Tierra Caliente: Avalancha Sobre Peña Nieto
Entre la nevada Montaña Mágica de Davos, Suiza, descrita por la magistral pluma de Thomas
Mann en su clásica novela, apareció hace unos días -para sorpresa y desilusión
de muchos neoliberales-, el ruidoso fantasma de Michoacán con sus miles de autodefensas armadas y la virtual guerra
en Tierra Caliente como un despertador baño de agua fría a la oferta del
gobierno del señor Peña Nieto del petróleo mexicano a la avidez de las empresas
trasnacionales del ramo, para que de una vez lo saqueen.
Atentos como voraz
concentración de tigres al acecho de presas silvestres, los potenciales
beneficiarios y los promotores criollos de la intentona de rapiñar los ricos y codiciados veneros petrolíferos de México sufrieron
casi el infarto cuando, esa semana, la verdad flotó y, sin la autocensura
totonaca, tomó un vigor inesperado en el
Foro Económico Mundial de Davos.
Ocurrió este incidente en
una helada mañana de Los Alpes que, por el momento y quién sabe hasta dónde
alcance el efecto, congeló los planes del señor Peña Nieto y sus cortesanos y
socios en el sinuoso y criticado viaje de la desnacionalización petrolera
mientras persista la imparable violencia del crimen organizado, los choques armados
con los grupos de autodefensas y la
inseguridad que mantiene a la sociedad del país al borde de la desesperación.
Davos
Quizá pensaban los jilgueros
del gobierno que por aquellas montañas nevadas ignoraban la realidad de México
y conocían sólo la manipulada versión de la prensa cooptada y afín que, desde
el retorno del nuevo PRI a Los Pinos,
ha venido ocultando la información sobre la violencia en territorio nacional,
un saldo de miles de asesinatos, secuestros, extorsiones, desaparecidos y otros
delitos, con un ingrediente igual o más explosivo: Los grupos de civiles
alzados en armas para suplir la ausencia o vacío o complicidad de las
autoridades, una bola de nieve que rueda ya por muchas regiones y amenaza con
desbocarse e incendiarlas como la Tierra
Caliente ante la mirada impotente del gobierno.
Peña Nieto fue, de seguro,
el primero de los sorprendidos cuando, un poquito después de contar su historia
de las maravillosas reformas
estructurales y el paraíso que ahora es México para atraer
montañas de dólares de inversión que (creen los neoliberales nativos) saque de
pobres a más de la mitad de la población, un manotazo tiró por los suelos su
cuidada y celosa presentación que sus cortesanos esperaban con golosa ilusión,
como el avaro Shilok, el personaje de El
Mercader de Venecia, de Shakespeare, con su imaginario cuchillo en mano a
la caza del corazón del mercader Antonio.
Cubetazo de agua fría
Ni las bondades de la reforma
energética cacareada en la Montana
Mágica por los señores Peña Nieto, Luis Videgaray y Emilio Lozoya, con bombo
y platillo y fanfarrias, ni las oportunistas y poco benéficas declaraciones a
modo por aquellos rumbos de los infumables Ernesto Zedillo y Felipe Calderón -ambos
mediocres y lesivos presidentes- pudieron jalar la interesada vista del capital
mundial hacia México, aunque apostaban que, nada más tuvieran oportunidad de
enterarse de “lo bien que estamos”, vendrían corriendo con sus fortunas a
invertirlas para sanear la asfixiante crisis de los últimos 30 años, la ruina
económica creada por los gobiernos del PRI y el PAN con sus presidentes al
servicio del neoliberalismo impuesto por el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial, capitaneados por los intereses de las potencias económicas,
lideradas por los Estados Unidos.
Davos, Suiza.
