El de Calderón, gobierno necrófago
ALFREDO PADILLA PENILLA
Vaya manera de divertirse de Felipe Calderón, jugando con nuestra historia, al trasladar los retos de los héroes nacionales del monumento del Ángel de la Independencia al Castillo de Chapultepec, para llevarlos posteriormente a Palacio Nacional.
Es una manera estúpida de jugar con lo auténticos valores mexicanos que nos dieron patria, para abstraerse de su grave responsabilidad de gobernante de México. Por lo visto, la Presidencia de la República es un juguete en sus manos.
¿Qué otra ocurrencia tendrá con nuestra historia y con el destino nacional?
Mientras tanto, México se debate en la peor crisis moral, económica y política, que merece toda la atención y esfuerzo de nuestro pueblo y gobernantes, para superarla.
Allí están el estrepitoso derrumbe económico, la lacra del narcotráfico, miseria y debacle moral como jamás había acontecido en nuestro acontecer nacional.
Aprendiz de brujo
Pero calderoncito prefiere deambular, a placer, por todo el mundo, con sus consiguientes ceremonias solemnes y discursos, para así halagar su propio yo, sintiéndose importante, como en el relato de la Cenicienta: “Espejito, espejito ¿quién es la más bonita?”. Es la manera tratar de superar su complejo de inferioridad como ser humano y gobernante.
Desde luego, este hombrecito no da más. Se encuentra envuelto permanentemente en cápsula publicitaria. Figurar diariamente en la televisión, en el radio, en los medios impresos. Tal es su prioritario destino.
Tan es así, que el gasto realizado por la Presidencia de la República en medios de comunicación se disparó en este año en 39 por ciento, respecto a 2009: Hasta cinco mil 152 millones de pesos. En 2009 fue de 3 mil 70 millones de pesos, lo cual equivale a la cuarta parte presupuestal de la Universidad Nacional Autónoma de México, que atiende a un cuarto de millón de alumnos y genera más del 50 por ciento de investigación científica de nuestro país.
Y todo por darse ínfulas publicitarias, mientras el país se derrumba. Por ello, Calderón se entretiene trasladando los restos mortuorios de los caudillos Insurgentes: Miguel Hidalgo, Ignacio allende, Juan Aldama, José María Morelos y Pavón, Mariano Matamoros, Francisco Javier Mina, Mariano Jiménez, Leona Vicario, Andrés Quintana Roo, Nicolás Bravo Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero.
Y así, a raíz de esta decisión, se toma la foto para demostrar que él sí las puede. ¿Tenia caso llegar a este extremo para ungirse como un falso impulsor nacionalista?.
Breve historia
Los restos de los héroes nacionales fueron ubicados primero en la Catedral Metropolitana, desde luego el lugar menos indicado para ello, puesto que miembros del clero se opusieron al movimiento Independentista que encabezó Miguel Hidalgo y Costilla en la madrugada del 16 de septiembre de 1810.
Por ello fue que le Presidente de México Plutarco Elías Calles ordenó el traslado de los restos que posaban en la catedral Metropolitana, al sepulcro laico del Ángelo de la Independencia que, por cierto ya es un símbolo patrio reconocido nacional y mundialmente por su belleza y simbolismo, en donde frecuentemente se celebran triunfos deportivo y de otra índole.
Por tanto, Calderoncito cometió craso error al cometer ese dislate histórico.
¿A quien consultó nuestro ínclito Presidente para realizar ese traslado que ha causado repudio generalizado?
¿Acaso quería inmortalizarse al ordenar tan estridente cambio?
Examen de historia
Ante ésta y otras absurdas disposiciones de los gobernantes cabe hacerse la siguiente reflexión:
Que a los aspirantes a cualquier puesto público se les haga previamente un examen sobre historia de México.
¡Pobre de México, tan cerca de Calderón y tan lejos de nuestra realidad histórica!.
More articles by this author
|