron de todo y de nada, con suma formalidad según se usaba entonces, y luego se detuvieron para comer un helado en un establecimiento de moda. Del dentista catalán no se supo más; ojalá haya tenido una larga y dichosa existencia.
A las pocas semanas el joven y la joven ya eran novios.
Y aunque ambos habían decidido antes, cada quien por su lado, que iban a permanecer solteros el resto de su vida, se casaron tres años después, el 13 de diciembre de 1947, y fueron felices para siempre.
Esos jóvenes eran Guillermo y María del Carmen, mis padres. Guillermo murió en 2009 y María del Carmen está cumpliendo 98.
Oooooommmmm
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.
Hueconomía
Los viernes a las 1:58 de la tarde pasa por canal 40 mi capsulita de brujería apantallatarugos, errrrrrrr, macroeconomía científica. Es economía como si la gente importara. Quizá quieras verla; a veces se me escapan ideas más o menos útiles, ciertamente exóticas para la absurda concepción económica al uso, y tan simples que las puede entender cualquiera menos doctorados en economía de Yale o Harvard como Stanley Fischer, Janet Yellen, Larry Summers, Paul Krugman, Thomas Picketty, Joseph Stiglitz y despistados conexos.
Es economía como si la gente importara, algo que los economistas olvidaron hace décadas. Ahora creen que esa disciplina inicial y esencialmente humana (social y hasta moral) misteriosamente se volvió una descafeinada rama de las matemáticas a modo.
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