Al final del periplo sus caras de luto daban rienda suelta a la especulación de los analistas políticos oficialistas y librepensadores, con coincidencias. Hasta los más optimistas fieles a la cruzada por desnacionalizar el petróleo y creyentes de que México alcanzará la riqueza con el ariete de la inversión extranjera -como si los capitales transnacionales fueran almas de la caridad y vivieran al pendiente de donde hubiera hambre y pobreza y desigualdad para llegar en plan justiciero al rescate, estilo Robin Hood-, e inclusive aquellos analistas políticosorgánicos y amanuenses del nuevo PRI, debieron conformarse y reconocer como un fracaso la soñada comparecencia del señor Peña Nieto en el Foro de Davos, allí donde su presidente y fundador, Klaus Shwab, ante un auditorio que el conferencista no pudo llenar, entre sus curiosidades sacó de la manga como sorprendente mago de fantasía dos de sus cuatro preguntas sobre la violencia en territorio nacional, la inseguridad y los autodefensas de Michoacán y otras latitudes, ya famosos a nivel mundial y preocupantes también para los dueños del dinero.
Más males para los mexicanos
Uno supone que a los
pajecitos del gobierno y la prensa domesticada por los intereses, esta vez les
faltaba el aliento en aquel crucial momento de los Alpes Suizos, una bocanada
de aire fresco para respirar por encima de dos indiscretas preguntas de Klaus
Shwad que, para esos oídos delicados, semejaban un alud o acaso mejor una
avalancha sobre las esperanzas del neoliberalismo criollo que, espoleado por el
gran capital, gobierna estos pueblos tercermundistas atrapados en la
ignorancia, la pobreza y la sumisión.
Poco valió que los ricos
convocados en Davos supieran que Sabritas-Pepsi
y Nestlé invertirán más de seis
tres mil millones de dólares en los próximos años para la producción y venta de
más alimento chatarra con que atentarán más aún contra la salud de los
mexicanos para consolidarlos como la
sociedad más obesa y enferma de diabetes, hipertensión y otros males. ¿Dónde
quedaría hoy el espejismo embaucador del gobierno de bajar los precios de la luz
y del gas con la varita de la reforma energética?
¿A quién pueden convencer
los juglares del gobierno con sus
cifras maquilladas sobre la violenta situación del país, si los acuciosos
seguimientos de medios independientes como el semanario Zeta y otras publicaciones desobedientes a las consignas del poder
para que maticen los partes de la guerra
no declarada, han dado cuenta que la contabilidad oficial suma (o
resta) sólo la mitad de los hechos cruentos que tienen en vilo a todos los
sectores y en la desconfianza a los empresarios nacionales y extranjeros,
muchos de los cuales han padecido las atrocidades de la inseguridad?
Thomas Mann.
Y para acabarla de amolar,
la reciente ausencia o escapada del asesor presidencial para asuntos de
seguridad, el general colombiano Oscar Naranjo, deja más indefensos y en la
orfandad a los mexicanos quienes todavía siguen esperándolo para que, al cabo
de 90 días, como lo prometió en 2012, termine con los malos de esta película de
terror.
La apuesta del señor Peña
Nieto y su grupo de salvar a los mexicanos con la fabulosa y original idea-estrategia de inundar al país con
capitales foráneos, que vendrían a suplir los planes con recursos e imaginación
propios, si tuvieran, pocos creen que la ganará entre el fragor de la metralla
del crimen organizado y los autodefensas
y la pasiva y complaciente actitud del gobierno que, hasta ahora, ha sido un
simple espectador en el guerrear de Michoacán y otros estados donde grupos de
la sociedad han empuñado las armas para hacer el trabajo de la autoridad: Potegerse
y combatir a la delincuencia organizada que se confunde con las policías y
burocracias corruptas, sean de la Tierra
Caliente o Ecatepec u otro punto de
México, para el caso es el mismo.
Bajo la avalancha de la Montaña Mágica atraída por el fantasma
de Michoacán y sus autodefensas en
pie de guerra, la reforma energética esperará
otros tiempos de difícil acceso: Pacificar a México al precio de erradicar la
connivencia entre el crimen organizado y las autoridades.
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